[Minghui Net] Antes de empezar a practicar Falun Dafa en julio de 2004 me diagnosticaron con un tumor en la arteria renal, erosión cervical e hipotensión. También sufría de dolores de cabeza crónicos y colecistitis crónica, que no me dejaba dormir por las noches. Mi digestión era tan mala que solo podía comer gachas de avena.

No importaba el tratamiento que probara, mi salud empeoraba. Un conocido doctor me dijo que tenía una enfermedad incurable. ¿Cuál era su pronóstico? Me dijo que esperara en casa y ¡que me informaría de algún tratamiento que estuviera disponible! Como tal, mi destino estaba en manos de la ciencia médica moderna.

Aunque mi estado empeoraba en julio de 2004 mi marido no abandonó la esperanza. Con mucha dificultad, se las arregló para conseguir 3.000 yuanes en varios días. Una vez más me llevó al hospital para que me dieran un tratamiento pero se negaron a admitirme.

Sin saber qué hacer, me dejó fuera del hospital y fue a buscar ayuda. Después de que se marchara, pensé que debería intentarlo en casa. Realmente no quería que consiguiera más dinero.

De repente una mujer anciana pasaba por mi lado y me preguntó: “Eres tan joven. ¿Qué enfermedad tienes?”. Después de decírselo dijo: “Ve a casa y practica Falun Gong. Seguramente te curarás. ¡Mucha gente ha obtenido buena salud a través de practicar Falun Gong!”.

Cuando mi marido invitó a su tía a nuestra casa, les conté lo que la anciana me había dicho. Su tía, que practicaba Falun Gong, dijo que llevaba con ella las conferencias de Shifu y las cintas de los ejercicios y que nos los podía prestar.

Puesto que no tenía un reproductor de video, mi marido salió y compró uno por 300 yuanes. Pensé que tener uno era buena idea. De esa forma, cuando yo muriera, mi marido e hijos podrían ver cintas para reducir su dolor. En cuanto a mí, no estaba interesada lo más mínimo en ver cintas de video. De hecho, todo lo quería hacer era morir lo antes posible, y así dejar de ser un estorbo para mi marido e hijo.

Cuatro días después de volver a casa, me sentí mareada y decidí tumbarme para descansar. Después de quedarme dormida soñé que estaba con un grupo grande de personas en una montaña.

Recuerdo que el día estaba nublado y con niebla. Nuestro grupo se perdió inevitablemente al intentar escalar una acantilado. La gente de mi alrededor me estaba esperando para que les guiara hacia un sitio seguro. Después de ponerme nerviosa, vi a un hombre de unos 40 años que salía de la niebla. Me dijo: “Es tu trabajo conseguir que me sigan montaña abajo”.  

Puesto que no vi otra opción disponible, decidí que deberíamos hacer como este extraño sugería. Sin embargo, permanecí con sospecha y en guardia. Algunas personas no querían ir con él, así que se quedaron en las montañas. De repente, la niebla cubrió completamente a estas personas. Sentí mucho dolor en mi corazón cuando vi esto y me desperté de un salto.

Inmediatamente sentí que tenía algo urgente, un asunto sin acabar que tenía que cuidar de él pero no estaba segura de lo que era. Entonces recordé las palabras “Falun Gong”.

Me quedé en la cama, sintiéndome muy mal. Llamé a mi marido para que viniera a la habitación y le pedí que pusiera las lecciones de Shifu. Quería descubrir qué era Falun Gong; no quería tener ningún remordimiento. Sin embargo, cada vez que escuchaba las lecciones me quedaba dormida, así que en lugar de ello miraba la cinta de los ejercicios.

Sentí como si hubiera una fuerza enorme convenciéndome para que hiciera los ejercicios. En decúbito prono, mis manos empezaron a seguir los movimientos de los ejercicios de forma involuntaria. Al tercer día, le pedí a mi familia que me ayudara a sentarme y a hacer los ejercicios.

De forma inesperada algo salió de la coronilla. Entonces, escuché un sonido extraño y sentí un movimiento violento en mi estómago, pero no sentí ningún dolor. La situación continuó así por mucho tiempo. Incluso tuve diarrea. Pensaba realmente que me iba a morir, así que le dije a mi marido que preparara el funeral sin saber que Shifu estaba purificando mi cuerpo.  

Le dije a mi marido que me incinerara y que tirara las cenizas donde quisiera. No quería que se gastara dinero en un entierro. Mi marido lloraba.

Dos días después mi abdomen no estaba hinchado, podía sentarme y comer. Mejoré en unos 20 días. Todas las cosas sucias y malas estaban limpias. Al final podia levantarme pero tenía que agarrarme a las cosas cercanas para apoyarme.

Mi marido estaba lleno de esperanzas y creía que me iba a recuperar completamente. Esto le hizo muy feliz. Me ponía las lecciones de Shifu y los ejercicios cada día y me dijo que los hiciera. Así estudiaba el Fa y hacía los cinco ejercicios. ¡Como resultado todas mis enfermedades desaparecieron milagrosamente!