[Minghui Net] Saludos, Shifu. Saludos, compañeros practicantes.

El tema que quiero compartir con todos hoy es Mi experiencia de cultivación en la dirección de un periódico.

Al dar un paso hacia atrás, encontraremos todo un mundo distinto

Empecé a participar en el periódico La Gran Época en 2001. Al principio, como los demás, ayudaba dónde hiciera falta. Porque aprendía rápidamente a hacer las cosas, desde la composición tipográfica y la coordinación de la imprenta, hasta la publicidad y diseño, gradualmente iba asumiendo más y más responsabilidades. Como tenía una comprensión profunda de los distintos aspectos de dirigir La Gran Época, así como mi experiencia en el nivel de dirección de una gran empresa en China, me convertí en uno de los coordinadores principales.

En aquel momento había algunas personas que trabajaban como personal a tiempo completo, y yo me iba implicando gradualmente en ventas y dirección del periódico. Mi familia no tenía experiencia en la dirección de un negocio, por tanto se podría decir que mi capacidad de la administración de la empresa empezó desde cero y creció con el desarrollo de La Gran Época.

No obstante el aumento de experiencia no se equiparaba con la madurez en la cultivación. Muchos de mis apegos se reforzaban con la acumulación de experiencias. Ya que estaba en el puesto de coordinador, cuando surgían conflictos con otros practicantes, a menudo daba excusas como, ¿Por qué no cooperas conmigo? No trabajas para mí, trabajas para La Gran Época, etc. Debido a una falta de experiencia, y a las brechas en la cultivación, tomé muchas decisiones equivocadas como coordinador. (Claro, en el momento, pensaba que esas decisiones eran muy acertadas.) Si hubiera tenido lugar en una empresa normal, quizás me habrían despedido diez veces. Ahora cuando pienso en aquellas decisiones, me siento muy avergonzado y siento que he decepcionado a todos los practicantes que apoyaban La Gran Época en silencio durante tanto tiempo.

Aunque mi experiencia aumentaba, mi cultivación no mejoraba. Mi incapacidad de mirar adentro intensificaba el conflicto con los demás coordinadores en el periódico, hasta que un día se declaró de repente que yo ya no era coordinador de La Gran Época.

En aquel momento me sorprendí mucho porque nadie me lo había comunicado anteriormente. Estaba muy enfadado y sentía que me habían tratado injustamente. No obstante, en la reunión, debido a que la mayoría estaba de acuerdo con la decisión, respeté la decisión de la directiva de la empresa y decidí dejar el puesto de coordinador. Me dije que como directivo de una empresa, uno está también bajo la dirección de la misma directiva de la empresa y no se puede desobedecer las decisiones tomadas por la empresa. Además, como había experimentado varias reestructuraciones en La Gran Época, sentí que no debería de afectar adversamente las operaciones normales del periódico con mis propios problemas. En el momento creí que había mantenido bien mi xinxing: primero no me quejé mucho, y segundo no presenté ningún informe. Pero ahora, mirando atrás, veo que sólo había rascado la capa de la superficie.

Dos meses más tarde, de repente recibí el aviso de que se pedía que todos los practicantes australianos fueran a Nueva York porque Shifu quería vernos. Mi corazón había parecido tranquilo en la superficie pero inmediatamente se conmovió. Salieron varios apegos humanos: sentí que me habían tratado injustamente y me sentí enfadado. Mi lado humano seguía pensando que debería ir a preguntar a Shifu si lo que habían hecho estaba mal y si yo realmente tenía que haber dimitido, etc. Estos pensamientos seguían dando vueltas en mi mente. No los podía suprimir -hasta que vi a Shifu. En aquel momento, cuando escuchaba la enseñanza del Fa de Shifu, tuve la sensación de que muchas de las cosas que decía fueron dirigidas a mí, y que ninguno de aquellos problemas insignificantes alrededor mío tenía importancia. Era como lo que decía Shifu, que el lado de mí que era un Dios se despertó. No obstante, cuando volví al hotel para intercambiar con los demás, aquellos apegos humanos volvieron a salir a la superficie. Con mis palabras, no podía soltar mi concepto del bien y del mal de la cuestión. Seguía buscando la comodidad en la expresión de los demás de estar de acuerdo con mis ideas, aunque en la superficie parecía que no me importaba.

Ya que no comprendía el problema desde la base del Fa, era un reflejo de la relajación de mi propia cultivación. Por lo tanto, me cruzaba con esta tribulación una y otra vez, hasta que estos factores humanos comunes se volvieron más y más débiles. De repente, un día cuando tranquilicé mi corazón y miré hacia atrás, los principios del Fa detrás de todo esto se asomaron delante de mis ojos. ¿Acaso no era éste el camino de cultivación que Shifu me había arreglado? Cuando estaba en el puesto de coordinador, muchos de mis apegos eran muy fuertes, y los apegos humanos permanecían ocultos de manera muy eficiente. Sin superar estas tribulaciones, ¿cómo iba a poder eliminar estas sustancias? ¿Cómo iba a ayudar a Shifu en la rectificación del Fa mientras llevaba estas cosas malas? ¿Cómo iba a iluminarme a mi propio cosmos? En un instante, los últimos vestigios de los apegos humanos desaparecieron sin dejar rastro, dentro de la gran benevolencia de Shifu.

