Por una practicante de Falun Dafa en Japón

Mi nombre es Ma Shuhua. Vivo en Japón y soy ciudadana china. Soy una practicante de Falun Gong. Mi esposo es un estudiante extranjero y mis niños están ahora en el sexto grado. Obtuvimos nuestras visas para Japón por el estatus de estudiante de mi esposo.

El 18 de abril de 2003, fui al consulado chino en Japón a dejar mi pasaporte para la renovación, porque todas las páginas habían sido selladas. Ellos aceptaron mi solicitud y me dijeron que regresara a recogerlo el 23 de abril. Antes de esa fecha, el personal del consulado me llamó y hablé con un secretario de apellido Wu. En síntesis, me dijeron que solo recibiría un pasaporte nuevo si yo renunciaba a Falun Gong. No cedí ante su demanda.

El 2 de febrero de 2004, los pasaportes de mis niños y mío expiraron y yo tuve que dejar de nuevo una solicitud para la renovación. Cuando entregué mi solicitud le dije al escribano que no obtuve mi pasaporte antes porque practicaba Falun Gong. Ella me dijo que esto ya no ocurriría. Me dijeron que debería regresar por nuestros pasaportes el 5 de febrero. El 2 de febrero, un secretario del consulado, de apellido Lu, me llamó a las 5 p.m. y me pidió que fuera para una entrevista. Después de dos entrevistas, me propuso dos condiciones:

1. No herir los beneficios del país y no dañar la imagen del país (gobierno);
2. No apelar fuera del consulado por un período de tiempo

Él pensaba que mis apelaciones fuera del consulado prevendrían a los extranjeros de invertir en los negocios con China. No acepté estas condiciones, ya que no había hecho nada para lastimar la imagen del país. Un país libre y su gobierno atraerían más inversores y un gobierno que persigue a sus ciudadanos y comete violaciones de los derechos humanos prevendrían las inversiones extranjeras. Era la persecución a Falun Gong que la que manchaba la imagen de China y de este modo pierde oportunidades económicas.

Él me llamó y lo llamé de vuelta. Me dijo que había enviado un mensaje a China para pedir autoridad para renovar mi pasaporte, pero no sabía cuando tendría respuesta. No sabía cuanto tendría que esperar. Entre las personas que no recibían sus pasaportes estaban los practicantes de Falun Gong.

Yo soy ciudadana china. No he hecho nada que manche la imagen del país, o algo que hubiera hecho que China perdiera beneficios económicos. Nunca he roto ninguna ley. No tengo idea de cuándo o cómo fui puesta en la lista negra. El rehusarse a emitir nuevos pasaportes o renovarles los pasaportes a los practicantes fuera de China es definitivamente persecución y discriminación.

Vine a Japón en marzo de 1999 y empecé a practicar Falun Gong en abril. Mi salud mejoró y me sentía feliz. Mi artritis y mi dolor crónico del hombro se fueron en dos meses. Cuando vi la supresión de contra de Falun Gong el 20 de julio de 1999, sentí que era irrazonable y decidí continuar la práctica.

Cerca del 10 de diciembre de 1999, viajé a Hong Kong para asistir a una Conferencia para Compartir Experiencias de Falun Dafa en Asia. Regulaciones en Hong Kong nos requirió a mi y otros practicantes chinos de Japón que entráramos a través de la Aduana en Shenzhen. En la aduana, el oficial se dio cuenta de que éramos practicantes de Falun Gong y no detuvo. Después de 5 ó 6 días, nos enviaron de vuelta a Japón y los pasaportes de algunos practicantes fueron sellados como “cancelados.”

Después de que regresamos a Japón, entendimos como la propaganda en China estaba envenenando a todos los chinos. Ellos incluso dijeron que los chinos de ultramar tenían prohibido practicar Falun Gong. Yo estaba muy triste.

El 20 de diciembre de 1999, Macau estaba por retornar a China. El 19, algunos practicantes y yo viajamos a Macau y participamos en un grupo de ejercicios en una gran plaza. Queríamos que los oficiales de China y la gente del mundo viera cuan pacífico Falun Gong es. Bajo presión, la policía de Macau nos arrestó enfrente de todos, incluyendo los medios, y nos llevó a la estación de policía. Después de 7-8 horas, sin recibir ninguna explicación, fuimos enviados de nuevo a Hong Kong.

Después de lo que nos pasó, algunos de nosotros practicantes decidimos ir a Beijing a apelar. Queríamos hablar por los practicantes de ultramar y apelar por un final de la persecución a Falun Gong. El 29 de diciembre de 1999, nuestro vuelo arribó en Shanghai. Oficiales armados en la aduana nos arrestaron. Una oficial en la aduana estaba buscando en la pantalla de la computadora y repetía, “Hay más de ellos.” Siete de nosotros fuimos encerrados en un hotel esa noche. La policía fue asignada a las habitaciones para vigilarnos y no teníamos permitido salir. La mañana siguiente cerca de las 9 en punto fuimos enviados a Japón en contra de nuestra voluntad y nuestras visas fueron selladas “canceladas.” No pudimos apelar en Beijing.

Desde ese momento hasta hoy, no pude regresar a mi país. Me he convertido en una desterrada.

En marzo de 2004, como no había escuchado ninguna noticia del consulado, envíe un fax que había preparado para los medios y el público para el Consulado Chino. Después de una hora, el secretario de apellido Lu me llamó y me preguntó si había enviado la carta. Tan pronto como escuchó que no lo había hecho, dijo, “Hubiera creado un montón de problemas si lo hubieras hecho. Ven mañana y solicita tu pasaporte.” Obtuve mi pasaporte al cabo de tres días.

A pesar de que recibí mi pasaporte, el cual se suponía que debería haber sido emitido hace mucho, todavía hay un montón de practicantes en Japón quienes no han recibido sus pasaportes. Le pido al público su apoyo. Por favor ayúdennos a terminar la persecución a Falun Gong.

Fecha de edición: 2/3/2005
Fecha del artículo original: 15/2/2005
Categoría: Información sobre la persecución
Traducido: 9/2/2005
Versión en chino disponible en: http://www.minghui.org/mh/articles/2005/2/9/95162.html
Versión en inglés disponible en: http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2005/2/16/57605.html