Centro de información de Falun Dafa

Creemos que cuando la verdad sobre la persecución a Falun Gong en China se revele completamente, la persecución llegará a su fin, por la simple razón de que el mundo no podrá aceptarlo. El hecho de que los líderes comunistas en China hayan atravesado un largo periodo de tiempo, ocultando y encubriendo sus acciones desde 1999, indica que ellos también creen esto.

Con ese objetivo, publicamos a continuación el siguiente artículo, de una serie de artículos especiales diseñados para exponer de manera más exhaustiva, y ordenar cronológicamente la persecución a Falun Gong en China continental, en todas sus múltiples facetas.

Artículos previos de esta serie:

Visión general de la persecución

Preguntas frecuentes sobre la persecución

Persecución: línea de tiempo

Persecución: los orígenes

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El Centro de Información de Falun Dafa ha confirmado la muerte de más de 3.000 practicantes de Falun Gong como resultado directo de la campaña de persecución que el Partido Comunista Chino lanzó en 1999. Sin embargo se teme que el número real de muertes a causa de tortura, malnutrición, agotamiento, abandono en detención y especialmente como resultado de la extracción de órganos en hospitales, es de decenas de miles.

Mientras expertos legales se están refiriendo cada vez más a la persecución a Falun Gong como genocidio, la forma que éste ha tomado es diferente de modelos previos. Los practicantes de Falun Gong no son colgados en público, como lo fueron los terratenientes en China cuando Mao Zedong tomó el poder, tampoco se los llevan en un camión a campo abierto y los fusilan como en Camboya, no son golpeados hasta la muerte con machetes como en Ruanda, y ciertamente no son gaseados como en Auschwitz.

Pero la persecución a Falun Gong reúne las definiciones convencionales de lo que constituye un genocidio: Causar daño físico o mental severo a los miembros de un grupo, y dañar deliberadamente las condiciones de vida del grupo, de manera calculada para ocasionar su destrucción física total o parcial.

Al lado del daño mental, la pobreza extrema forzada y la persecución económica, los asesinatos a miembros de Falun Gong han tomado básicamente tres formas:

Muertes como resultado de tortura

La primera forma es el asesinato de practicantes a través de palizas y varias formas de tortura. La inmensa mayoría de las torturas tienen lugar en las prisiones, centros de detención temporales y a través del enorme sistema de campos de trabajo forzado. Las palizas por parte de la policía, que empiezan en lesiones y acaban con la muerte, también han tenido lugar en las casas de los practicantes o a partir del arresto en la Plaza de Tiananmen, a menudo dentro de los furgones policiales.

Métodos comunes de tortura mortal incluyen descargas con múltiples picanas eléctricas, colgarles de las muñecas o de los talones, colgarles boca abajo durante muchas horas, quemaduras con hierros y otros objetos y administración de drogas dañinas al sistema nervioso.

Un método de tortura que se cuenta como la causa de aproximadamente el diez por ciento de las muertes conocidas es la alimentación forzada. Con el objetivo de protestar por su detención ilegal y tortura, los practicantes de Falun Gong a menudo hacen huelgas de hambre. Como respuesta, los policías y reclusos, con o sin preparación, alimentan a los personas en huelga de hambre insertando un tubo de goma por la nariz y lo deslizan por la tráquea hasta el estómago. Cuando el líquido, que puede ser desde soluciones concentradas de sal hasta orina, llena el estómago, va directamente a los pulmones, lo que conduce a una muerte muy dolorosa.

Con el objetivo de evitar la responsabilidad, los campos de trabajo forzado y las prisiones, liberan a los practicantes de manera rutinaria cuando están al borde de la muerte, y piden a sus familias que vayan a recogerlos. Los hospitales frecuentemente se niegan a admitir a estas personas en tales condiciones, y mueren en sus casas al cabo de días o semanas después de ser liberados.

Cuando un practicante muere en prisión, la policía alega que cometió suicidio. De hecho, algunos supervivientes han declarado que sus torturadores los amenazaron diciendo: Si te torturamos hasta la muerte no nos podrán hacer nada ya que diremos que fue un suicidio y nadie nunca sabrá la verdad. Testigos han reportado también que cuerpos con marcas azules y negras fueron lanzados desde ventanas altas con el objetivo de fingir un suicidio.

A los familiares solo se les permite ver los cuerpos en raras ocasiones, los cuales son incinerados apresuradamente.

