(Minghui.org) En 1992, tuve una discusión con mi cuñado sobre un asunto trivial. Él tenía un cuchillo en la mano. Lo agarré y lo apuñalé en el pecho. Poco tiempo después, murió por la pérdida de sangre.

Inicialmente, las autoridades me acusaron de homicidio involuntario. Más tarde, el tribunal intermedio cambió el cargo a homicidio y la procuraduría popular ordenó un nuevo juicio. Fui condenado a muerte y me dieron sólo tres días para apelar.

Después de la apelación, la sentencia a muerte se pospuso por un período de dos años de evaluación. Esto significaba que, después de dos años, se iba a hacer una revisión judicial, para ver si debía ser ejecutado o iba a cumplir una larga condena en prisión. Tenía 26 años.

Aprendiendo a practicar Falun Dafa en la cárcel

He experimentado el lado oscuro de la vida en prisión y perdí toda la esperanza. Después de dos años, me dieron una larga condena y mi esposa se divorció. El divorcio fue un golpe duro y mi corazón se llenó de odio. Actué imprudentemente, me peleé con otros y rompí las reglas de la prisión. Pensaba que ser beligerante era varonil, así que estaba enojado con la sociedad y planeaba vengarme después de mi liberación.

Estaba decayendo cada vez más, y sabía que me estaba destruyendo. Luego, en 1999, aprendí Falun Dafa. Me di cuenta que mi única esperanza era guiarme según los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, que son los principios fundamentales de la práctica. Así que decidí ser una buena persona y Falun Dafa me salvó la vida.

Leí Zhuan Falun, y el libro transformó mi perspectiva por completo. Aprendí a ser amable y comencé a distinguir lo bueno de lo malo. Me di cuenta que, al sufrir tribulaciones, pago por mi yeli, y ser desinteresado es bueno y eleva el xinxing.

Dafa me cambió y también a otros presos

A menudo asumí la carga de trabajo de siete internos, y no tuve resentimientos en contra de los guardias, aun cuando me gritaron sin motivo.

Los baños de la prisión se utilizaban por más de 300 reclusos, y nadie los limpiaba. Sin embargo, después de que algunos reclusos aprendieron Falun Dafa, limpiaron los sanitarios voluntariamente.

Los cambios positivos en mí y en otros presos demuestran que Falun Dafa es una práctica recta.

Mis enfermedades desaparecieron

En la cárcel, desarrollé agua en los pulmones y fístulas anales. Me drenaron dos litros de líquido del pecho y sufría tres abscesos anales dolorosos.

Después de aprender los ejercicios de Falun Dafa, el dolor y los síntomas se desvanecieron. Los oficiales de la cárcel se quedaron asombrados.

Seguí practicando Dafa incondicionalmente. En la cárcel y después de mi liberación, en 2007, hablé con la gente sobre las maravillas de Dafa siempre que fuera posible. Soy una persona diferente y estoy agradecido por la compasión del Maestro Li.

Falun Dafa me recreó. El mundo ganó un practicante y tiene un criminal menos.