(Minghui.org) A pesar de que el partido comunista intenta destruir las creencias tradicionales, los ciudadanos chinos todavía son de la opinión de que quien comete actos malos encontrará consecuencias, de acuerdo con el principio de retribución del yeli (kármica).

Los practicantes de Falun Gong de Handan, han reunido los siguientes casos para convencer a los perpetradores de que, por su propio bien, no sigan participando en la persecución de esta disciplina espiritual. El antiguo proverbio: “uno recibe lo que da”, transciende los límites de lo que puede ser controlado por el partido comunista chino (PCCh).

A continuación se relatan, algunos ejemplos de retribución del yeli, comentados frecuentemente por los habitantes de Handan:

Ji Shaochun (吉少春), de la comisaría de policía del condado de Quzhou, en Handan, había torturado sobre todo a practicantes, de forma despiadada. Los practicantes locales le aconsejaban muchas veces que no participara en la persecución. En lugar de ello, gritaba: “Lo único que quiero es perseguir a Falun Gong, a sus practicantes y a su Maestro. ¿Por qué no he recibido retribución del yeli?”. El 23 de agosto de 2012, en el condado de Feixiang, chocó contra un tractor mientras conducía un vehículo policial, y murió en el acto.

Dang Dianjun (党殿军), jefe de sección de la oficina de seguridad pública del distrito de Hanshan, rehusó el consejo de los practicantes y no dejó de participar en la persecución a Falun Gong. En una ocasión, Dang y otros oficiales, torturaron a la practicante Su Xueling, por medio de descargas con picanas eléctricas, puñetazos y patadas. Incluso llegó a pisotear la cabeza y el pecho de la practicante, haciéndole caer en coma durante más de dos horas. Hasta presumía: “¡Yo, Dang Dianjun, soy miembro del partido comunista! ¡Un ateo! ¡No temo a la retribución del yeli!”. En 2004, moría de cáncer, a los cuarenta años.

Li Zhide (李志德), antiguo jefe de la comisaría del condado de Chengan, fue el principal perpetrador en las muertes de los practicantes Xun Ruilin (寻瑞林), Wang Shusheng (王书军), Zhai Liansheng (翟连生) y Xia Wenzhong (夏文仲). El 31 de agosto de 2002, mientras dirigía el arresto de 68 practicantes de Falun Gong, gritaba: “Soy un demonio. Solo quiero matarlos”. Luego murió de cáncer de esófago.

Zhao Xiucai (赵修才), propietario de un restaurante en la ciudad de Wuan, fue engañado por la propaganda de odio del partido comunista contra Falun Gong. Maldijo a Falun Gong y a su fundador cuando vio las palabras “Falun Gong es bueno” pintadas en grande, en un muro junto a la carretera. Gritó: “Soy miembro del partido comunista. No creo en los dioses. No temo a la retribución del yeli”. Dos meses después, moría en un accidente automovilístico mientras compraba suministros para su restaurante. Tenía cincuenta años.

Yuan Hongxian (袁宏现)  de Maliangu, condado de Quzhou, en Handan, maldijo a Falun Gong en público siguiendo la propaganda del partido comunista. El 20 de octubre de 2006, tomó prestada la motocicleta a un vecino y fue a una feria de otro pueblo con su esposa y sus dos hijos. Chocó con un triciclo motorizado cruzando un puente, y murió en el acto. Su esposa y sus dos hijos fueron hospitalizados. Su madre, descubrió más tarde, que le habían extraído sus órganos.

Li Guihong (李桂洪), exjefe de la comisaría de Handan, era uno de los organizadores que impulsó la persecución, en la región. En una ocasión, fue reconocido como un “honorable  y distinguido  policía de la nación” por su implicación en los abusos a los practicantes de Falun Gong. Sin embargo, en agosto de 2012, fue puesto bajo investigación, acusado de corrupción por el partido.

En marzo de 2013, sufrió un derrame cerebral cuando visitaba Shanghái. Sobrevivió a una cirugía de urgencia, pero le quedaron secuelas debido a las lesiones cerebrales. Su mujer también sufrió un derrame cerebral y está en estado vegetativo. En Handan, se ha comentado que sus malas acciones trajeron desastres para él y su familia.