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En 2001, me secuestraron matones contratados por el partido comunista chino (PCCh) en mi vecindario y me condenaron ilegalmente a seis años de cárcel. En ese momento, mi hijo menor tenía tan solo siete años, estaba en una edad que realmente necesitaba el amor y cuidado de su madre. Pero debido a que creía en Verdad-Benevolencia-Tolerancia y me regía según esos principios, el PCCh separó a mi familia.

El padre de mi hijo tenía una aventura así que a menudo no estaba en casa. Después de que me arrestaron, vendió nuestra casa y compró un bungaló para vivir con su querida. Dejó a mi hijo en la casa de su hermano, donde vivía también el abuelo del niño. Mi cuñada (la hermana de su mujer) no era muy madura y hablaba negativamente a mi hijo de sus padres. Le dijo que su padre no le quería por la otra mujer y que yo no le quería porque practico Falun Gong y me arrestaron. Luego le contó que ella era la única que cuidaba de él. Con el paso del tiempo, mi hijo sintió verdaderamente que yo no le quería.

Cuando salí de prisión, mi hijo tenía ya 13 años. No estaba contento al verme, estaba muy callado y no me llamaba mamá. Cuando traté de interactuar con él, me evitaba. Se negaba a comer la comida que yo le servía. No me dejaba tener el mando de la televisión, incluso hasta el punto de desmontarlo para que no lo usara.  

Su comportamiento rebelde iba cada vez peor. Empezó a fumar y se peleaba a menudo con otros niños. Tenía un temperamento muy malo. En la cárcel no había estudiado el Fa, así que mi xinxing no era bueno, y teníamos cada vez más conflictos entre nosotros. Discutíamos y me insultaba. Le regañaba, olvidando completamente que era una cultivadora de Falun Dafa y que necesitaba mirar adentro. Mi vida estaba llena de tribulaciones y para mí era muy doloroso.

Posteriormente, empecé a asistir a un estudio del Fa grupal. Gracias al continúo estudio del Fa entendí que para un cultivador, un principio muy crucial es mirar adentro. En “Exponiendo el Fa en el Fahui de la capital de los Estados Unidos”, en 2006, Shifu dijo:

“Si en medio del conflicto puedes mirar hacia adentro, podrás descubrir tus deficiencias. Si los conflictos no surgieran ni aparecieran, no podrías descubrir ni ver tus apegos. Cuando todo está tranquilo, ¿cómo puedes cultivarte?”

De repente entendí por qué tenía continuamente conflictos con mi hijo y que todos nuestros conflictos parecían muy intensos. Era porque siempre miraba afuera, en la superficie de los conflictos. ¿No estaba yendo en una dirección equivocada?

Después de darme cuenta de la importancia de mirar adentro, empecé a hacerlo sincera y fielmente. Emergieron muchos apegos, odio, queja, vanidad, guardar las apariencias, etc. Me di cuenta de por qué carecía de tolerancia, entendimiento y compasión que se supone tiene un cultivador.

En ese momento, entendí que el comportamiento de mi hijo era en realidad un espejo de mi cultivación y que si constantemente me evalúo en términos de ese espejo es genuina práctica de cultivación. Shifu dijo en “Exponiendo el Fa en el Fahui de la capital de los Estados Unidos”, en 2006:

“Cuando aparece un problema, es porque uno está obstinadamente yendo contra los principios del Fa. Busca dónde está el problema, afloja esa obstinación, y ordena las cosas. Cuando encuentras cualquier problema, la mejor manera es no ir contra otros, lanzarte hacia adelante, y apresurarte a buscar la solución. Deja tu corazón de apego, da un paso atrás y resuélvelo”.

Resultó que realmente no escuchaba lo que Shifu decía y no seguía lo que Shifu aconsejaba, lo que me provocó tropezarme y sentir dolor en mi corazón.

Aprendí  a no discutir con mi hijo en un conflicto. Cuando me percataba de que estaba de buen humor, le hablaba de la cultura tradicional china y de la bondad de Falun Dafa y le explicaba cómo Shifu nos enseñaba a ser buenas personas. Cuando le veía de mal humor, trataba de ser considerada y evitaba hablar con él. Durante el examen de ingreso a la escuela media, sabía que no le gustaba estudiar mucho, así que en lugar de ello le animé a que fuera a una escuela de formación profesional. Sin embargo, para mi sorpresa, se interesó más por los estudios y su comportamiento en la escuela también mejoró. Durante las vacaciones de verano e invierno, iba a trabajar media jornada por su propia iniciativa. Le dije, con la ayuda de lo Divino, la gente puede hacer cosas más y más fluidamente. Le insté a que recordara firmemente: “¡Falun Dafa es bueno!”.

Vi que mi comentario le conmovió mucho, lo cual tuvo un efecto en su comportamiento. Poco después, me pidió que le bajara canciones compuestas por los practicantes de Dafa y los libros electrónicos de Falun Dafa. También ha visto el DVD de Shen Yun. Poco a poco mi hijo ha entrado en Falun Dafa. Una vez cuando estaba hablando con él dijo: “Ahora siento que me he vuelto más y más compasivo”. De hecho era así. Empezó a cuidar de mí genuinamente. Un día, no me sentí bien y estaba vomitando. Inmediatamente vino para darme amablemente golpecitos en la espalda y un vaso de agua. Se preocupó a cada momento para ver si me sentía mejor. Eso nunca había pasado antes.

En el presente, todavía siguen habiendo conflictos entre nosotros, pero cuando suceden, sé cómo manejarlo como una cultivadora. En el pasado, mis compañeros practicantes consideraban que los conflictos en mi familia eran casi insuperables. Algunos practicantes movían la cabeza con un suspiro al escuchar mi caso. Cuando atravesé mis tribulaciones, entendí verdaderamente lo que Shifu dice en Zhuan Falun:

 “El método de gong de la cultivación-refinamiento, en sí mismo, no es difícil, y la elevación del nivel, en sí misma, no tiene ninguna dificultad; es simplemente por no poder abandonar el corazón humano, que él dice que es difícil”.

Desde que elevé mi xinxing, mi ambiente familiar también ha mejorado. Al ver nuestros cambios, mis amigos y parientes han atestiguado la bondad de Falun Dafa y se han vuelto más receptivos a los hechos sobre Dafa. Mi suegra, que solía ser bastante reservada con Dafa, ya ha renunciado al PCCh.

Sé que mi cultivación ha dejado mucho que desear, pero escribí mi anterior proceso de cultivación, principalmente para expresar mi gratitud al venerado Shifu por su compasiva salvación.