[Minghui Net] Después del 20 de julio de 1999 Falun Dafa fue prohibido en China, el nombre de su Maestro mancillado y los practicantes han sufrido persecuciones. De modo que varios practicantes, yo entre ellos, decidimos dirigirnos a Beijing con el objeto de reclamar el derecho a practicar Falun Gong. Fuimos arrestados y detenidos en la comisaría local. Estábamos llevando a cabo nuestro quinto ejercicio de meditación, cuando tres guardias encolerizados, dos hombres y una mujer, entraron precipitadamente en nuestra celda. Nos golpearon los brazos con porras, sin embargo nosotros proseguimos. Luego, nos golpearon empleando las manos, pero no funcionó. Le sonreírnos con compasión.  Esto los hizo perder el juicio y comenzaron a insultarnos con gran enojo. Entonces, la guardia trajo una picana eléctrica para suministrarnos descargas. Cuando descargó sobre una practicante, pudimos ver las chispas azules que despedía. Cuando la guardia intentó golpear la cara de la practicante, la porra se descargó. Pero volvió a funcionar al alejarse de su cara. La guardia lo probó unas cuantas veces más obteniendo el mismo resultado. Entonces, los demás guardias se asustaron y se fueron a toda prisa. Nosotros continuábamos  sonriéndoles pacíficamente.

Más tarde, nos interrogaron por turnos. Dijeron: “Hemos golpeado a numerosos presos. Todos gritaban y ninguno nos sonreía. ¿Qué tipo de gente son ustedes?” Les hablamos de Falun Gong. Les dijimos que éramos buenas personas y que vivíamos según los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia y los requisitos establecidos en el libro Zhuan Falun. Dijimos: “Nos dice que “no debemos devolver el golpe al ser golpeados, ni devolver la injuria al ser injuriados”. También les contamos lo mucho que nos habíamos beneficiado al practicar Falun Dafa, tanto mental como físicamente. “El partido comunista chino (PCCh) nos persigue por ser practicantes firmes.” Estos guardias gradualmente llegaron a comprender los hechos del Falun Gong y empezaron a tratar mejor a los practicantes. Uno de los subdirectores dijo que, al salir del trabajo, practicaría Falun Gong.

Durante el arresto, tratamos con compasión a todas las personas que había en la celda. Clarificamos la verdad acerca de Falun Gong y explicamos sus principios. Después de que los presos entendieran en qué consistía la práctica, algunos se dedicaron a leer libros de Falun Dafa escritos a mano, otros nos pidieron que les enseñáramos los ejercicios, e incluso hubo quienes aprendieron a recitar las escrituras de Shifu. Una atmósfera de paz inundó la celda. Una chica dijo: “Si los hubiera conocido antes, no hubiera cometido ningún delito”, pues había robado teléfonos móviles. Una joven adicta había perdido la menstruación a causa de las drogas, pero le volvió al poco de empezar a practicar  Falun Gong. Se sentía muy agradecida con Falun Dafa. Había otra chica de tez oscura y verduzca debido a las drogas. Su rostro recuperó un aspecto saludable y resplandeciente al poco de iniciar las prácticas de Falun Gong. Cuando los demás se lo decían, no lo creía porque no disponía de ningún espejo en la celda. En una ocasión, el guardia le dijo: “¿Por qué ya no tienes la cara oscura y verduzca? Ahora pareces sana”, Se emocionó tanto al oírlo que dijo que continuaría practicando Falun Gong. Los guardias ya no volvieron a interponerse en nuestra práctica de Falun Gong.

Me llevaron ilegalmente a un campo de trabajos forzados. Cuando me liberaron, fui a visitar al subdirector. Argumentó: “Nuestro trabajo es educar a los presidiarios. No obstante, ustedes son buenas personas. No tenemos que educaros. Además, nos ayudado a manejar a los presos. Éramos sumamente estrictos con ellos, y sin embargo no dejaban de pelearse los unos con los otros constantemente. Han contribuido a que se conviertan en personas de bien.”

El año pasado, me encontré con otro subdirector del centro penitenciario que no había visto en diez años. Me reconoció. Me estrechó la mano con firmeza y dijo: “¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia son buenos!” Me sentí tan feliz de que se hubiera salvado su vida.