[Minghui Net] En los últimos dos días de 1999, fui a Beijing por tercera vez para apelar por justicia para Falun Gong. Fui arrestada ilegalmente en la Plaza Tiananmen, al igual que algunos otros practicantes. Un autobús tardó una hora en llevarnos a una cárcel en la provincia de Hebei. El lugar era un infierno en la Tierra, y allí sufrí torturas inhumanas. Al final, nos esposaron a la fuerza y nos llevaron a diferentes estaciones de policía de la provincia de Hebei. Yo y otros practicantes de Falun Gong fuimos liberados el segundo día. Escapamos de la guarida del león y estábamos extremadamente felices, pero no nos dimos cuenta de que eso era parte de su complot. Cuando el automóvil llegó a la ciudad de Sanhe, unos oficiales de policía dirigieron el vehículo hacia nosotros e intentaron obligarnos a insultar a Falun Dafa y a nuestro Maestro. Nosotros nos rehusamos, y dijimos que Falun Dafa es bueno. Por lo tanto, otros dos practicantes de Falun Gong y yo fuimos nuevamente arrestados.

En ese momento había muchos practicantes apelando en Beijing todos los días, más de los que podían albergar las cárceles y los campos de trabajo forzado de Beijing. La seguridad en la Estación de Ferrocarril de Beijing era extremadamente estricta. Practicantes de todo el país tenían que bajarse unas estaciones antes de Beijing y luego tomar un autobús o manejar hasta allí. Sin embargo, todos los caminos a Beijing también estaban bloqueados.

La ciudad de Sanhe es una vía hacia Beijing. La policía hacía guardia en esta localidad. Cuando yo llegué, ya habían arrestado a más de cien practicantes de Falun Gong de la ciudad de Sichuan. Después, más y más practicantes fueron arrestados. El último día de 1999, me detuvieron en un garaje oscuro y húmedo con muchas practicantes de la ciudad de Sichuan. Cuando recitábamos Lunyu, el sonido de las campanas acompañaron la llegada del siglo XXI. En ese momento, había más de cien practicantes encarcelados en otra localidad. Una practicante de la provincia de Sichuan me dijo, "Llegué aquí antes que tú. Cada día meten cientos de practicantes, y luego se los llevan".

Vi que la mayoría de las practicantes eran de la provincia de Sichuan. Sus ropas eran muy finitas y sencillas. Algunos llevaban cestos y eran muy pobres, pero todos eran firmes y determinados. Aunque la policía los golpeaba con picanas eléctricas, ellos se negaban a decir de dónde eran. Más tarde, vi que oficiales de la oficina de Sichuan en Beijing vinieron y se llevaron a todos los practicantes de Sichuan. Hasta donde yo sé, ninguno de los practicantes de Sichuan dio su nombre.

Los oficiales de policía de la ciudad de Sanhe y la gente de la oficina de Sichuan en Beijing les dijeron, "Si no revelan sus nombres, los arrojaremos en un campo de concentración muy lejano, allí estarán detenidos y nadie sabrá de ustedes". Más tarde, los oí decir, "Hay campos de concentración para detener a practicantes de Falun Gong en el nordeste de China y cerca de la provincia de Xinjiang." Vi autobuses llenos de practicantes de Falun Gong que se negaron a dar sus nombres y se los llevaron.

Unos días atrás supe de los informes que exponen el hecho de que más de 6.000 practicantes de Falun Gong están encerrados en Sujiatun en la ciudad de Shenyang, provincia de Liaoning. Personalmente, creo que en su mayoría estos practicantes son los que fueron a Beijing a apelar y los que se negaron a revelar sus nombres. Sugiero que todas las organizaciones internacionales de derechos humanos enfoquen sus investigaciones en el Departamento de Policía de la Ciudad de Sanhe en la provincia de Hebei.
15 de marzo de 2006

(Versión en inglés: http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2006/4/2/71462.html)


Fecha de edición: 3/4/2006Fecha del artículo original: 1/4/2006