(Minghui.org) Uso la plataforma RTC para llamar a gente en China y recomendarle que renuncie al partido comunista chino (PCCh) y sus organizaciones afiliadas. La semana pasada, el número de gente que ha renunciado al PCCh como resultado de mis llamadas telefónicas fue, algunas veces, sólo una persona al día, o incluso ninguna.

Muchas de las que llamé, colgaban el teléfono. Estaba un poco preocupado. Miré hacia dentro, pero lo único que encontraba era que tomaba la responsabilidad de hacer llamadas telefónicas como un trabajo y decía los mensajes de aclaración de la verdad como si estuviera leyendo un anuncio.

Un recién llegado a la plataforma RTC compartió conmigo hace pocos días: “Cuando haces llamadas telefónicas, pienso que no transmites el poder de la compasión. Esto algunas veces me producía un sentimiento didáctico. Estaba un poco nerviosa para hacer llamadas telefónicas contigo. Te sugiero que vayas al salón de entrenamiento y trabajes con los practicantes allí por algunos días”.

Acepté lo que el practicante dijo en la superficie, pero me sentí muy poco cómodo por dentro. Mis nociones humanas y pensamientos rectos tuvieron una feroz batalla.

Creí que era experto en hacer llamadas telefónicas. He sido frecuentemente felicitado por compañeros practicantes, y también capacité algunos nuevos. ¿Cómo podría ir al salón de entrenamiento por unos pocos días? ¿Acaso soy realmente tan malo?

Pero esta practicante fue tan sincera. Me dijo que había juntado todo su coraje para decirme esto. Estuvo en el salón de entrenamiento sólo poco tiempo y pensaba que los capacitadores allí eran muy buenos y compasivos entonces me recomendó esto. No tenía el más mínimo desprecio hacia mí, y me di cuenta que debía agradecerle por intentar ayudarme.

Continué mirando hacia adentro y encontré falta de bondad y compasión hacia seres conscientes y los otros practicantes de la plataforma. Era muy exigente y áspero hacia los practicantes que no cumplían mis expectativas cuando clarificaban los hechos. Me volví más apegado a mis propias percepciones y formé pensamientos negativos en mi mente.

Cuando señalaba las deficiencias de otros practicantes, estas eran disparadas por mis nociones humanas, que imponía sobre otros. No era amable, presumía y siempre pensaba que era mejor que otros al hacer llamadas telefónicas.

No era suficientemente humilde para pensar que podía aprender de otros practicantes y mejorar, y no veía los aspectos positivos en otros. No reconocía el duro trabajo que ellos habían hecho y sólo me enfocaba en señalar sus problemas amablemente.

Después de darme cuenta de esto, cuando hice llamadas telefónicas al día siguiente, mi tono se hizo suave, y el número de gente que renunció al PCCh se incrementó. Sentí que era realmente amable hacia los seres conscientes y no estaba dándoles un discurso.