Por Gu Mengsheng

(Sabiduriapura.org)

¿Está realmente pasando esto? ¿Puede ser que el protegido de Jiang, Zeng Qinghong, sentado al lado del trono comunista chino como vicepresidente, haya contratado a hombres armados en Sudáfrica para que cumplan sus órdenes?, es decir ¿asesinos cuyo propósito es asesinar a manifestantes pacíficos y desarmados que podrían arruinar su visita?

En una semana en donde el saldo de muertes confirmadas de Falun Gong (por tortura y abusos bajo custodia de la policía china) alcanzó los 1.000), los hechos que salen a relucir por el escalofriante atentado a las vidas de cinco practicantes en Sudáfrica sugiere que verdaderamente Zeng y la facción de Jiang Zemin están decididos a llegar tan lejos. Y lo han hecho.

Los profundos agujeros bañados en sangre en los pies de David Liang – producto de una bala de un AK-47, que atravesó más que la puerta de su coche – dicen en términos muy claros que, tanto en grado como en distancia, el grupo de Jiang está dispuesto a llevar su campaña de “erradicar Falun Gong”. Mientras las tácticas de intimidación del partido comunista chino (PCC), además de la violencia fuera de las fronteras de China, se ha convertido en algo bastante familiar para los practicantes de Falun Gong – con crímenes que fluctúan desde vandalismo hasta coches bomba y agresión física – los disparos en Sudáfrica parecen estar marcando una progresión alarmante.

¿Por qué ahora? ¿Por qué Sudáfrica, entre tantos lugares? ¿Y por qué Zeng? Unos pocos hechos son necesarios como trasfondo.

David Liang, un australiano que practica Falun Gong, estaba en Sudáfrica con otros ocho de su país. Ellos no sólo tenían en común la práctica, también un antecedente de activismo para apoyar los derechos de Falun Gong en China. Y en el caso de Liang, fue victima del vandalismo del PCC en Australia anteriormente: el coche de Liang había sido asaltado con vandalismo repetidamente en Australia y su nombre se encontró en la lista negra del PCC, prohibiéndole viajar a Hong Kong. Otro pasajero fue victima de un vandalismo similar y antes de salir a ese viaje recibió dos llamadas telefónicas amenazándolo. El grupo viajó a Sudáfrica para entregar una demanda legal a Zeng Qinghong y a su colega Bo Xilai por sus crímenes contra los derechos humanos y para crear conciencia sobre la persecución en China.

Durante un espacio de más o menos dos horas, en el aeropuerto de Johannesburgo, después de haber llegado a Sudáfrica el 28 de junio, el grupo notó que un individuo sospechoso estaba a poca distancia de ellos todo el tiempo. No mucho después de entrar en la autopista que los llevaba a Pretoria, a las 8:30pm aproximadamente hora local, un coche blanco con tres ocupantes, hombres de raza negra, se puso al lado de uno de los dos coches, conducido por Liang. Liang era la única persona llevando ropa de Falun Gong.

Un hombre armado en el coche blanco disparó en ese momento balas al coche de Liang, desinflando los neumáticos y haciendo un agujero en el radiador, lo que forzó que el coche bajara la velocidad. El coche había estado viajando a más o menos 70 millas por hora. El coche anónimo, se puso paralelo y abrió fuego una vez más, impactando la carrocería del coche cinco veces esta vez, hiriendo severamente a Liang y forzando al coche salir fuera de la autopista.

La unidad “violencia y crímenes graves” de la policía de Sudáfrica está investigando el caso bajo atentado de homicidio. Todas las circunstancias hasta el momento sugieren que el incidente ciertamente no fue un intento de robo casual, ni mucho menos un acto de violencia cualquiera.

Primeramente el grupo de Falun Gong acababa de llegar al país y no tenían problemas con ninguno de los habitantes locales. Además, el lugar en donde sucedieron los disparos, de acuerdo con la policía, no era una zona de alta violencia y raramente se había visto violencia contra personas chinas.

En segundo lugar, si hubiera sido un intento de robo, uno no esperaría que los hombres armados escaparan inmediatamente después de disparar. Ellos lograron que el coche se detuviera y dejarlo fuera de servicio, tenían armas y estaban frente a varios turistas desarmados y heridos que no podían hacer nada. Sin mencionar que un AK-47 presentaría suficiente imposición de fuerza.

En tercer lugar, con respecto al rifle de asalto AK-47, un analista de armas sugirió que el patrón de los disparos – dos rápidos, precisos tiroteos de 3-5 balas – es decididamente el de un operador entrenado; un novato no hubiera podido controlar el arma y le hubiera sido difícil dejar de disparar las 30 balas del compartimiento. ¿Cuál sería el propósito de que hombres entrenados en armas usaran semejante rifle en cinco personas chinas viajando en la autopista? ¿Por qué simplemente no escoger un vehículo con uno o dos pasajeros?

Sólo en el contexto de la campaña de la facción de Jiang contra Falun Gong, este atentado con estos detalles peculiares, resulta inteligible.

Considerando que una intrincada red de tácticas de intimidación que apuntan a Falun Gong se ha desplegado fuera de las fronteras de China, el intento de homicidio en Sudáfrica podría ser visto como una nueva y más radicalmente atemorizante curva en el patrón de violencia (informe). El intento – ya sea de contratar matones en San Francisco para agredir físicamente a practicantes de Falun Gong o reventar neumáticos en Canberra – siempre ha sido con la intención de intimidar, silenciar y detener a los activistas de derechos humanos de Falun Gong. Los disparos, en este contexto tienen relación con esta política.

El segundo rasgo más importante es la figura principal involucrada en el lado chino, Zeng Qinghong, apodado “el asesino de la máscara negra” por los miembros del PCC por sus tácticas para eliminar la oposición política. Zeng, que controla la mayor parte de la policía secreta de China, colaboró con Jiang para establecer la mal afamada “oficina 6-10” para controlar a Falun Gong – la entidad encargada de destruir a Falun Gong. Por órdenes de Zeng, miles han sufrido arrestos ilegales, detenciones, tortura y esclavitud.

No es difícil imaginar entonces que Zeng hubiera contratado asesinos para disparar a unos cuantos practicantes de Falun Gong, salvándolo eficazmente del deshonor de una querella por genocidio. Que Jiang y otros del partido permitan semejante violencia, no es imposible de imaginar. Y casi a la vez, como para quitar cualquier sombra de duda para nosotros, la embajada de China en Sudáfrica respondió inmediatamente a la agresión – una agresión que fue justamente a gente china – no de una manera humanitaria, sino política. En vez de compadecerse o preocuparse por las victimas, tal como uno esperaría, ellos procedieron a denunciar a Falun Gong.

El Centro Informativo Falun Dafa hace un llamamiento a la comunidad internacional para unirse en condenar, en los términos más fuertes posibles, este acto terrible y prevenir que vuelvan a ocurrir actos similares.

Fuente: http://www.es.clearharmony.net/articles/200407/3868.html

Fecha de edición 21/7/2004
Fecha de artículo original: 14/7/2004
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