(Minghui.org) Ocho policías vinieron a mi casa el 28 de julio de 2015. Ingresaron a mi habitación, me amarraron a la cama y saquearon mi casa.

Se negaron a responder cuando les dije que estaban infringiendo la ley. Cuando descubrieron algunos volantes y DVDs de Falun Gong los arrojaron al suelo.

“¿Sabes por qué estamos aquí?”, exigió un oficial. “Usted envió por correo una denuncia penal, ¿no es así? ¡Por eso estamos aquí!”, y me arrestaron.

“No es más que un pedazo de carne en una tabla”

Me ataron a una silla de hierro en la comisaría. Me exigieron que firmara un interrogatorio y me negué.

“Usted presentó una falsa acusación contra nuestro ex líder. Debe firmar esto”, dijeron.

Me mostraron mi acusación y me preguntaron si yo la había redactado.

“Si, yo la redacté”, dije. “Jiang Zemin ha perseguido a tanta gente buena y es responsable del crimen de sustracción de órganos a practicantes vivos de Falun Gong. Lo que están haciendo es contra la ley. El gobierno ha dicho que cada caso sería analizado”.

“No me importa lo que diga”, respondió un policía. “Aquí usted no es más que un pedazo de carne en una tabla. Firme el papel ahora o le rompo los dedos”.

Luego de un chequeo físico en el Hospital Central, la policía me llevó a un centro de detención. En el camino envié pensamientos rectos para que el centro no me acepte.

Así fue. A los 30 minutos de haber llegado estos pensamientos surtieron efecto. “No aceptamos a nadie que haya entablado una demanda contra Jiang Zemin”, dijo un oficial del centro de detención.

En la tarde del día siguiente ya estaba de regreso en mi hogar. Cuando acomodé la casa, me di cuenta que la policía había confiscado todos mis libros de Falun Gong, una computadora, una impresora, y una docena de DVDs de Falun Gong, entre otras cosas.