[Minghui Net] Los agentes del partido comunista chino están trabajando muy de cerca con el comité municipal de Shanghái y la oficina 610 para arrestar a los practicantes de Falun Gong de diferentes distritos y condados en Shanghái, y luego se los llevan al tercer campo de trabajo forzado de Shanghái, en el distrito de Qingpu. A los practicantes los ponen en el equipo de control estricto, donde los guardias los golpean y torturan brutalmente en un intento de que renuncien a su creencia.

Este campo de trabajo ha sido utilizado para torturar a los practicantes durante trece años y ahí se cometieron crímenes que han sido expuestos muchas veces en la web de Minghui.

Trato brutal

Cuando un practicante primero es detenido en el equipo de control estricto, tres reclusos y un guardia informan al practicante de las normas y regulaciones. Les limitan el tiempo o a veces ni les dejan, ducharse, usar el baño, ni beber agua. En ocasiones solo dejan que beban una taza pequeña de agua durante el verano abrasador, y aquellos que no cooperan con los guardias no pueden beber nada de agua. Usan las necesidades básicas de la vida diaria para perseguirles.

A veces los practicantes son forzados a sentarse o a estar de pie en posiciones antinaturales cerca del baño por más de 17 horas al día, y los golpean mientras están en esa posición. Para los que se resisten, les empujan la cabeza en el retrete y a veces les cuelgan del cuello el orinal. Las porciones de comida normalmente son pequeñas. Bajo estas crueles condiciones, casi muriéndose de hambre, las palizas y las torturas, los guardias tratan de forzar a los practicantes a que renuncien a sus creencias.

Maltratados mentalmente

Los practicantes son forzados a pasar largos periodos de tiempo leyendo, mirando y escuchando propaganda difamatoria sobre Falun Gong. Si alguien se niega a realizarlo, son arrastrados delante de la televisión, golpeados y les agarran de la cabeza para ponerlos frente el televisor. Para los que cierran los ojos, usan agujas o palitos de bambú para mantenerles los ojos abiertos. Suben el volumen al máximo, y los practicantes que intentan no escuchar, les dañan y hieren los oídos. Algunos practicantes son forzados a escribir informes sobre sus pensamientos en Falun Gong.

Los guardias y reclusos maltratan verbalmente a los practicantes y no les permiten dormir, dejándoles mareados y con nauseas. Cuando los practicantes están física y mentalmente exhaustos y sin poder levantarse, son arrastrados a las sesiones de lavado de cerebro. Algunas veces los practicantes están al borde del colapso mental. Los reclusos que cooperan con los guardias y asisten activamente en la persecución pueden recibir reducciones de sus condenas en prisión.

Torturados físicamente

Los practicantes que permanecen firmes en sus creencias son duramente golpeados. Si intentan gritar, les meten en la boca, calcetines, harapos, y toallas sucias y se las tapan con cinta adhesiva. Los guardias y reclusos usan cigarrillos encendidos para quemarles la barbilla, cabello y planta del pie, y se los apagan en el cuerpo para quemarles la piel y también usan los palitos de bambú para apuñalar y atravesarles los dedos y las palmas de las manos.

A los guardias les dan cuotas y objetivos, de cuantos practicantes deben conseguir que renuncien a sus creencias y reciben extras si alcanzan las metas.

Cuando un practicante empieza una huelga de hambre como protesta por su persecución, les atan con los brazos y piernas estirados, para que no se puedan mover. Le insertan un tubo de goma grueso por la nariz y lo bajan por la garganta hasta el estómago. Luego les alimentan a la fuerza por el tubo y mientras tanto les golpean el cuerpo. Algunos practicantes que se niegan a renunciar a sus creencias han fallecido como resultado de la tortura.

Las autoridades acosan constantemente a sus familias, asustándolas e intimidándolas. Algunas parejas se han divorciado por esto, y se han roto familias.

Incluso en este ambiente tan malvado, los practicantes siguen intentando explicar los hechos sobre Falun Gong a quienes les dañan y tratan de concienciarles.