(Minghui.org) En el pasado, mi hija y yo siempre discutíamos y peleábamos mucho, y ninguna de las dos escuchaba a la otra. A menudo pensaba: "Soy tu madre, tienes que escucharme". Con esta mentalidad, nuestros problemas empeoraron aún más cuando nació mi nieto, y estallábamos en cólera en cuanto uno o el otro decía algo inapropiado.
Cuando mi hija, mi yerno y mi nieto vinieron a comer un día hace unos 8 años, decidí hacer un guiso de pollo y tortitas. A pesar del calor que hacía, estuve en la cocina unas dos horas y estaba cubierta de sudor. Después de servir la comida, mi hija empezó a quejarse: "¡El guiso es tan insípido y esas tortitas ni siquiera saben bien!". Se negó a comer y se fue de la mesa con mi yerno. Me sorprendió descubrir que la comida estaba muy sosa cuando la probé. Pensé: "Normalmente soy una cocinera bastante buena. ¿Qué ha pasado hoy? Pero, aunque la comida sepa insípida, no hace falta que lo comente tan negativamente". Tenía lágrimas en los ojos y estaba muy enfadada y molesta.
De repente me di cuenta de que me estaba comportando como una persona común. El Maestro nos enseña una y otra vez que miremos hacia dentro cuando nos encontramos con tribulaciones. Solo entonces me di cuenta de que, en vez de estudiar el Fa y hacer los ejercicios, ¡lo único que me importaba era cocinar para mi hija! ¿No es eso un apego sentimental muy fuerte? Pensando ahora, probablemente me habría alegrado mucho si hubieran alabado mi cocina, así que el Maestro me iluminó a través de la crítica de mi hija.
Una vez que comprendí el motivo de todo, ¡me iluminé inmediatamente! Dije: "¡Sí, me he equivocado! No es tu culpa. Todo es culpa mía". Mi hija me miró fijamente y no dijo nada. Siguió limpiando la habitación como si nunca hubiera pasado nada. Cuando terminó de limpiar, se acercó a mí y me dijo con calma: "Sabes, mamá, podrías haber preparado fideos en diez minutos. Esos fideos saben muy bien. No tenías que hacer tortitas con este calor. Además, ya sabes que nos gusta la comida un poco salada, así que ¿cómo vas a terminar ese guiso de pollo tú sola?".
En realidad, tanto mi hija como mi yerno son muy considerados. Tenía que ver el lado positivo de las cosas y animarlos más a menudo en lugar de reprenderlos. El Maestro me recordó a través de mi hija que tenía que cultivar mi apego al sentimentalismo. Necesitaba emplear más tiempo en hacer las tres cosas. Me di cuenta de que cuanto más me preocupara por mi hija, más se rebelaría. Por lo tanto, no solo no reconocía que tenía apego al sentimentalismo, sino que también estaba apegada a los principios de la gente común. Seguía pensando: "Soy tu madre. Debes escucharme independientemente de lo que haga. Eso se llama piedad filial".
El Maestro dijo: "Es decir, primero eres un cultivador y después un experto" (Verificación, Escrituras esenciales para mayor avance).
Finalmente me di cuenta de que debía comportarme primero como cultivadora y luego como madre. Mi prioridad es comportarme como cultivadora en la sociedad común, y no debo apegarme a los asuntos humanos. Solo entonces podré ver los asuntos desde la perspectiva de un cultivador. El Maestro ha arreglado que cultivemos en la gran tina de tintura de la sociedad humana para que podamos mejorar en nuestra cultivación.
Empecé a ser más consciente de mi apego al qing y me iluminé a otro principio: los más cercanos a nosotros tienen una relación predestinada con nosotros. Ellos han venido por el Fa y necesitaban ser salvados. Ellos sabían que íbamos a ser discípulos de Dafa en esta vida. Por lo tanto, tenían grandes esperanzas y nos siguieron a través de muchas reencarnaciones para ser salvados. Si nuestro estado de cultivación es deficiente, su lado que sabe se decepcionará. En la superficie, eso puede tomar la forma de que sean desagradecidos y estén molestos, sin importar cuánto te hayas sacrificado por ellos. No descendieron al mundo para obtener beneficios materiales. El hecho de que podamos cultivar de nuevo nuestro verdadero ser, afecta directamente a que puedan salvarse o no. Así que, por supuesto, se angustiarán cuando vean lo perdidos que estamos con el sentimentalismo humano común.
Cuando me iluminé a lo anterior, empecé a ver el qing humano con más ligereza. Tengo que estudiar el Fa y cultivarme mejor en el tiempo que me queda para poder hacer mejor la salvación de los seres conscientes.
Cuando cambié para mejor, mi hija también lo hizo. Se volvió más considerada y respetuosa. Mi hija y mi yerno sabían que no debían pedirme que cuidara a su hijo porque no tenía mucho tiempo durante el día. No me llamaban a menos que fuera absolutamente necesario recoger a mi nieto del colegio. También se apresuraban a cocinar para mí o a organizar una comida fuera cuando nos reuníamos. Mi yerno también fue al banco y consiguió cambio de 4.000 yuanes (unos 630 dólares) cuando vio que imprimía la información de Falun Dafa en los billetes. Me alegré mucho por ellos.
Hoy en día, muchos hijos dependen de sus padres, pero siguen quejándose de la vida. Mi hija y mi yerno no. Ambos son independientes y consideran a sus mayores. Una vez pensé en ayudarlos a encontrar un mejor trabajo con mejor sueldo, pero después de ver las tribulaciones que se producían cuando otros practicantes interferían en la vida de los hijos, decidí apartarme y dejar que todo siguiera el curso natural. Miré hacia adentro, eliminé mi apego y me rectifiqué basándome en los principios del Fa.
Empecé a comportarme como una cultivadora cada vez que me encontraba con personas que me importaban. El Maestro protege a los practicantes de Falun Dafa y a sus parientes, así que debo dejar que todo siga el curso natural. No debo interferir con lo que el Maestro ha arreglado para ellos. Mi hija y mi yerno encontraron trabajos ideales. Son compasivos y desinteresados y nunca competirían por el beneficio personal. Ganan sueldos decentes, y no tengo que preocuparme por ellos.
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