(Minghui.org) Me encontré con un compañero de la universidad que no había visto desde 2007 y decidí contarle sobre Falun Gong.

Empecé preguntándole si había escuchado sobre Falun Gong. “¿Cómo puedes seguir practicando Falun Gong? ¿No temes ser arrestado?”, dijo enseguida.

“¿Por qué no practicarlo?, le pregunté. “Me enseña a ser buena persona y a vivir bajo los principios de Verdad, Benevolencia, Tolerancia, que es algo bueno”.

Luego preguntó sobre el incidente en la plaza Tiananmen, donde el régimen comunista chino asegura que practicantes de Falun Gong se prendieron fuego. Creía que los practicantes se oponen al partido comunista chino (PCCh) porque el partido no les permite practicar Falun Gong.

“Eres inteligente y educado”, le dije, “Debes analizar los artículos que aseguran que los practicantes cometieron suicidio e hicieron cosas malas. Debes buscar la verdad”.

Para ayudarlo a entender más sobre la desinformación publicada sobre Falun Gong le conté en detalle sobre el incidente de la auto-inmolación en Tiananmen.

Por ejemplo, señalé cómo la policía estaba patrullando con matafuegos en sus manos y apagaron el fuego en dos minutos. La plaza Tiananmen es enorme, y normalmente lleva unos diez minutos llegar a cualquier punto.

También que la botella de plástico que sostenía uno de los llamados auto-inmoladores, Wang Jindong, y según afirmaban llena con bencina, no resultó carbonizada a pesar del fuego. Su cabello y cejas tampoco se quemaron, aunque el cabello es altamente inflamable y una de las primeras cosas en quemarse.

Luego, los medios controlados por el estado publicaron que a la niña de 12 años que estaba entre los auto-inmoladores se le realizó una traqueotomía. Durante dicha cirugía, un tubo se ubicó en su garganta bajo las cuerdas vocales. Esto hace que sea imposible hablar, mucho menos cantar. Sin embargo, la pequeña niña pudo cantar y hablar en una entrevista con voz clara y fuerte cuatro días después de la operación. Incluso el reportero la entrevistó sin usar máscara ni ropa antibacterial, necesaria en las unidades de cuidado intensivo de quemados.

Finalmente, le dije que los practicantes de Falun Gong somos como cualquier otro chino. Somos ciudadanos amables y ayudamos a cualquiera que necesite. No somos violentos y sólo queremos contarle a la gente la verdad sobre Falun Gong y la persecución para revertir la propaganda de odio difundida por el régimen comunista.

El joven escuchó y cuando nos despedimos, me dijo: “Mi padre es policía. Su trabajo es arrestar a practicantes. Si eres arrestado, le diré que te libere”.

Le dije que estaría bien, y que mi única esperanza en ese momento era que leyera el material que le había entregado. Dijo que lo haría.