(Minghui.org) Tras sufrir 3 años y medio de frecuentes torturas por no renunciar a su fe en Falun Dafa, una mujer de 70 años de la ciudad de Chuxiong, provincia de Yunnan, fue finalmente liberada en diciembre de 2022. Ahora, más de seis meses después de que la Sra. Wang Meiling regresara a casa, sigue teniendo dolores persistentes, especialmente en la parte baja de la espalda y la pelvis. También tiene dolores de cabeza y a menudo se siente aletargada y somnolienta.
Según la Sra. Wang, las guardias y las reclusas de la Segunda Prisión de Mujeres de la provincia de Yunnan hicieron todo lo posible por hacerle la vida imposible en un intento de obligarla a renunciar a su fe, perseguida por el régimen comunista chino desde 1999.
Le administraron drogas desconocidas, le rociaron los ojos con agua de chile y la agredieron físicamente. Su cumpleaños número 60 la encontró en prisión, sin embargo seguían obligándola a realizar trabajos forzados sin pausas para ir al baño. Las guardias también le restringieron el agua potable y el lavado de ropa. También le suspendieron la pensión y el seguro médico (como parte de sus prestaciones de jubilación) mientras estuvo en prisión.
Resumen de la persecución
La Sra. Wang, nacida en 1953, vive en la ciudad de Chuxiong y es contadora jubilada de una empresa local de pasadores de pistón. Aprendió Falun Dafa en febrero de 1999. Tras el inicio de la persecución cinco meses después, sufrió numerosas detenciones, acoso y encarcelamiento por defender su fe.
Antes de su último encarcelamiento, estuvo en un campo de trabajos forzados en 2002 y permaneció allí durante tres años (su condena se prorrogó ocho meses más porque no renunció a su fe en Falun Dafa). Posteriormente, también estuvo tres años en una prisión, desde 2011. A continuación, los detalles de su última detención y tortura en prisión.
Detención y allanamiento de domicilio
Cuando la Sra. Wang llegó a casa luego de hacer las compras la mañana del 21 de junio de 2019, ocho agentes vestidos de civil que esperaban fuera de su casa le arrebataron el bolso y las llaves. Entraron por la fuerza en su casa. Uno de ellos agitó delante de ella un trozo de una orden de registro en blanco. Dijeron que alguien la había denunciado por repartir volantes de Falun Dafa. Le confiscaron el ordenador, libros de Falun Dafa, folletos, DVD y papel moneda impreso con información sobre Falun Dafa (una forma de concienciar sobre la persecución que utilizan los practicantes de Falun Dafa en China dada la estricta censura de la información en el país).
Cuando la policía la arrastró escaleras abajo tras la redada, ella gritó "Falun Dafa es bueno" en señal de protesta. Como consecuencia, los agentes le taparon la boca con cinta adhesiva.
Interrogatorios y denegación de visitas durante la detención
La policía llevó a la Sra. Wang a la comisaría de Xicheng para interrogarla. Se negó a responder a las preguntas. Por la tarde, la trasladaron a la comisaría de Niujiezhuang. Un agente quiso que firmara una lista de los objetos confiscados, a lo que ella se negó porque no se le permitía verificar lo que le habían quitado. La policía la fotografió, la llevó a un hospital para un examen físico y la ingresó en el Centro de Detención de la ciudad de Kunming esa misma noche.
Dos agentes de la comisaría de Niujiezhuang acudieron al centro de detención para interrogar varias veces a la Sra. Wang. La maltrataron verbalmente cuando se negó a responder a las preguntas.
Los guardias del centro de detención la obligaron repetidamente a ponerse en cuclillas y a levantarse. Al tercer día se desmayó debido a la elevada presión sanguínea.
La familia de Wang contrató a un abogado poco después de su detención. Pero cuando su abogado fue al centro de detención a visitarla en julio, los guardias no se lo permitieron, alegando que su caso era especial.
