(Minghui.org) Mi madre falleció en 1997, y mi padre volvió a casarse tres meses después con una mujer ocho años más joven que él, que tenía tres hijos. No estaba a favor de este matrimonio, pero mi padre dijo que no tenía otra opción, debido a su edad. En aquel entonces, yo acababa de empezar a practicar Falun Dafa. Mientras pasaba el tiempo, me di cuenta que podría tener una relación predestinada con la familia de mi madrasta, y que debería seguir el curso natural.

Mi padre solía no preocuparse nunca de nada. Sin embargo, después de casarse por segunda vez, cambió totalmente. Se encargaba de todos los asuntos de la familia, desde ganar dinero hasta las tareas del hogar. Incluso ayudó a su hijastro a abrir un pequeño negocio. Me quejé de que conmigo nunca había sido tan bueno. Estos comentarios revelaron mis celos, competitividad y resentimiento.

Mi padre hacía con frecuencia viajes de negocios, y mi madrastra a menudo venía a pedirme ayuda con las tareas domésticas. Junto con un compañero practicante teníamos una tienda de pan. Mi hermanastra venía a comprar pan y decía que la factura la iba a pagar mi padre.

Cuando regresó mi padre, me enojé con él y le dije que no quería ver a ningún miembro de la familia de mi madrastra y que ya quería romper nuestra relación. Pero él no se enojo y me miró con bondad.

Compartí esta experiencia con los demás practicantes y me di cuenta de mis problemas. Estaba lidiando con la familia de mi madrastra con nociones humanas y no me comportaba como una practicante. No tenía ninguna compasión por ellos. Cuando teníamos conflictos, miraba hacia afuera en vez de mirar hacia adentro. Un practicante me dijo: "En esta vida, tu padre se volvió miembro de la familia de esta mujer. Quizá tengas una gran relación predestinada con ellos".

Guiada por los principios de Falun Dafa y con la ayuda de los compañeros practicantes, cambié mis nociones, me rectifiqué y mi xinxing mejoró un poco. La familia de mi madrastra ya no me molestaba. En cambio, me sentí más cercana a ellos sinceramente. Fui a visitar a mi padre y a su esposa en los días festivos y felicité a sus hijos cuando se casaron o tuvieron hijos.

Le clarifiqué la verdad sobre Falun Dafa a mi madrastra, le di un DVD de Shen Yun y otros DVDs sobre Falun Dafa, y los vi con ella.

Un día, fui a ver a mi madrastra y vi que la estaba visitando su hija. Estaba sentada en el sofá y se veía pálida y triste. Sobre la mesa había frascos de pastillas. Mi madrastra dijo que su hija estaba embarazada de seis meses y que tenía una afección grave. Estaba tomando medicinas para proteger al bebé.

Les dije que cualquier medicina tenía efectos secundarios y un impacto en el bebé. Le dije que le ayudaría recitar: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Ella lo tomó en serio y comenzó a recitarlo de inmediato. Al día siguiente, le llevé una copia de Zhuan Falun.

Fui a verla varios días después. Estaba de muy buen humor, con las mejillas sonrosadas y había ganado un poco de peso. Mi madrastra estaba feliz y me dijo que su hija había recitado "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno" cada día y que había estado leyendo el libro de Falun Dafa. Ahora se sentía bien y ya no tomaba ninguna pastilla. Varios meses más tarde dio a luz a un niño gordito.

En otra ocasión, cuando fui a visitar a mi madrastra, me encontré allí a su hermano. Había tenido un accidente de coche y se había quedado en la casa de su hermana para que ella lo pudiera cuidar. Me di cuenta que había llegado otra persona predestinada para escuchar la verdad.

Le pregunté si había escuchado alguna vez de Falun Dafa. Dijo que la gente en su ciudad natal la practicaba, pero que estaban bajo estricta vigilancia. Le dije que Falun Dafa era una práctica muy buena y diferente de lo que decía la propaganda en la televisión.

También le dije que el partido comunista chino (PCCh) estaba persiguiendo a Falun Dafa, pero un día la gente sabrá la verdad. Le di un amuleto y le pedí que recitara las palabras que estaban escritas allí. Leyó las palabras en voz alta. Al día siguiente, le di una copia de Zhuan Falun.

Fui a verlo unos días más tarde. Estaba contento de verme y me dijo que el libro era muy bueno. Cuando empezó a leerlo, ya no hubo necesidad de usar lentes, como en el pasado. Pudo leer sin lentes. Varios días más tarde lo vi por tercera vez y me contó que ya no se le hinchaban las piernas. Dijo que literalmente vio que sus piernas adelgazaban y la hinchazón desaparecía. Estaba muy emocionado. ¡Gracias, Shifu, por su compasión de permitir que una persona común experimente la naturaleza milagrosa de Falun Dafa!

Mi padre vino a verme un día, después de haber salido de mi trabajo. Me dijo que había llegado la hermana de mi madrastra para pedirles quedarse con ellos. Le habían diagnosticado osteonecrosis, y su hijo y nuera no la trataban bien. Había pensado en suicidarse. Mi padre me pidió que le contara sobre Falun Dafa y yo estuve de acuerdo.

La encontré acostada en la cama, con la preocupación grabada en su rostro. Me senté a su lado y le conté mi historia, de que comencé a practicar Falun Dafa en 1997 y que, desde entonces, ya no había tomado medicinas. Le dije que Falun Dafa no sólo tiene increíbles beneficios para la salud, sino que también ayuda a mejorar la moral de las personas. También le dije la verdad sobre la supuesta autoinmolación en la Plaza Tiananmen. Ella me escuchaba atentamente y, a veces, sonreía. La animé a renunciar al PCCh para mantenerse a salvo y estuvo de acuerdo.

En ese momento, vi que sus ojos se veían serenos y tranquilos, como de un bebé en los brazos de su madre. Me quedé muy sorprendida. Seguramente tenía una gran relación predestinada con ella.

Todos los que nos rodean, al igual que la familia de mi madrastra, llegan de alguna forma a nuestra vida. Ellos vienen a escuchar la verdad sobre Falun Dafa y deberíamos atesorarlos.