(Minghui.org) Hace sesenta años, yo tenía 8 años y mi abuela paterna tenía más de 60. A menudo nos decía: "en el futuro habrá un Buda que vivirá en el mundo ofreciendo salvación a la gente". Decía que debíamos cultivar bien nuestro carácter para sobrevivir, porque "8 de cada 10 personas serán eliminadas".
Mi abuela también predijo otras cosas que sucedieron. Por ejemplo, dijo que pronto habría un movimiento para 'barrer' a todos los "demonios toro y espíritus serpiente". Así que destruyó una gran estatua de Buda que había en su casa y vendió el cobre con el que estaba hecha. Cuando la Guardia Roja de los comunistas fueron a su casa durante la Revolución Cultural para exigir la estatua, esta ya había desaparecido.
Mi abuela tuvo 4 hijos y una hija menor. Mi tía dio a luz a dos gemelas. En 1993, una de ellas fue hospitalizada en Beijing y se le diagnosticó cáncer de garganta. Mi tía alquiló una casa en la capital para poder hacer la visita hospitalaria y estar con mi prima todos los días.
Una vecina se compadeció de mi tía y le dijo: "Hay un Maestro de qigong que difunde el Fa y cura las enfermedades muy rápidamente. Deberías llevar a tu hija a sus conferencias".
Mi tía preguntó: "¿Quién es ese Maestro?". La vecina respondió: "El Maestro Li Hongzhi. Es muy amable. Se nota en su apariencia: ¡es muy benevolente!".
Mi tía exclamó: "Seguro que asistiré. Debe ser el Gran Ser Iluminado del que nos habló mi madre cuando éramos pequeños. Ella dijo que un Buda caminaría por la Tierra ofreciendo salvación a la gente".
El yerno de mi tía era un oficial militar; no creía en las cosas espirituales. Mi tía le dijo: "Deberías creer. Mi madre nos habló de esto cuando éramos pequeños. Debo llevar a mi hija a sus conferencias".
Ambas asistieron a cuatro series de conferencias sobre Falun Dafa impartidas en Beijing. El cáncer de mi prima se curó. Mis tíos se lo contaron a todos los familiares y los animaron a asistir a las siguientes series de conferencias de Falun Dafa.
Mi tía dijo: "Deberíamos ir todos. ¡Este Maestro es un Buda! Todos tenemos la cualidad innata. Esto es la Gran Ley Buda. Si lo aprendes y te conviertes en una buena persona, cuando ocurra el gran desastre, estarás a salvo".
Asistiendo a mi primera serie de conferencias
Para ese entonces, yo era una viuda pobre que vivía en una zona rural, criando cuatro hijos y varias vacas. Tenía un trabajo interminable todos los días y me cuidaba de no ser objeto de los chismes de la gente. Muy a menudo estaba agotada física y mentalmente.
Mi tía me dijo: "Deberías asistir a las conferencias de Falun Dafa". Le contesté: "Tengo demasiado trabajo por hacer. ¿Quién va a cuidar de mis hijos si voy?". Tranquila, me respondió: "Debes ir. Encontrarás que todo tiene una explicación. Te garantizo que te sentirás mejor".
Me apuntó a las conferencias de Harbin en 1994. Sin embargo, ese año una gran inundación me impidió cruzar el río y no fui.
Antes de la serie de conferencias sobre Falun Dafa en Yanji, mi tía me advirtió: "Debes ir esta vez. Si te la pierdes, será para siempre. La serie de conferencias en Guangzhou será la última, y no puedes pagar los billetes de avión hasta allá".
Le dije: "Solo tengo 40 yuanes. El viaje cuesta cientos de yuanes". Mi tía me prestó los ahorros de toda su vida, 200 yuanes, que ganó vendiendo helados.
Mi hermano y yo llegamos a la ciudad de Yanji. Todo nos parecía caro, así que diario comíamos bollos al vapor rellenos de raíz de mostaza bañados en salsa de soja.
