[Minghui.net] Como practicante de Dafa desde hace más de 12 años, siempre había pensado que lo hacía muy bien cuando se trataba de cultivarme diligentemente y trabajar duro para asistir a Shifu en la rectificación del Fa, así que me desconcerté cuando el mal recientemente me interfirió. Recurrí al Fa para encontrar una respuesta.

El siguiente pasaje del Fa me impresionó particularmente:

 “¿Por qué no tomas un momento y piensas sobre ello? ¿Por qué alguien está interfiriendo contigo? ¿Por qué es capaz de interferir contigo? ¿Se debe a que tienes un apego, o porque tienes algo a lo que no puedes renunciar? ¿Por qué no te miras a ti mismo? La verdadera razón yace en ti, en ti mismo, y ¡ésa es la única razón que puede aprovecharse de tus brechas!” (“Exponiendo y enseñando el Fa en el Fahui del Área Metropolitana de Nueva York” en 2003)

Me di cuenta de que en la cultivación nada era casual, como Shifu nos enseñó, y yo ya no me podía permitir el lujo de simplemente repetirlo, “Necesito mirar hacia dentro”. Sabía que tenía que trabajar realmente duro para identificar la raíz de mi problema. Encontré que mi autoestima alta estaba causando todos los problemas. Yo siempre quería ser el mejor en todo lo que hacía, ya sea en la escuela, mi trabajo, o relaciones personales y estaba muy orgulloso de mí por ser así. Después de iniciar la práctica de Dafa, no solo no me deshice de esta forma de ser, sino que ésta se intensificó.

Sabiendo que hay una oportunidad para obtener Dafa una vez en un millón de años, me esforcé para cultivarme mejor que todos los demás practicantes y por lo tanto hice todo lo posible para estar por encima de ellos. Si alguien lo hacía mejor enviando pensamientos rectos u ofreciendo salvación a seres conscientes, me sentía inmensamente celoso e incómodo, y me comprometía a hacerlo mejor la siguiente ocasión. Por ejemplo, no quería ver a un practicante, que durante los últimos años siguió distribuyendo materiales en las zonas rurales, haciéndolo mejor que yo. Así que impulsado por mi envidia, pasé el tiempo del que disponía haciendo actividades de aclaración de la verdad. También fui a las zonas rurales a distribuir materiales después del trabajo o el fin de semana. Aproveché todas las oportunidades posibles para hablar a mis colegas sobre Falun Gong. A causa de mis esfuerzos, algunas veces incluso antes de que hubiera terminado de cenar, me llamaban para ir algún lugar para ayudar a enviar pensamientos rectos. Estaba exhausto todos los días.

Con el paso del tiempo, más y más practicantes me miraban y me pedían ayuda y cooperación. Estaba muy contento con mi estatus, como un dizi bien reconocido y me sentía superior a los demás. Incluso decía: “Si no puedo alcanzar la consumación por cualquier razón, no sé quién podrá”. Cuando algún practicante me recordaba que tuviera cuidado al decir esas cosas, me negaba a darle cualquier oportunidad a hablar, diciendo: “Sé cómo corregirme basándome en el Fa”. En lo profundo de mi mente, también estaba pensando: “¡Tu eres mucho más inferior que yo! Cómo te atreves a señalarme”. Después mi coordinador general trasladó parte de mis responsabilidades de coordinación a otros sin mi conocimiento. Cuando me enteré de esto, pensé que me habían tratado de una forma muy injusta y no pude llegar a un acuerdo con él. Incluso descargué mi frustración e insatisfacción en muchos practicantes, sin embargo fallaba en mirar dentro.  

Con semejante envidia, odio, y mentalidad de competencia en mí, el mal fue finalmente capaz de perseguirme. Esta dura lección me impulsó a mirar verdaderamente dentro e identificar mi problema. Me di cuenta de que el origen de mi envidia y mentalidad de competencia era de hecho una mentalidad para alcanzar fama, reconocimiento y aprecio. En otras palabras, fracasé en eliminar mi ego, y estaba obsesionado con validarme.

Shifu dijo en la Lección Séptima de Zhuan Falun:

 “Mientras la envidia no se elimine, todos los corazones que la persona ha cultivado y refinado se vuelven muy frágiles. Acá hay una regla: si el hombre, en el transcurso de la cultivación-refinamiento, no elimina el corazón de envidia, no puede obtener el Fruto Recto, absolutamente no puede obtener el Fruto Recto”.

Estaba familiarizado con este pasaje del Fa y hasta podía recitarlo de memoria. Sin embargo, siempre lo había aplicado en los demás, no en mí. No me extraña que fuera víctima del mal, puesto que fallé en evaluarme con el Fa. Después de mandar pensamientos rectos para eliminar mis apegos, ya no sentí injusticia, tristeza o envidia. En realidad, me quedé descansado y limpio. Experimenté realmente la seriedad, la santidad y las maravillas de la cultivación. ¡Gracias Shifu, por tu salvación compasiva! ¡Gracias practicantes por la amable ayuda! ¡Heshi!

Versión en inglés: http://clearwisdom.net/html/articles/2011/10/31/129108.html