(Minghui.org) Gracias a los persistentes esfuerzos de los practicantes de Falun Dafa para concienciar sobre la persecución de su fe en los últimos 22 años, cada vez más personas en China se han enterado de los hechos e incluso algunos funcionarios del gobierno y oficiales de policía apoyan a Falun Dafa y ayudan a los practicantes.

A continuación se presentan algunas historias enviadas por practicantes de toda China.

Director de pueblo recuperado de osteonecrosis

Una vez, cuando estaba distribuyendo materiales informativos de Falun Dafa en un pueblo, una mujer que creía en la propaganda calumniosa del Partido Comunista Chino me denunció al jefe del pueblo. Sin embargo, el jefe sabía que los practicantes de Falun Dafa eran buenas personas y no tomó ninguna medida.

Después de que la mujer me denunciara, su familia sufrió un accidente tras otro. Su hijo se divorció, su marido murió y ella sufrió una enfermedad que le impedía enderezar la espalda.

El jefe de la aldea, que padecía osteonecrosis de fémur, empezó a recuperarse y ya no necesita una muleta para caminar.

Un policía devolvió tranquilamente la foto del fundador de Falun Dafa

Una practicante de Beijing se desplazó en su bicicleta eléctrica para distribuir materiales informativos de Falun Dafa en octubre de 2021. Cuando la practicante se bajó temporalmente de la bicicleta, alguien apagó el motor, sacó la llave y la denunció a la policía.

Como resultado, la practicante fue arrestada y su apartamento fue allanado. Los policías confiscaron la foto del Sr. Li, fundador de Falun Dafa, así como algunos libros de Falun Dafa y decenas de materiales informativos.

Mientras la practicante estaba detenida en la Estación de policía local, no dejó de decir a los agentes de policía los hechos sobre Falun Dafa y que la persecución de Falun Dafa no tenía base legal.

Fue liberada el mismo día. Cuando estaba a punto de marcharse, un agente de policía se le acercó discretamente y le devolvió la foto del fundador de Falun Dafa.

Un miembro del Comité Residencial renuncia al PCCh

Un día que estaba comprando en un mercado, me encontré con una mujer que trabajaba para un Comité Residencial. Estaba en un puesto de venta de pasteles. Le dije que los pasteles tenían buen sabor y que el precio era razonable. Me dijo que tenía el azúcar alto y que no podía comer dulces.

Le dije: "Tengo una buena manera que puede ser útil para tu salud. Si recitas sinceramente las palabras 'Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno', y renuncias al Partido Comunista Chino (PCCh), serás bendecida".

Se enfadó y me gritó: "¿Sabes lo que estoy haciendo? Estoy a cargo de vigilarte (a los practicantes de Falun Dafa). Si te atreves a decir más, te denunciaré".

Le dije: "Te lo digo por tu propio bien". Pero ella seguía descontenta y murmuró mientras se alejaba: "¡No necesito que lo hagas por mi bien!".

Los vendedores que estaban junto al puesto de pastelería oyeron nuestra conversación. Algunos me dijeron: "¿Por qué tienes que hablar con ella?". Les dije que quería que estuviera a salvo y fuera bendecida.

El Comité Residencial tiene siete miembros del personal. He persuadido a tres de ellos para que renuncien el PCCh, y creí que podría persuadirla a ella también. Pedí al Maestro para que me diera la oportunidad de volver a encontrarme con ella.

Unos diez días después, un agente de policía (que nos ha estado apoyando en silencio) y tres mujeres se presentaron en mi puerta, incluida la mujer del puesto de pasteles. Me alegré mucho de verla y ella también parecía feliz.

El agente de policía dijo: "Su casa está muy limpia".

Aproveché la ocasión para explicarles: "Limpio mi casa cada mañana antes de presentar mis respetos al Maestro. Falun Dafa se ha difundido en más de cien países y ha recibido más de tres mil proclamaciones en todo el mundo. El libro principal Zhuan Falun ha sido traducido a más de 40 idiomas".

Ellos asintieron. Luego continué explicando por qué debían renunciar al PCCh y sus organizaciones afiliadas. Y les sugerí apodos para que renunciaran al PCCh. Todos aceptaron sin ninguna objeción.

Semanas después, volví a encontrarme con la mujer en la calle. Parecía muy relajada y nos saludamos como viejas amigas.

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