(Minghui.org) El 25 de abril de 1999, más de 10.000 practicantes de Falun Gong se reunieron pacíficamente en Beijing para pedir a las autoridades centrales liberar a los practicantes que fueron detenidos en la ciudad de Tianjin. También pidieron al gobierno reafirmar su derecho a practicar su creencia en Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Más tarde ese día, los manifestantes se dispersaron pacíficamente luego de que el entonces primer ministro chino Zhu Rongji se reuniera con algunos representantes de los practicantes. Zhu accedió a liberar a los practicantes encarcelados, y aseguró que el gobierno no se oponía a Falun Gong.

La manifestación pacífica en Beijing el 25 de abril de 1999.

La manifestación pacífica también tuvo un gran impacto en muchos transeúntes. Zhao Guang, propietario de una empresa privada de Tianjin, fue uno de ellos. Llevó hasta Beijing a su esposa practicante de Falun Gong para que pudiera decirle al gobierno cómo se benefició de la práctica de Falun Gong.

Se sorprendió por las largas filas de personas que actuaban de una manera civil y pacífica. Él, que nació en la década de 1960 y que había pasado por algunas luchas políticas del partido comunista chino (PCCh), esperaba ver manifestantes gritando consignas y llevando grandes pancartas. Pero la manifestación de ese día fue pacífica más allá de lo que pudiera imaginarse.

Su visión del mundo comenzó a cambiar, y después de regresar a casa aprendió más sobre Falun Gong. Comenzó a practicar Falun Gong después de esa experiencia. Habló con sus empleados, amigos y familiares acerca de lo que vio ese día.

La manifestación pacífica fue ampliamente difundida en los medios de comunicación internacionales, y atrajo la atención internacional sobre Falun Gong. Sin embargo, la naturaleza pacífica, la bondad y la auto-disciplina de los practicantes de Falun Gong provocaron celos en el entonces jefe del partido Jiang Zemin. Poco después, se inició la brutal persecución a Falun Gong mediante la utilización de todo el aparato estatal. Él declaró que iba a "eliminar a Falun Gong en tres meses".

Los medios de comunicación estatales controlados por el PCCh difamaron a Falun Gong con mentiras e invenciones. Al día de hoy, el régimen sigue arrestando y torturando a los practicantes de Falun Gong para forzarlos a renunciar a sus creencias, e incluso sustrae los órganos de practicantes vivos de Falun Gong que perseveran en la práctica.

Frente a tanta brutalidad, los practicantes de Falun Gong mantienen firmes sus creencias y llevan a cabo protestas pacíficas. Frente a la indiferencia, la incomprensión y el odio, no están enojados o desalentados, y continúan, para dar a conocer la gracia de Falun Gong y la brutalidad de la persecución, así como la naturaleza del partido. Ellos no buscan nada a cambio. Mantienen su firme creencia en Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

La manifestación del 25 de abril 1999 es considerada como el comienzo de los 16 años de resistencia no violenta a la persecución inhumana. La perseverancia y la bondad de los practicantes de Falun Gong han animado a los chinos a alejarse del terror, la violencia, y las mentiras del PCCh.

Durante sus más de 60 años de control autoritario, el PCCh inició diversos movimientos políticos y hambrunas artificialmente creadas, que causaron la muerte no natural de 80 millones de chinos. Daña además la cultura tradicional china y educa a la gente con el ateísmo y su ideología propia de "lucha" permanente. Como resultado, en la actualidad la mayoría de los chinos no tiene ninguna creencia. Se anima a la gente a hacerse rica y a buscar la riqueza material. Como resultado, la degradación moral y la corrupción son rampantes en China.

Pero los practicantes de Falun Gong han perseverado en la defensa de la bondad y no han cedido al partido. Sus protestas pacíficas y racionales hablan en contra de la represión violenta y salvaguardan la justicia.

Durante los últimos 16 años Falun Gong se ha extendido a más de 100 países. Más de 200 millones de chinos han renunciado al partido y a sus organizaciones juveniles en el sitio web de La Gran Época. Su elección para descartar el comunismo ayudará a China a dar la bienvenida a una nueva era sin el régimen totalitario.