(Minghui.org) Una compañera practicante y yo fuimos arrestadas y llevadas a la comisaría por hablar con la gente sobre la persecución a Falun Gong.

El oficial a cargo miró los materiales confiscados de la practicante y dijo que esa específica historia estaba bien escrita. Pidió que le retiren las esposas, pero se disculpó ya que no tenía la autoridad para liberarla por el puesto que ocupaba.

La practicante fue trasladada al centro de detención. El jefe del centro de detención, al entender la persecución, le dio más comida que la ración normal y le preguntó si era suficiente.

Una vez alguien le informó que ella estaba haciendo los ejercicios de Falun Gong en el centro de detención.

“Déjala practicar”; respondió, “No tiene nada de malo practicar Falun Gong”.

Ni en la comisaría ni tampoco en el centro de detención las autoridades la obligaron a que escribiera una declaración de renuncia a Falun Gong.