(Minghui.org) Al saber sobre Falun Dafa y la persecución, cada vez más gente cambia su actitud hacia esta práctica espiritual.

Rehusándose a quitar los pósteres de Dafa, incluso por dinero

Este año el 13 de mayo, el aniversario de la presentación al público de Falun Dafa, los practicantes de nuestro pueblo colgaron pósteres en otros pueblos. Los funcionarios públicos de la municipalidad estaban asombrados y le ordenaron al secretario del partido que quitara todos los pósteres.

Un secretario del pueblo pidió a varios aldeanos que quitaran los carteles, pero se negaron. Dijeron que no lo harían incluso si les pagaban por ello.

El secretario se lo pidió además al doctor del pueblo, y éste también se negó.

Luego el secretario encontró un aldeano dispuesto hacerlo. Un practicante fue testigo de esto y advirtió al aldeano que no sería bueno para él hacer eso. Cuando mencionó que le pagarían para hacerlo, el practicante compartió anécdotas de personas que recibieron retribución de yeli (kármica) por participar en la persecución. Una persona ya no pudo levantar su mano y murió poco después, otra quedó paralizada.

“¿Realmente quieres hacer eso? ¿Vale la pena el dinero?”, preguntó el practicante. Este hombre también se negó a quitar los pósteres.

Un joven cambia de actitud

Me detuve a comprar naranjas en el mercado en 2009, pero no podía encontrar al vendedor. Luego lo encontré dolorido y con la cara enrojecida. Me dijo que tenía cálculos biliares. Le dije de inmediato que recite: “Falun Dafa es bueno” y “Verdad, Benevolencia, Tolerancia es bueno”.

Lo reconocí porque antes se había negado a escucharme y tomar material de Dafa. Le pedí que recitara sinceramente las dos frases y que estaría bien. Luego me fui a casa.

Cuando regresé al mercado el vendedor se negó a aceptar mi dinero cuando quise comprar azúcar y dijo que estaba agradecido por mi ayuda.

Ya que un practicante debe pagar, dijo que sólo me cobraría el precio mayorista. Lo convencí de que aceptara mi dinero señalando que él trabaja duro, llega temprano, y está allí todo el día, todos los días.

“Si no me hubieras dicho que recite esas frases no podría trabajar ahora”, dijo.