La familia presentó una queja ante el organismo supervisor del centro de detención. Posteriormente, la policía los amenazó. Sin embargo, la familia no se echó atrás. En agosto se concedió al abogado una visita a la Sra. Wang.
Juicio y condena
La Sra. Wang fue acusada por la Procuraduría del Distrito de Wuhua el 17 de octubre de 2019. Fue acusada de "organizar una secta para sabotear la aplicación de la ley", el pretexto estándar utilizado para criminalizar a los practicantes de Falun Gong en China.
Poco después de la acusación de la Sra. Wang, un funcionario del Tribunal del Distrito de Wuhua llamó a su familia y les preguntó si contratarían a un abogado para ella. La familia preguntó si podían ser su defensor sin abogado y el funcionario dijo que sí. Pero cuando la familia presentó su solicitud, la juez que presidía el tribunal, Qin Xiaoying, les exigió que presentaran pruebas de que no tenían antecedentes penales, algo que no exigen las leyes. Aun así, la familia acudió a la comisaría de Xicheng para solicitar dichos antecedentes, y el funcionario se negó a expedirlos. Por ello, el juez denegó la solicitud de la familia para representar a la Sra. Wang.
El abogado de la Sra. Wang y su familia solicitaron su libertad bajo fianza tres veces entre agosto y octubre de 2020. La juez denegó la solicitud las dos primeras veces sin dar ninguna razón. La tercera vez la denegó alegando que podría no comparecer ante el tribunal una vez en libertad.
El abogado planteó a la juez que dejara en libertad bajo fianza a la Sra. Wang durante una reunión previa al juicio celebrada el 13 de noviembre de 2020, pero siguió siendo denegada.
Horas antes de la audiencia de la Sra. Wang, el 19 de noviembre de 2020, la llevaron al hospital Xinhua para hacerle un análisis de sangre y una prueba de COVID-19 y luego la llevaron a la sala del tribunal, sin que hubiera desayunado.
Su abogado exigió a la jueza que se recusara porque había violado los procedimientos legales en varios aspectos: 1) la Sra. Wang llevaba detenida 13 meses, superando con creces el límite de 3 meses, sin procedimientos oficiales para prorrogar la detención; 2) la juez denegó la solicitud del abogado de poner en libertad bajo fianza a la Sra. Wang sin dar ninguna razón; 3) la juez se negó a permitir que el abogado fotocopiara el material de su caso antes de la audiencia. La juez no accedió y prosiguió con la audiencia.
El procurador no presentó ninguna prueba durante la audiencia, ni compareció ningún testigo para aceptar el contrainterrogatorio. También sugirió que se impusiera a la Sra. Wang una pena severa por ser "reincidente", ya que había cumplido antes una condena en un campo de trabajo y otra en prisión por practicar Falun Dafa. El 23 de noviembre, la juez anunció que condenaría a la Sra. Wang a 3 años y medio en prisión y a pagar una multa de 5.000 yuanes (689 dólares).
La Sra. Wang recurrió ante el Tribunal Intermedio de la ciudad de Kunming. Su familia solicitó de nuevo representarla y exigió que el tribunal celebrara una audiencia pública de su caso de apelación. Yang Qiang, presidente del tribunal de apelación, también ordenó a la familia que presentara pruebas de que no tenía antecedentes penales. Yang dijo que, incluso con las pruebas, podría denegar a la familia ser su defensora no letrada, especialmente si ellos mismos practican Falun Dafa.
La familia presentó una queja contra Yang tanto ante la Procuraduría de la provincia de Yunnan como ante la Procuraduría de la ciudad de Kunming y exigió a Yang que se retractara de su decisión. Ninguna de las dos instituciones respondió a la denuncia. El 21 de abril de 2021, sin celebrar una audiencia, el tribunal intermedio decidió mantener el veredicto original de la Sra. Wang.
