[Minghui Net] En la Dinastía Ming (1368-1644), había un hombre recto llamado Zhao Xi de Qingzhou, provincia de Shandong que era desinteresado, y defendía valientemente la justicia, pero no buscada nada a cambio. Cuando era funcionario del condado, a un guardia comandante lo encarcelaron injustamente. Zhao Xi conocía a este comandante y sabía que había sido condenado erróneamente. Zhao Xi estaba determinado a limpiar su nombre. Recurriendo a varios canales, como él entendía las idas y vueltas del caso, colectó evidencia del mismo. Apeló repetidamente en nombre del comandante. Finalmente logró limpiar el nombre del comandante, la injusticia fue rectificada, y el comandante absuelto.

El comandante estaba muy agradecido y luego quiso darle a Zhao Xi su propia hija como concubina para pagarle. Zhao Xi dijo: “No, no haga eso”, y cuando el comandante insistió, Zhao Xi continuó rechazando.

Zhao Xi luego fue asignado vice ministro de la junta de rituales. Varios años después, su hijo, Zhao Bingzhong partió para tomar el examen de servicio civil. En su camino, escuchó una voz del cielo, “No serás el erudito número”. La voz se repitió varias veces. El hijo no entendió su signifcado. El tópico del examen era el gobierno imperial y la mentalidad imperial. Zhao Bingzhong escribió que siempre que haya un pensamiento que esté en línea con los principios celestiales, hay que ponerlo adelante inmediatamente, siempre que emerja un pensamiento de deseo falso, uno debe eliminarlo inmediatamente. Los emperadores antiguos tales como Tang Yao y Yu Shun guiaron con su ejemplo, y de este modo elevaron los estándares morales de la gente, lo que a cambio trajo prosperidad y paz a la sociedad.

El resultado del examen fue que Zhao Bingzhong realmente se convirtió en el erudito número uno. Solo tenía 25 años de edad. Después de regresar a casa, le contó a su padre lo de la voz del cielo en su camino al examen. Zhao Xi le dijo: “Esto es algo que me pasó cuando tenía 20 años y nunca le conté a nadie”.

El principio celestial de “el bien es recompensado y el mal sufre castigo” es real. Solo cuando uno planta las semillas de la bondad, uno mismo recibirá bendiciones.