Cuando el Maestro Li llegó al estadio, todos lo vieron caminar hacia el escenario. Las lágrimas corrieron por mis mejillas. Tuve el impulso de saludarlo, pero mis pensamientos humanos me detuvieron: 'con una cualidad innata tan pobre y un nivel social tan bajo', no me atrevía a acercarme. Tenía una baja autoestima y me quedé a distancia viendo cómo los demás lo saludaban.
El estadio era enorme y nos sentamos lejos. En el escenario solo había una silla y una mesa con una botella de agua. Sin embargo, el Maestro nunca bebió durante las conferencias.
El Maestro limpió nuestros cuerpos. Nos dijo que pensáramos en nuestra enfermedad o en la de un familiar mientras pisábamos el suelo al unísono. Yo estaba sana. Pensé: "Si mi marido estuviera vivo, ¿no estaría ahora curado?".
Pero, recordé que después de que falleciera mi marido, había venerado algo escrito en un trozo de papel amarillo con tinta negra para rezar por él. Ahora sabía que eso estaba relacionado con "zorros, comadrejas, fantasmas y serpientes". Ya no quería adorar aquello en absoluto. Así que pensé en limpiarlo mientras pisaba con mi pie.
También recuerdo que, cuando el Maestro Li bajaba del escenario para enseñar los ejercicios, parecía tan alto como en el escenario. Pero cuando un practicante bajaba como monitor enseñando los ejercicios, el practicante parecía mucho más bajo. Me sorprendió lo alto que parecía siempre el Maestro Li. Estaba convencida de que no era una persona común y que debía ser un Buda.
Una vez vi al Maestro Li comprando un bolígrafo en un centro comercial, y no tenía personal de seguridad con Él. Shifu era siempre tan amable y quise saludarlo, pero mi duda me detuvo de nuevo: ¡No soy nadie! No me atreví a acercarme. Cuando volví, me arrepentí mucho: "¿Por qué no saludé al Maestro?".
Después de asistir a seis conferencias, mi hermano me preguntó si echaba de menos estar en casa. Le respondí: "Ni siquiera se me ha ocurrido". Efectivamente, no echaba de menos mi casa en absoluto. Tenía varias vacas viejas. Mis hijos menores tenían 14 y 16 años, y mi hija de 21 años estaba embarazada y le habría venido bien algo de ayuda.
Más de 5.000 personas asistimos a la serie de conferencias de Yanji, y 41 eran mis parientes. Me gustó escuchar al Maestro Li, aunque no entendí del todo las enseñanzas. Algunos de mis parientes, entre ellos mi prima, que habían asistido a varias conferencias, me ayudaron a entender un poco. Desde que se curó del cáncer, ella asistía a todas las series de conferencias que dio el Maestro Li.
En nuestro pueblo había entre 17 y 18 personas que practicaban Falun Dafa. Solo tres o cuatro tenían educación primaria y sabían leer. Yo nunca fui a la escuela y solo podía leer unos pocos caracteres, pero no quería dejar de leer el libro Zhuan Falun, el principal libro de Falun Dafa.
Mi tía organizó un grupo de estudio del Fa, pero le preocupaba el hecho de que muchos fueran analfabetas. Aunque siempre nos anima diciendo que, por muy cansada que estuviera después del trabajo, en cuanto leía "el libro", dejaba de estarlo.
Así que me escribí algunos caracteres en las palmas de las manos todos los días y le pedía a la gente de la calle que me enseñara el significado. Me levantaba temprano y me quedaba hasta tarde para asegurarme de hacer todos los ejercicios. También escuchaba las conferencias grabadas del Maestro y recitaba Lunyu.
Aclarando la verdad en medio de la persecución
La persecución comenzó después de que practicara Falun Dafa durante tres años. Cuando alguien vino a nuestra aldea para confiscar los libros de Falun Dafa, el funcionario de mi aldea le dijo: "Por favor, sea amable con ellos y solo pida cosas como cintas de casete rotas para que pueda informar de que ha hecho su trabajo. Le suplico, que no confisquen todo. Esto es el Fa de Buda".