Torturada en prisión
La Sra. Wang ingresó en la Segunda Prisión de Mujeres de la provincia de Yunnan el 19 de mayo de 2021. Durante las dos primeras semanas, las guardias la aislaron en el pabellón 8 y le ordenaron que memorizara las normas de la prisión y escribiera declaraciones para renunciar a su fe. Ella se negó a hacerlo. En su lugar, escribió sobre cómo se beneficiaba de Falun Dafa y cómo el régimen comunista chino persigue a los practicantes.
Cuando la trasladaron al pabellón 9, una guardia asignó a dos presas (colaboradoras) para que la vigilaran las 24 horas del día. Las colaboradoras dictaban cuándo podía lavarse y usar el baño por las mañanas, porque a las practicantes no se les permitía encontrarse unas con otras y tenían que turnarse para usar ciertas instalaciones.
Cuando volvía de lavarse, tenía que permanecer sentada en un pequeño taburete desde las 6 de la mañana hasta las 9 de la noche. Esa postura le hacía mucho daño en la parte baja de la espalda y las piernas, y le dañaba la carne de las nalgas. Sólo podía ir al baño tres veces al día, exactamente a las 10:30 h, a las 14:00 h y a las 16:00 h. Las colaboradoras le dijeron que tenía que hacer sus necesidades en los pantalones si tenía urgencias.
A la Sra. Wang sólo le daban cuatro vasos de agua potable al día (menos de un litro en total) y dependía de las colaboradoras para comer. Tenía que terminarse lo que le trajeran y la cantidad que fuera.
Tras la tortura sentada, las guardias la obligaban a asistir por las mañanas a las sesiones de entrenamiento físico, para las que tenía que marchar o correr, a pesar de que se acercaba a los 70 años.
Gestión estricta
Dos meses después, la Sra. Wang fue sometida a un estricto control porque seguía negándose a renunciar a su fe. Las sesiones de entrenamiento pasaron de las mañanas a las tardes para exponerla al sol abrasador. Si no estaba entrenando, tenía que sentarse en un pequeño taburete de 5:40 h a 22:00 h.
Ran Tao, directora del 9.º distrito, encargada de perseguir a las practicantes de Falun Dafa, gritó a Wang: "¡Todas las que vienen aquí son criminales! ¡Sólo tienen la opción de declararse culpables y ser transformadas! No tienen la opción de no abandonar Falun Gong. Estoy aquí para eliminar Falun Gong".
La Sra. Wang intentó aclarar a Ran que practicar Falun Gong no infringía ninguna ley y que la práctica se ha extendido a todo el mundo, pero sólo se persigue en China. Ran amenazó con que tenían todo tipo de métodos para "enderezarla".
Otra guardia, Wang Xin, calumnió a Falun Dafa durante una sesión de entrenamiento físico en julio de 2021 y la señora Wang intentó detenerla. Wang Xin le roció los ojos con agua con chile y no le permitió lavarse los ojos después.
Las guardias sólo dejaban a la Sra. Wang ducharse y lavarse la ropa interior y los calcetines una vez a la semana. Sólo disponía de siete minutos para hacerlo. Le permitían lavar su ropa dos veces al mes y lavar la ropa de cama una vez cada dos meses. Todas las noches disponía de poca agua fría para cepillarse los dientes y lavarse la mascarilla, la cara y los pies.
Un día de octubre, la Sra. Wang sufrió hipertensión y mareos y se negó a ir a la sesión de entrenamiento. Una guardia le hizo escribir una declaración en la que prometía que obedecería a la dirección. Desde entonces se le permitió tomar un vaso más de agua cada día y podía lavarse e ir al baño después de informar a las guardias.
En una ocasión, una guardia le prohibió a propósito ir al baño a la hora que tenía prevista. Ella fue de todos modos porque no podía aguantar más. Una capitana la llamó a su despacho y le dijo que había infringido las normas. A continuación, la amenazó con volver a someterla a una gestión estricta.
