[Minghui.net] Un día a finales de agosto de 2010, oficiales de la oficina 610 de Shanghái, me llamaron e informaron que venían a mi casa para hacerme algunas preguntas. Me negué de inmediato, pero insistieron en tener una cita, negociando en un tono suave. Pensé que esta era una buena oportunidad para aclararles la verdad en persona, y accedí a reunirme con ellos a las 15 h en la oficina de la comunidad residencial. Cuando colgué el teléfono, me di cuenta que todavía tenia dos horas antes del encuentro. Me senté tranquilamente y vi la conferencia del Fa de Shifu en Dalian. Más tarde, envié pensamientos rectos y me sentí muy cómodo, completamente reforzado con energía. Sabía que Shifu estaba protegiéndome y alentándome.

Fui a la oficina de la comunidad residencial según lo previsto, con un corazón dedicado a salvar seres conscientes. La secretaria habló de forma amable, y luego  me llevó a una habitación. En cuanto entré en la habitación, vino un oficial de la oficina 610 y me preguntó: “¿Qué estaba haciendo en la comunidad cercana a la suya en la noche de XX (día)?”. Como respuesta le pregunté ¿no soy yo residente de esta comunidad? Si yo voy a hacer algo en otra comunidad ¿es necesario que te lo informe? ¿Es que no hay libertad personal? ¿Quién le da derecho a interferir en los derechos de los residentes? Dijo: “No interferimos con su libertad. Le estoy haciendo esta pregunta porque al día siguiente se repartieron folletos de Falun Gong por toda la comunidad". Le respondí sin temor: “No sé quien hizo esto, pero ¿La información de los folletos no es  la verdad? ¿Hay alguna razón para sentirse culpable por animar a la gente a ser buena? Vas a encontrar gente mala en libertad, sin embargo acosar a personas que siguen los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia ¿es correcto?

Entonces, me preguntó si había distribuido los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista, o persuadido a la gente a renunciar al partido comunista chino. Parecía que estaba tratando de obtener más información sobre mí. No respondí a la pregunta directamente, pero pregunté: “¿Que son los Nueve Comentarios?”. Dijo que el libro describía todos los crímenes cometidos por el partido comunista chino durante su poder. Dije irónicamente: “¿No es el partido comunista siempre grande, glorioso y correcto?”. No respondió, así que enumeré los hechos sobre el pueblo chino que ha sido asesinado por el partido comunista chino durante su mandato, superando en número a los que han muerto en guerras. Le pregunté: “¿Es esto normal? Este régimen ha matado a muchas personas inocentes por sus propios intereses”. Comentó sorprendido: ¿Cómo sabes tantas cosas?” Dije: “La mejor manera de ocultar un delito es no cometerlo. Los dioses ajustarán cuentas con cualquiera que realice malas acciones”.

En ese momento, el aire parecía haber dejado de circular. Estuvimos en silencio durante varios minutos. De repente, me preguntó si la diabetes de mi nieta había desaparecido. Tal vez los oficiales que trabajaban en la comunidad residencial se lo habían comentado. No sabía sus intenciones, y contesté: “Se siente mejor o peor, de vez en cuando”. Dijo: “¿No dice tu Shifu,  que ‘si una persona practica la cultivación, entonces toda su familia se beneficiará?”. Rápidamente respondí: “Si yo te pido prestado 100.000 yuanes pero nunca te los devuelvo, ¿te gustaría?”. Él comentó:”Por supuesto que no”. Dije: “Correcto, todo el mundo debería devolver la deuda  que deben a los demás. No puedes citar el Fa de mi Shifu fuera de contexto para adaptarse a tus fines. Haciendo eso estás cometiendo pecados”. Después, le conté algunas historias sobre el principios del bien es retribuido con el bien y el mal es retribuido con el mal, así como historias sobre el yeli y la reencarnación. Escuchó atentamente. Finalmente, parecía que había comprendido algo. Sonrió y dijo: “Si piensas que Falun Gong es bueno, entonces continúa practicando”.

También puedes leer los libros de tu Shifu, pero debes protegerte” Dije: “Usted también debe protegerme”. Contestó: “Definitivamente también voy a protegerte”. Después de una hora terminamos la conversación. De vuelta a casa, me sentí muy satisfecho porque una vida más había comprendido la verdad y había logrado la esperanza de salvarse.