[Minghui Net] Hace 6 años, concretamente el 16 de abril de 2005, dos mujeres, Xu Lihua y Shi Guihua, fueron arrestadas  ilegalmente por la comisaría de Yangshu, en el distrito de Acheng, ciudad de Harbin, de la provincia de  Heilongjiang. Estas dos mujeres fueron perseguidas por practicar Falun Gong. Una se quedó ciega y la otra sufrió un colapso mental. A continuación se narra un informe de sus experiencias.

La Sra. Xu Lihua se quedó ciega

El 16 de abril de 2005, Fu Wenjun, jefe de la comisaría de la localidad de Yangshu, y otro oficial de la comisaría de la ciudad de Acheng condujeron dos coches hacia la casa de Xu Lihua, irrumpieron, y se la llevaron al centro de detención.

La Sra. Xu ha trabajado en la docencia durante varias décadas. Siempre ha sido una buena trabajadora y era conocida por ser amable y recta.

Una semana después de que la detuvieran, empezó a ver borroso. Varios días después, los guardias le dieron una medicación, alegando que se le curaría. Después de tomar la medicación durante una semana, su vista se deterioró. Unos agentes le pusieron un goteo intravenoso,  le provocó un dolor extremo. La practicante preguntó qué medicamento le habían administrado, pero no se lo dijeron. Medio mes después, perdió la visión completamente. Oficiales contactaron con su familia para que la mandaran a un hospital para tratamiento, pero tras la revisión, el doctor les dijo que era demasiado tarde para tratarla.

 

Shi Guihua conducida a un colapso mental

El 16 de abril de 2005, Shi Guihua y Xu Lihua fueron arrestadas a la vez. Durante la detención, la Sra. Shi cedió a las amenazas de los guardas contra su conciencia después de ser engañada haciéndole creer que sería liberada. En su lugar la mandaron al campo de trabajo forzado de Wanjia.  

La Sra. Shi lloraba cada día preocupada por sus tres hijos y su marido, que no tenía buena salud. La interrogaban en reiteradas ocasiones y la forzaban a decir cosas contra su voluntad. Incluso la obligaban a realizar  trabajo duro. La sucesión de métodos de tortura a la que fue sometida la llevó al borde del colapso mental. Poco después de que fuera detenida, su marido falleció. La noticia fue un duro golpe, y el catalizador de su colapso mental. Quería llorar pero no tenía lágrimas, no podía  comer ni dormir.

A poco de saber que su marido había fallecido, la persecución que atravesaba se volvió aún peor y más siniestra. Un día, el jefe del guardia de la prisión le dijo que le administrarían una inyección para que pudiera dormir, y le  dieron una sustancia desconocida. Después de eso tenía un dolor  terrible por todo el cuerpo y alucinaciones. Constantemente sentía como que alguien le hablaba, diciéndole lo que tenía que hacer. También empezó a hablar de forma incoherente. Se estremecía de miedo siempre que veía los colores rojo o negro. Se volvió una persona completamente diferente. Por consiguiente, el campo de trabajo forzado la liberó antes de que su condena finalizara.

La Sra. Shi solía ser una persona sana, buena y con la mente clara. Después de las reacciones que tuvo al darle la inyección, está claro que no le suministraron un somnífero. Según fuentes, el campo de trabajo a menudo depositaba a escondidas drogas en la comida que les daban a los practicantes de Falun Gong, usándolos para experimentos médicos. A algunos estaban alerta y  se negaban a comérselos después de descubrir que tenían un sabor raro. Otros no se daban cuenta y se volvían víctimas.

Estas dos mujeres fueron terriblemente perseguidas porque no vieron la verdadera naturaleza del PCCh. Pensaban que en cuanto obedecieran, serían perdonadas. Renunciaron a Falun Gong y aceptaron las drogas que les dieron. Les mintieron y no las liberaron del arresto. No solo eso, sino que una de ellas se quedó ciega, y la otra sufrió un colapso mental por la persecución.