Presentando su denuncia
En diciembre de 2021, Wang recibió una respuesta de la procuraduría de la provincia de Yunnan sobre la denuncia que había presentado desde la prisión en agosto. En el documento explicaba que no había cometido ningún delito por ejercer su derecho a creer. La procuraduría provincial le comunicó que su caso había sido remitido a la procuraduría de la ciudad de Kunming. La procuraduría de la ciudad respondió a su familia diciendo que no se haría cargo de su caso.
Restricción de compras
Además de la persecución física, las guardias también restringían a las practicantes la compra de artículos de primera necesidad como forma de "tortura suave". Las personas sometidas a un régimen estricto sólo podían gastar 100 yuanes (14 dólares estadounidenses) al mes en artículos de primera necesidad, no en comida.
Antes de realizar una compra, la practicante debía rellenar una solicitud y declarar en ella que había infringido las leyes por practicar Falun Dafa. Sin la declaración, la guardia denegaría la solicitud. En otras palabras, una practicante firme nunca podría comprar artículos de primera necesidad como pañuelos de papel o toallas sanitarias. Cuando estaba bajo estricta vigilancia, la Sra. Wang tuvo que utilizar los pañuelos de papel usados por otras presas durante un mes.
Las guardias instigan a las colaboradoras a abusar de las practicantes las 24 horas del día
A las colaboradoras se les ocurrían diversas ideas para torturar a las practicantes en un intento de complacer a las guardias y así poder ganar puntos para reducir sus penas en prisión. Insultaban verbalmente a las practicantes o les hacían la rutina diaria lo más difícil posible.
Las colaboradoras asignadas a vigilar a la Sra. Wang no informaban a la guardia cuando necesitaba ir al baño fuera del horario previsto. Lo posponían todo lo posible y, cuando por fin podía ir al baño, se apresuraban y le gritaban que saliera rápidamente. Esto le causaba angustia mental y provocaba que orinara y defecara de forma anormal.
Durante la hora de ducha semanal, las colaboradoras hacían lo mismo. Le gritaban que se le había acabado el tiempo o que había gastado demasiada agua, que debía descontar de su próxima ducha. Ella entraba en pánico y no podía terminar la ducha ni lavarse bien la ropa interior.
Una noche de octubre de 2021, a la Sra. Wang no se le permitió lavarse hasta que todas las demás reclusas hubieran terminado. Mientras se lavaba, las reclusas empezaron a insultarla, acusándola de lavarse tan tarde y de afectar su sueño.
La Sra. Wang inició una huelga de hambre al día siguiente para protestar por la persecución. Se dio cuenta de que el agua potable que le daban las colaboradoras tenía un sabor raro. Durante varios días, se sintió fatal y somnolienta después de beber el agua. Entonces se enteró de que las colaboradoras habían dado el agua a una guardia antes de dársela a ella. Sabiendo que la guardia debía de haberle añadido alguna sustancia tóxica, se negó a beber el agua. Las colaboradoras dejaron de darle agua a la guardia y los mareos desaparecieron.
Un fin de semana, una de las colaboradoras la empujó a propósito mientras lavaba su ropa. Se cayó y se hizo daño en la espalda, lo que empeoró su dolor de espalda.
Una de las colaboradoras que fue asignada para vigilar a la Sra. Wang en febrero de 2022 era una traficante de drogas de Myanmar. No le daba agua caliente a la Sra. Wang en invierno, a pesar de que la guardia había accedido a hacerlo. Una vez le dijo a la Sra. Wang que, cuando la pusieran en libertad, denunciaría a la policía a todos los practicantes que conociera. La otra colaboradora se ponía violenta con la Sra. Wang aunque sólo le pidiera un vaso de agua.