Creer en Shifu, creer en el Fa Shifu me ha arreglado un camino de cultivación, y todo es para lo mejor

Mis habilidades en el mundo cotidiano me llevaron a participar en La Gran Época. Durante los seis años que pasé en La Gran Época, mis habilidades de dirección maduraron. Cuando dejé el puesto de coordinador, les dije a otros practicantes: Yo obtuve mis habilidades a través de la práctica de Dafa, y voy a seguir aplicándolas para ayudar a Shifu en la rectificación del Fa. Yo tenía esta esperanza, y Shifu me arregló los caminos a seguir. Puesto que ya no era coordinador, tenía más tiempo libre. Para disminuir el estrés económico sobre mi familia, empecé a dirigir mi propia empresa. En el primer año hubo altibajos y las cosas fueron difíciles pienso que quizás estuviera relacionado con mi estado de cultivación. Cada vez que me sentía que no había camino a seguir, me decía, Cree en Shifu. El camino que Shifu ha arreglado para cada discíplo es el mejor camino de cultivación y el más rápido.

Cada cosa tiene su razón de ser, y todo ha sido para la perfección final. Con este pensamiento, pude pasar por muchas tribulaciones y aprender muchas cosas en la sociedad común relacionadas con la dirección de empresas. Realmente experimenté la sensación de lo infinito en todo.

Mi empresa gradualmente se enderezó mientras yo me implicaba con la venta y marketing de otros proyectos de la rectificación del Fa. Todo parecía ir sobre ruedas, pero yo sabía que en el camino de la cultivación, las tribulaciones se siguen una tras otra. A finales del año pasado, recibí una llamada de un coordinador de La Gran Época en EE.UU., quien esperaba que yo pudiera aplicar las habilidades y conocimientos que tenía y volviera a la dirección de La Gran Época. Mi pensamiento intuitivo fue, No fue fácil salir de aquel centro de conflictos. Si volviera, ¿acaso no sería como ir de mal en peor? Después de la llamada, seguía ahuyentando la idea, y estaba reacio a implicarme directamente en La Gran Época.Quería esconderme en el trasfondo y mirar adentro desde fuera, y sólo ayudar con lo que podía. Si pudiera esconderme en el trasfondo, no sería el punto de enfoque de tanta gente. Pero aquello realmente era un miedo a exponer mis apegos humanos. ¡Tantos ojos miraban a ver si se administraba bien La Gran Época! En el puesto de coordinador, cada palabra y cada acción exponían tu apego, y cualquier apego humano se miraba con lupa y sería escudriñado por todos.

El lado humano mío quería protegerme, evitar conflictos, y alejarme del daño. Era muy fácil buscar una excusa, porque mi propia empresa iba bien, y necesitaba más tiempo para cuidarla. Mientras tanto, otros proyectos de Dafa seguían caminando uno tras otro.

De hecho, llevaba 11 años practicando Dafa, y mi lado de entendimiento estaba muy claro: era otra oportunidad de cultivación y elevación. Era tal y como Shifu nos había enseñado en Enseñando el Fa en el Fahui internacional de Gran Nueva York 2009 que mi vida cómoda me había hecho perder diligencia en la cultivación, y varios apegos estaban ocultos tras mentalidades humanas. ¿Qué debería eligir?

Un cultivador es muy sensible a los cambios en su propio estado físico. Hace once años que sentí los dos cambios más grandes en mí. Uno fue cuando sólo llevaba un par de meses practicando, y la experiencia me permitió sentir de verdad el lado milagroso de Dafa. Ahora que soy practicante veterano, sabía que aquellas experiencias que sentí o que vi directamente eran empujones que Shifu me daba en el camino de la cultivación era Shifu animándome, un discípulo no muy diligente.

Yo tengo claro que todas las experiencias que he acumulado en la sociedad común me han permitido ayudar a Shifu en la rectificación del Fa. No eran para usarlas para administrar un negocio común. Shifu arregló todo esto porque el discípulo tiene el deseo de practicar la cultivación. Como discípulo, sólo podía sentir más profundamente la gran benevolencia de la salvación de Shifu. Decidí volver a La Gran Época, no para ayudar a nadie, sino para hacer bien esas cosas que no había hecho bien en el pasado, y completar mi misión. Sé que todo esto ha significado la necesidad de dar un gran paso adelante como cultivador.
Estar involucrado en La Gran Época no sólo es trabajar en un proyecto sino, al mismo tiempo, es un proceso de cultivación. Porque aún tengo apegos humanos, todavía se producirán conflictos. No obstante, sé que no puedo seguir siendo perezoso en mi cultivación como era en el pasado, y que la situación actual de La Gran Época no me permitirá cometer los mismos errores.

No sé qué oportunidades me llevaron al camino de la cultivación en Sydney. Como ha sido un arreglo de Shifu, es mejor así. Al volver a La Gran Época podía sentir los grandes esfuerzos de todo el mundo, y cada uno lo ha hecho muy bien. Esto me ha llenado de confianza en la dirección del periódico y confianza en los practicantes de Sydney y de toda Australia. La rectificación del Fa es parecida a una batalla que no se ve jamás. En esta batalla, sin confianza mutua, no podríamos nunca derrotar al enemigo y declarar la victoria. Además, una batalla sólo se puede ganar con el trabajo en equipo. No es una cosa que puede ser alcanzada por un solo individuo, y es siempre el caso. En el camino de la cultivación, no distinguimos entre el tú y el yo. Habría un pesar eterno si alguno de nosotros se quedara atrás. Caminemos todos bien el sendero de la cultivación en el ambiente que tenemos en Australia.