Muerte por esclavitud

La segunda causa de asesinato es provocada por el agotamiento, la malnutrición, y la negligencia en los campos de trabajo. Los prisioneros políticos en China continental pueden ser sentenciados administrativamente a tres años de detención en campos de trabajo forzado sin ver nunca a un juez.

Allí son forzados a trabajar hasta 20 horas al día, bajo amenaza de la violencia. Muchos de los productos que fabrican, como juguetes, palitos chinos, cajas, luces de árboles de navidad, y ropa son exportados a los Estados Unidos, Australia y Europa. Los prisioneros no reciben ningún salario y son, en efecto, esclavos.

Además del agotamiento como resultado de la intensa labor física bajo la presión de producir, a los esclavos se les da muy poca comida, a menudo encurtidos y un pequeño panecillo seco. No es raro ver comida plagada de gusanos, y el agua es escasa.

Los olores del pegamento y otros químicos asociados con su trabajo, combinados con las pobres condiciones sanitarias, la malnutrición y el agotamiento dan lugar a un número de muertes actualmente desconocido.

Para el Partido Comunista la esclavitud y la tortura tienen en común que en ambas, la meta no es necesariamente matar a los practicantes, sino que más bien la muerte de los practicantes de Falun Gong es un efecto secundario.

El propósito de la campaña no es ejecutar los cuerpos físicos de los practicantes sino exterminar el espíritu de Falun Gong. El grupo debe ser eliminado a través de reeducación, o transformación, usando los métodos arriba descritos junto con tortura mental, segregación y propaganda por todo el país. La idea es forzar a los practicantes a abandonar su sistema de creencias y convertirlos en ciudadanos obedientes, marxistas ateos si es posible. Si mueren en el proceso de transformación es contado como suicidio.

Mientras que el Centro de Información ha registrado más de 3.000 casos de muerte como resultado de persecución, el número es probablemente mucho mayor. En 2002, las fuentes dentro de China estimaban que al menos 7.000 practicantes habían sido asesinados. Dada la dificultad y los riesgos de obtener tal información sensible en China, y los informes de decenas de miles de practicantes desaparecidos, una estimación más realista sitúa el número de víctimas en 30.000.

Muerte como resultado de la extirpación de órganos

La cifra anterior podría ser de más del doble de acuerdo al informe sobre extracción de órganos de Kilgour y Matas. Según los destacados abogados canadienses, más de 40.000 órganos de chinos usados en transplantes no tienen otro origen explicable más que los cuerpos de los practicantes de Falun Gong. Estos prisioneros de conciencia obviamente saludables, han sido asesinados específicamente por sus hígados, corazones y pulmones.

En marzo de 2006 una ex-empleada de un hospital en el noreste de China, hizo una aparición en público en Estados Unidos y reveló que en su hospital 4.000 practicantes de Falun Gong habían sido asesinados por sus órganos. Su marido cirujano admitió haber extirpado la córnea de los cuerpos de 2.000 practicantes de Falun Gong, mientras aun seguían vivos, pero anestesiados. Semanas después, un doctor militar chino reveló que la cosecha de órganos, no estaba limitada a un campo de concentración y al hospital cerca de Shenyang de los que habló la mujer, sino que en realidad esto estaba ocurriendo en 36 campos de concentración en toda China. Investigaciones posteriores han confirmado estas alegaciones.

Una última forma

Hay todavía una forma más de asesinato que raramente se habla de ella y es imposible de medir. La muerte resultante de la negación de mantener la salud propia. Xie Weiguo que reside ahora en Inglaterra, lo describe así: Después de que mi madre empezara a practicar Falun Gong, los problemas de salud que había sufrido durante mucho tiempo mejoraron uno tras otro y se volvió completamente saludable. Pero una vez que la persecución empezó dejó de practicar bajo la presión del Partido Comunista. Su salud se deterioró rápidamente, sus enfermedades regresaron y falleció en 2003.

Entre los practicantes de Falun Gong dichos ejemplos son demasiado numerosos. Falun Gong ha dado a millones de chinos una salud nueva. De hecho, la reputación de la disciplina debido a su eficacia concreta en la curación fue en gran parte lo que atrajo a decenas de millones de personas a practicar durante los años 90 y aceleró a que difundiera la práctica. Muchas personas mayores, habiendo experimentado a lo largo de sus vidas campañas comunistas una tras otra, abandonaron la práctica de los ejercicios de Falun Gong una vez que se lanzó la persecución estatal. Viviendo bajo gran presión mental, sus enfermedades reaparecieron y fallecieron.

Artículo original publicado en: http://faluninfo.net/print/220/