[Minghui Net] Nací en una familia de oficiales del gobierno, pasé mi vida laboral en una oficina, y ahora estoy jubilado. Durante estos años, mi vida ha sido bastante cómoda y sin dificultades.

Entré a cultivarme en Dafa en el 2004. Desde ese entonces entregué materiales para aclarar la verdad y coloqué carteles en las afueras de la ciudad, pero no encontré ningún obstáculo doloroso. La vida era muy tranquila.   

Recientemente, fui con otros compañeros practicantes a establecer lugares para el estudio del Fa, conduciendo bicicletas eléctricas de ida y de regreso. Los lugares se encontraban en el rango de los 24 a los 80 km. de distancia de mi casa. Por ejemplo, íbamos a la localidad más lejana una vez a la semana. A medida que el número de practicantes que avanzaban en la cultivación se incrementaba, dividíamos al grupo en dos, en base al género. Durante un período de tiempo, asistíamos a ambas reuniones todas las semanas, con un día de por medio. Ahora los practicantes allí son muy diligentes: aclaran la verdad, ayudan a la gente a renunciar al PCCh, distribuyen materiales para aclarar la verdad, y hacen y cuelgan carteles. Los practicantes que realizan negocios en el mercado distribuyen materiales y CDs cara a cara. La mayoría de los practicantes están muy comprometidos, así que ahora vamos con menos frecuencia, sólo una vez a la semana, a compartir experiencias. Durante este proceso, eliminé varios apegos humanos, especialmente el apego a la comodidad.   

Como teníamos que andar largas distancias, generalmente partía a las 11 de la mañana después del almuerzo. En otros momentos, tenía que esperar hasta después de mandar pensamientos rectos para encontrarme con otro practicante antes de irnos. Algunas veces parábamos durante el camino para entregar materiales que aclaraban la verdad y colgar carteles. Cuando nos encontrábamos con gente que tenía una relación predestinada, les aclarábamos la verdad y los alentábamos a renunciar al PCCh. Para el momento en que llegábamos al lugar de estudio del Fa, que estaba a 80 km., eran ya las 2 o las 3 de la tarde. Después de estudiar el Fa o de compartir experiencias con los practicantes allí, nos volvíamos a nuestra casa, llegando algunas veces tan tarde como las 8:30 de la noche. Rara vez  teníamos tiempo para descansar durante la semana y sentíamos que tanto el trabajo, como la cultivación eran muy extenuantes.

En un momento, empecé a tener problemas con mi bicicleta y no podía viajar más de 50 km. Yo quería reemplazar la batería, pero como en mi familia eran todos no-practicantes, estaban reticentes a hacerlo y dijeron: “Tu solo conduces alrededor del pueblo y nunca vas demasiado lejos, entonces, ¿por qué quieres reemplazar la batería?” Pensé que si solo había 64 km. para llegar a destino, solo tenía que cargarla después de llegar e iba a ser suficiente para volver. Pero la batería se fundió 24 km. antes de llegar a destino. Ese día hacía mucho calor y estaba muy húmedo, y tuve que pedalear el resto del camino. Sin energía, la bicicleta eléctrica era pesada y lenta. Me dio calor, me cansé y estaba transpirado. Pedaleé tanto como pude hasta que no me dieron más las fuerzas. Sentía que me desmayaba, le dije a mi compañero practicante que continuara sin mí. Eventualmente llegué al sitio de estudio del Fa.    

Otra vez, cuando estaba volviendo del mismo lugar de estudio del Fa, me encontraba a 16 km. de mi casa cuando comenzó a llover torrencialmente. El sol se puso antes de las 7 de la tarde y el cielo estaba negro. Encendí la luz delantera de mi bicicleta, pero aún así no podía ver nada delante de mí. El fuerte aguacero estaba acompañado de un viento feroz. Si pedaleaba lento, sentía que el viento me soplaba hacia atrás. Si aumentaba la velocidad, no podía abrir mis ojos a causa de la lluvia. Después de un momento difícil, llegué a casa. A pesar de llevar un impermeable, estaba completamente empapado.

Durante ese tiempo, andaba día tras día y sentía que hacer esto era muy duro e innecesario. Consideré que era mejor quedarme en mi casa como el resto de los practicantes de la ciudad, imprimiendo y entregando materiales que aclararan la verdad, o si no, colgando carteles. Quería comprar una impresora para producir materiales y carteles que los sitios remotos de estudio del Fa necesitaban. Cuando les comenté mi idea a mis compañeros practicantes, me dijeron que no debería quedarme e imprimir materiales, una tarea que cualquiera podía llevar a cabo. Porque establecer lugares para el estudio del Fa era más difícil, así que determinaron que yo debería continuar con la tarea y ofrecieron darme tantos materiales como necesitara.

Pero yo seguía queriendo imprimir materiales para aclarar la verdad y estar más cómodo. Una vez, mientras quemaba incienso para el Shifu, pensé: ¿Dónde fue que no hice suficiente? Shifu, ¡por favor ilumíneme!” En ese momento, me acordé del problema de la producción de materiales. Pensé: “¿Qué fue lo que me hizo en un principio querer hacer materiales para aclarar la verdad? ¿Era por el Fa? ¿Era porque había escasez?” Cuando me miré hacia adentro, me di cuenta que me seguían afectando muchos apegos humanos: uno era el miedo al trabajo duro y el deseo de comodidad. Sentía que trabajaba demasiado duro cada día. Segundo, sentía que si imprimía materiales para otros iba a recibir virtudes poderosas; y si otros lo hacían le iba a pertenecer a ellos. Tercero, yo era muy competitivo: quería hacer todo lo que otros practicantes hacían y ser el mejor en todo. No quería quedarme atrás en ninguna tarea. Después de descubrir estos apegos, sabía que estaba contemplando las cosas desde mi perspectiva y no basándome en el Fa, sino siguiendo los principios egoístas del viejo universo. He abandonado por completo la idea de producir materiales. En cambio, estoy ayudando a mis compañeros practicantes a armar nuevos lugares de estudio del Fa para despertar a aquellos practicantes que solían asistir a sesiones de estudio del Fa. Queríamos ayudarlos a alcanzar el avance de la rectificación del Fa, así no había arrepentimientos al final de la rectificación.

Aunque establecer sitios de estudios del Fa es un trabajo extenuante, me siento muy feliz por dentro de hacer todo lo que esté a mi alcance por mis compañeros practicantes. Al mismo tiempo, a través de este proceso, perdí gradualmente mis apegos a la comodidad, a la ostentación, y al orgullo, así como a los pensamientos egoístas..

Pocas veces comparto mis experiencias de cultivación, así que les pido que tengan benevolencia para marcarme cualquier cosa que les parezca inapropiada.