Otras dos colaboradoras fueron asignadas a vigilar a la Sra. Wang en junio. La obligaban a ponerse en cuclillas o a agacharse para lavar y limpiar la celda, sabiendo que padecía hipertensión y fuertes dolores de espalda. Cuando no podía hacerlo físicamente, la amenazaban. Intentó denunciarlas a las guardias, sin embargo estas la empujaron al suelo.
Durante años, las guardias incitaron a propósito el odio de las reclusas hacia las practicantes implicándolas mientras torturaban a las practicantes. Algunas reclusas culpaban a las practicantes de no abandonar sus creencias y les hacían sufrir.
La persecución se intensificó antes de la liberación
Unos meses antes de que la Sra. Wang fuera puesta en libertad, una colaboradora le dijo que tenía que escribir una declaración de garantía prometiendo que no practicaría Falun Dafa ni contactaría con otros practicantes después de ser puesta en libertad. La colaboradora, después de que la señora Wang se negara a escribir la declaración, la amenazó con dificultarle mucho el uso del baño, lavarse, conseguir agua potable o lavar la ropa. En una ocasión, la colaboradora agarró a propósito una gran cantidad de un plato picante y la obligó a terminarlo.
Las autoridades penitenciarias repartieron pasteles de luna y frutas antes del Festival del Medio Otoño de septiembre de 2022. Las colaboradoras se los quitaron a la Sra. Wang junto con el pequeño tentempié de azúcar que tenía. Para sus comidas de los días siguientes, sólo le dieron arroz sin platos. Después de que denunciara a la jefa de la guardia, tomaron represalias y no la dejaron salir a lavarse.
Con todos estos abusos, la salud de la Sra. Wang se deterioró. No sólo padecía hipertensión y dolor de espalda, sino que también le dolía el pecho, tenía incontinencia y orinaba con frecuencia. Cuando se negó a tomar la medicación que le suministraba la prisión (por temor a que volviera a contener sustancias tóxicas), el médico de la prisión quiso que firmara un descargo de responsabilidad en el que decía que ella sería responsable de lo que le ocurriera. En el descargo de responsabilidad escribió: "Cuando llegué a la prisión, estaba perfectamente sana. Las condiciones que tengo ahora son el resultado de los abusos durante la estricta gestión en prisión. No debo responsabilizarme de lo que me ocurra".
Al no permitírsele ir al baño, la Sra. Wang se vio obligada a mojarse los pantalones en octubre de 2022. Una colaboradora la acusó de hacerlo a propósito y le prohibió lavarse los pantalones durante dos semanas. En otra ocasión, la colaboradora le hizo envolver los pantalones sucios y guardarlos en su armario hasta el fin de semana.
Antes de ser puesta en libertad, el 21 de diciembre de 2022, una guardia intentó que la Sra. Wang renunciara a su fe: "Su pensión está suspendida y su hija (la Sra. Hong Yizhao) fue despedida de la escuela en la que daba clases por no renunciar a la práctica. Son tiempos difíciles y no será fácil ganarse la vida. Puedo hablar con alguien del Comité de Asuntos Políticos y Jurídicos para que le reanuden la pensión y le devuelvan el trabajo a su hija, siempre que renuncie a Falun Dafa".
Tras rechazar la oferta de la guardia, esta le denegó la petición de llamar a su familia y no le permitió ir al baño. Tuvo que hacer sus necesidades en el lavamanos.
Le suspenden la pensión y el seguro médico
En agosto de 2019, dos meses después de la detención de la Sra. Wang, las autoridades suspendieron su pensión. Cuando volvió a casa, la oficina de la seguridad social quería que devolviera la pensión que había recibido en julio de 2019, alegando que no tenía derecho a ninguna prestación de jubilación mientras cumplía condena. Sólo entonces reanudarían su pensión, y tampoco tenía derecho al aumento anual de la pensión durante su estancia en prisión. Además de la suspensión de la pensión, en abril de 2021 se le suspendió el seguro médico, que aún no se le había restablecido.
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