El funcionario de mi pueblo me contó lo sucedido. Le dije: "Es usted muy amable. Una palabra justa de su parte nos permitirá a todos practicar Falun Dafa".
Más tarde, se le diagnosticó cáncer. Le dije: "Cuando asistí a las conferencias del Maestro Li, vi que Shifu era alto, mientras que los demás eran bajos". Él dijo: "Te creo. El Maestro Li es diferente a los demás. Tiene que ser un Buda".
Le pregunté: "¿Por qué no aprendes Falun Dafa? Tengo el libro principal del Maestro Li - Zhuan Falun".
"¿Puedes traérmelo algún día? Quiero leerlo". Terminó de leer el libro en cuatro días y comentó: "¡El libro es muy bueno! ¡Realmente bueno!".
Unos seis años después de que comenzara la persecución, me fui a vivir a la ciudad para cuidar a mi nieto. Allí apenas conocía a algún practicante. Al ser analfabeta y carecer de un entorno de cultivación, holgazaneé. Las cosas cotidianas de la gente común llenaban mi agenda. Con el tiempo, casi dejé de practicar, aunque siempre supe en mi corazón que Falun Dafa es bueno.
De vez en cuando, hacía los ejercicios con otra tía lejana. Ella también era analfabeta. Le pedimos a mi cuñada (que no era practicante de Falun Dafa) que nos leyera un pasaje de Zhuan Falun. No queríamos agobiarla demasiado, así que la mayor parte del tiempo escuchábamos las conferencias del Maestro en cintas de casete.
Me encontré con una practicante que empezó a aclararme la verdad. Le dije que yo también practicaba Falun Dafa. Ella me presentó a un grupo de estudio del Fa, y me enseñaron a leer. Ahora puedo leer todo Zhuan Falun. Sin embargo, todavía no he estudiado sistemáticamente el resto de Conferencias de Shifu.
Un día un practicante compartió este Jingwen del Maestro conmigo:
“Solo cuando los Dafa dizi toman el Fa como Maestro y no cambian sus intenciones originales, ¡pueden alcanzar la Perfección!”. (Dura advertencia)
Me dije que debía ser diligente porque quiero seguir al Maestro a casa.
Shifu me protegió de una intoxicación por monóxido de carbono
Durante el tiempo que estuve cuidando a mi nieto, le pedí a mi hijo que lo llevara con su abuela materna para que yo pudiera descansar unos días.
Tomé Zhuan Falun y leí todo lo que pude. También hice los ejercicios y seguí estudiando. Hacia las ocho de la tarde, comprobé si la estufa de calefacción estaba bien y me dormí.
Al final, no sé cómo salí del dormitorio, me arrastré por el pasillo hasta el salón y luego pasé por la cocina hasta el baño. Después, de alguna manera, conseguí volver a la sala de estar y me acosté en el suelo. Solo recuerdo que el suelo estaba frío.
Llamé a mi hijo, y todos volvieron corriendo y me encontraron sentada en la cama. Me preguntaron qué había pasado. "Tuve una intoxicación por monóxido de carbono. No recuerdo nada de la noche anterior. La estufa parecía estar bien; no tenía ni idea de que tuviera una fuga. Si me hubiera quedado en el dormitorio con la puerta cerrada, seguro habría muerto. Soy muy afortunada de estar viva porque practico Falun Dafa. Sé que el Maestro me salvó. Estoy muy agradecida con Shifu".
Después de volver a casa, pensé: "Puedo ser diligente escuchando las cintas de grabación y haciendo los ejercicios".
Aunque todavía estoy preocupada porque no puedo leer con fluidez, debo avanzar diligentemente tomando las enseñanzas del Fa como mi guía y no perder el corazón que tenía al principio.
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