(Minghui.org) Cuando le cuento a la gente acerca de Falun Dafa y de la persecución del régimen comunista chino a la práctica, muchos expresan palabras amables acerca de Dafa. Su posición cobra especial sentido cuando cientos de miles de practicantes en China están siendo torturados en centros de detención, prisiones, y centros de lavado de cerebro, por negarse a abandonar su creencia.

Continúa de El coraje de ser bueno (parte 1)

“Debes escuchar a los practicantes de Falun Dafa”

Mientras estaba reparando mis zapatos, pregunté al zapatero si había escuchado sobre renunciar al partido comunista chino (PCCh). Respondió: “ya renuncié”. Luego señaló a otro hombre: “Ayúdalo a él. Es un miembro veterano del PCCh y no ha renunciado aún”.

Pregunté al hombre: “¿Es usted miembro del PCCh?”, “Sí”, respondió.

Le dije: “¿Sabe cuántos miembros del PCCh son corruptos? Todos quieren más dinero y nadie ayuda realmente a la gente”. El hombre asintió.

Le dije además que la situación no cambiaría con un cambio en el liderazgo del PCCh. La naturaleza del PCCh ha determinado que ningún miembro puede realmente resolver el asunto desde dentro de la organización.

Decidió renunciar al PCCh y tenía una pregunta: “¿Quién les da dinero para imprimir todos sus materiales?”. Sonreí: “Nosotros lo pagamos de nuestro bolsillo. Es nuestro dinero. Por ejemplo, he practicado Falun Dafa por 16 años, durante los cuales no he pagado en gastos médicos porque la práctica me ha dado buena salud. He ahorrado ese dinero en estos años”.

Asintió y dijo: “Entiendo”.

Me acerqué a otra persona y me gritó: “¡El comunismo nunca tendrá éxito con ustedes los practicantes de Falun Dafa!”. Le dije: “Los líderes comunistas han robado el dinero de la gente para sus propios bolsillos”: Me miró: “No quiero escuchar, ¡no me hables!”.

Un cliente del zapatero le dijo: “Deberías escuchar a otros. Escucha a los practicantes de Falun Dafa”.

El hombre siguió gritando: “¿Te atreves a decir lo mismo a las agencias del PCCh? ¡Vamos allí!”, tomó mi mano. Tomé sus manos y le dije: “Tomemos un taxi”. Dudó y soltó mi mano. “Ya no quiero ir”, quienes estaban mirando alrededor se rieron.

“Nadie en mi trabajo quiere afiliarse al partido”

Una vez vi a un hombre joven sentado en la vereda de enfrente. Me dijeron que era un marino que estaba de regreso a casa por sus vacaciones.

Le pregunté si sabía sobre la persecución a Falun Dafa y sobre renunciar al PCCh. Me dijo: “Todos sabemos sobre eso, viajamos a menudo al extranjero. Los miembros del PCCh son arrestados como espías fuera de China. Nadie en mi trabajo quiere afiliarse al partido”.

“Dale a él también el software para romper la censura de Internet”

Una vez entregué el software anti censura a un estudiante de secundario. Le dije que buscara online información sobre la persecución a los practicantes de Falun Dafa.

Varios días después, me lo encontré de nuevo. Estaba con dos compañeros de clase. Me dijo: “Me asombró poder navegar por Internet sin la censura. Por favor, entregue el mismo software a mis compañeros”.

Los tres renunciaron a la liga juvenil.

“Por favor, cuídese”

Una vez pasé por delante de una escuela. Estaba terminando la jornada escolar y muchos padres estaban buscando a sus hijos. Me detuve ante un auto de alta gama y pregunté al conductor si había escuchado sobre renunciar al PCCh.

Preguntó: “¿Quién eres? ¿Practicante de Falun Dafa?”.

Cuando confirmé, me dijo: “¿Sabes a qué me dedico?”.

“Incluso si eres policía, quiero decirte esta información importante”, respondí.

Resultó que de verdad era policía.

Le expliqué el concepto tradicional de retribución del yeli (kármica), la creencia de que todo lo que uno hace vuelve, “lo que va, vuelve”. Le dije que el PCCh tendría que hacerse cargo por sus crímenes, en especial por la persecución a los practicantes de Falun Gong. Los miembros del PCCh tendrán que soportar su cruz si no cortan los lazos.

Tomó el software anti censura y dijo: “Gracias, por favor, ¡cuídese!”.

Estos son unos pocos ejemplos de lo que encuentro diariamente en China. Valoro la bondad de la gente, en especial en este ambiente de brutal persecución.