(Minghui.org) Hace unos años, un compañero de nuestro grupo de estudio de Fa me dijo que yo no tenía compasión. En ese momento, me consideraba muy amable y no tomé su comentario en serio. Más tarde, un pequeño incidente me hizo ver que debía prestar más atención a cultivar la compasión.

Ocurrió hace dos años, cuando iba en un autobús a visitar a mi hija. Me senté en un asiento junto a la ventana y sentía mucho calor debido a los rayos del sol. Después de dos paradas, el pasajero que estaba a mi lado se bajó, así que me trasladé rápidamente a su asiento para evitar el calor. En ese momento, había una mujer mayor de pie junto a mí sosteniendo un pequeño carrito.

Balbuceaba mientras caminaba hacia el asiento de la ventanilla. Al principio no presté atención a lo que decía, pero cuando escuché con atención, descubrí que hablaba de mí: "¿Por qué eres tan tramposo que no te quedas en tu asiento? Me dejas asolearme". No me importó mucho su comentario. Es una práctica común cambiar de asiento, y todo el mundo lo hace. Así que no sentí que hubiera hecho nada inapropiado.

Al llegar a casa, me di cuenta de que me había equivocado al cambiar de asiento. Soy un practicante de Dafa, no una persona común. A menudo me digo que debo ser desinteresado y altruista; sin embargo, no actué así al encontrarme con esta situación. ¿Realmente importaba que le diera el asiento bueno a alguien y tomara el asiento del sol? Esto significaba que no había cultivado la compasión. Los practicantes de Dafa no actuarían como yo. Me sentí realmente avergonzado. Decidí que empezaría a prestar atención a cada uno de mis pensamientos y me desharía del pensamiento ordinario.

En otra ocasión, estaba viajando en el metro cuando oí a una mujer que estaba a mi lado hablar con su acompañante: "Sería bueno que te sentases". La acompañante dijo: "Está bien". Miré a esta persona, que parecía mucho más joven que yo, y pensé que debía haber una razón para que necesitara un asiento. Así que me levanté inmediatamente y le cedí mi asiento.

Estaba avergonzada y me dio las gracias una y otra vez. La mujer que estaba a su lado era su hermana. Me dijo que su hermana había sido operada de la rodilla y que todavía no podía estar de pie durante mucho tiempo. Me preocupé y le hice algunas preguntas sobre su estado. Entonces le aclaré la verdad sobre Dafa y sobre renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) y sus organizaciones afiliadas para garantizar su seguridad. Aceptó de buen grado. Como el metro estaba abarrotado, no tuve la oportunidad de ayudar a su hermana a renunciar al PCCh. Así que me arrepentí de haber perdido la oportunidad.

Otro día, cuando tomé el metro, vi a una mujer de mi edad parada frente a mí. Parecía sentirse mal, así que me levanté y le cedí mi asiento. Me dijo que acababa de ser operada de cáncer y de recibir quimioterapia y que iba al hospital para un control. Entonces aproveché para aclararle la verdad.

Me dijo que creía en Jesús. Le contesté: "Jesús es un gran Dios. Si crees en Dios, Dios te protegerá. Sin embargo, te has unido al PCCh, que es ateo y está en contra de Dios. Solo si abandonas al PCCh, podrás ser protegida por Dios".

También le conté brevemente la verdad sobre Dafa y la persecución. Ella escuchó atentamente, aceptó el nombre que le di y renunció al PCCh. ¡Otra vida fue salvada!

En la tercera ocasión, cedí mi asiento a una anciana con bastón. Me contó que la habían operado de la columna lumbar, que la operación había fracasado y que le resultaba difícil caminar. Le mencioné que podía solicitar un certificado de discapacidad y obtener los servicios del seguro de asistencia de largo plazo. Se alegró de oírlo.

Se bajó del autobús conmigo, así que la ayudé a bajar y le dije que yo era un practicante de Dafa. Le expliqué la verdad sobre Dafa y le pedí que renunciara al PCCh para garantizar su seguridad. Ella aceptó con gusto mi oferta y renunció al PCCh.

Estas pequeñas situaciones me ayudaron a cultivar más compasión. Cuando cedía amablemente mi asiento a los demás, ellos podían sentir el poder de la compasión. Entonces pude decirles naturalmente la verdad sobre Dafa. Pensando más en ello, si aquella mujer a la que dejé sentarse al sol hubiera sabido que yo era un practicante de Dafa, habría tenido una impresión negativa de Dafa. Nada es menor en la cultivación. Las palabras y acciones de un practicante de Dafa tienen un gran impacto en la gente.

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