(Minghui.org) Cuando aún era niña, a menudo me preguntaba por qué había nacido en este mundo. Miraba arriba y deseaba que los dioses salieran de las nubes y me llevaran a los cielos.

En febrero de 1998, mi hermana me dio el libro Zhuan Falun. Cuando lo terminé de leer sentí que mi mente había despertado. Me sentí afortunada de tener el verdadero Fa justo frente a mí.

Ese era el año de mi cuadragésimo cumpleaños, y desde entonces mi vida ha sido renovada. En ese entonces trabajaba en un hotel y estudiaba el Fa y hacía los ejercicios de qigong todos los días. En casa y en el trabajo, siempre me esforzaba por seguir los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

En casa estaba acostumbrada a tomar todas las decisiones, y frecuentemente era impaciente.

Antes de comenzar a practicar Falun Dafa me peleaba con mi esposo, a menudo por cosas triviales. En ocasiones nuestras disputas se transformaban en asuntos serios. Después de estudiar el Fa, entendí que necesitaba ser más comprensiva, paciente y amable. Tuve que abandonar mi comportamiento irracional y calmarme. A veces seguíamos teniendo desacuerdos, pero ya no me enojaba. El entorno familiar se volvió mucho más armónico.

Antes de practicar Falun Dafa, no me importaba trabajar duro, pero sí me importaba lo que otros dijeran de mí. Trabajaba en un ambiente con tiempos límite todos los días, y a menudo trataba con personas difíciles. A veces ocurrían conflictos y frecuentemente sentía injusticia por cómo me trataban. Luego de estudiar el Fa luché por refrenar mi egoísmo y malos pensamientos, y por ser honesta y sincera. Cuando aparecían conflictos miraba mis propias limitaciones y trataba de ser más comprensiva hacia los otros. Las relaciones que tenía con mis compañeros de trabajo y clientes mejoraron drásticamente.

Otra agradable sorpresa fue el mejoramiento de mi salud. Tenía problemas como vértigo, anginas y afecciones cutáneas, que desaparecieron con solo unos meses de práctica. Me volví más enérgica.

Los milagros de Falun Dafa sorprendieron a mi marido y a mi hijo de 16 años. Ellos también comenzaron a practicar y obtuvieron grandes beneficios, tanto física como mentalmente. Mi esposo se recuperó de bronquitis, ictericia y artritis reumatoidea.

Mi hijo experimentó una mayor vitalidad y mejoras en la salud al tiempo que se beneficiaba de vivir bajo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Me preocupaba de qué iba a trabajar luego de recibirse en la universidad. Fue un alivio que comenzara a practicar Falun Dafa.

Pude sentir la compasión del Maestro durante mi cultivación. Sumergidos en su inmensa gracia, los tres éramos felices.

Sin embargo, por ese entonces, fui detenida en tres oportunidades por el régimen comunista y enviada a campos de trabajo forzado dos veces, debido a que me rehusé a dejar de practicar. Mi familia también fue detenida y enviada a campos de trabajo forzado.

Los hechos sobre esta persecución voy a contarlos en otro artículo.