[Minghui Net] Comencé a practicar Falun Dafa en 1997. En ese momento practicaba y me cultivaba diligentemente, por lo tanto todo mi cuerpo y mi mente fueron enormemente purificados y me sentía la persona más feliz del mundo.

Sin embargo, no perseveré, y después que empezó la persecución a Falun Dafa, el 20 julio de 1999, aflojé gradualmente. Me sentía avergonzado y cada vez que leía artículos donde veía que los practicantes están haciendo bien las tres cosas, quería ponerme al día. Sin embargo, no podía alentarme a mí mismo, a pesar que Shifu me lo recordaba muchas veces con su divina fuerza. Veía que mi mundo era tan miserable, que todos los seres en él cambiaban de mal a peor, hasta convertirse en criaturas malévolas. Era mi culpa. Era mi apego que fue magnificado por los seres demoníacos. Estaba atrapado en ello. El sufrimiento de mi corazón fue creciendo y me sentí más y más deprimido.

De pronto una noche, no hace mucho tiempo atrás, vi una escena que no voy a olvidar por el resto de mi vida. La música parecía venir de todas las direcciones, o para ser más exactos, del cielo. La música sonaba por todas partes y traía con ella una fragancia increíble. Un Fo ataviado con una bata blanca semitransparente, bajó desde el cielo con sus ojos ligeramente cerrados. Las palmas de sus manos estaban cerradas en el gesto de heshi. Se lo veía sereno y compasivo y estaba seguido por incontables Fo y Pusas, todos con expresiones solemnes, pero ataviados con ropas de diferentes colores y apariencias. Ellos volaron suavemente por el cielo. Flores y una fruta desconocida de color verde cayeron desde todas partes del firmamento. Miles de rayos dorados caían desde el cielo como lluvia. Exclamé: "¿es ésta la legendaria rectificación del Fa?" Estiré mis manos hacia el cielo para sentir todas estas inesperadas maravillas. Sin embargo, un practicante que se quedó atrapado en la auto cultivación me gritó que debía moverme hacia otro lugar. Mirando el esplendor de las frutas sagradas y del cielo increíblemente colorido, me sentí sorprendido, adolorido y con remordimientos. Pensé que no merecía ver todo esto.

Es la grandiosa tolerancia de Shifu que me ha permitido ver esta magnífica escena. Hoy lo escribí para recordármelo, y también a todos los que como yo no nos hemos cultivado diligentemente, para que dejemos ir nuestros apegos, hagamos las tres cosas bien y regresemos al camino divino.

Fecha de publicación del artículo: 24/5/2009
Versión en inglés: http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2009/5/24/107681.html