(Minghui.org) El Maestro Li dijo: 

“Decimos que lo bueno o lo malo surgen de un pensamiento de la persona, y la diferencia de este pensamiento también trae distintas consecuencias” (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

Tras mis 27 años de cultivación, he llegado a comprender mejor lo que significa este párrafo del Fa.

Llegué a entender que este primer pensamiento es el pensamiento recto que se desarrolla a través de la cultivación, y también es un pensamiento divino. Se basa en una fuerte creencia en el Maestro y en Dafa. A medida que nuestro xinxing mejora constantemente, este pensamiento se va haciendo cada vez más fuerte, hasta volverse sumamente poderoso.

Este pensamiento no solo funciona cuando nos encontramos en medio de una tribulación. Por el contrario, se refleja en todos los momentos y en todos los aspectos de nuestra vida, y abarca tanto cualquier problema y conflicto que nos encontramos en la vida cotidiana y en el trabajo, como la forma en que vemos y manejamos las cosas. En otras palabras, la diferencia entre emplear una mentalidad humana o una divina a la hora de resolver los problemas dará lugar a resultados completamente diferentes.

"Con el Maestro y el Fa aquí ¿Qué hay que temer?"

Mi esposa y yo fuimos a apelar por el derecho a practicar Falun Dafa y nos arrestaron y detuvieron ilegalmente durante un mes en el año 2000. Cuando volvimos a casa, el Departamento de Seguridad donde trabajaba me vigiló durante otros seis meses. Entonces me enteré de que iban a llevarnos a un centro de lavado de cerebro con el objetivo de "transformarnos". Lo hablé con mi mujer y decidimos que dejaría mi trabajo y nos marcharíamos de casa para evitar la persecución.

Antes de irme, le escribí una carta a la persona que me supervisaba para contarle por qué me iba. También le dije: "Por favor, pásale esta carta a tu supervisor y estarás bien. Entenderán que no había forma de que me hicieran cambiar de opinión".

Cuando salimos de casa, mi mujer y yo solo disponíamos de 3000 yuanes en efectivo y una tarjeta bancaria. A mi mujer le preocupaba cómo íbamos a sobrevivir con tan poco dinero. De hecho, ni siquiera sabíamos si podríamos usar la tarjeta bancaria, dada nuestra situación. Le dije sin pensarlo: "¡Con la protección del Maestro, no tenemos que preocuparnos por un lugar donde vivir ni por la comida!".

Shifu nos dijo: 

“Si no les dan importancia y no las fijan en sus pensamientos, con el Maestro y el Fa aquí, ¿a qué le pueden temer?” (Exponiendo el Fa en Sidney).

Protegidos por el Maestro

Bajo la protección del Maestro y manteniendo el pensamiento recto anterior, viajamos durante los siguientes once meses a más de una docena de condados y ciudades, pidiendo refugio a parientes y amigos, viejos compañeros de armas, excompañeros de clase e incluso a amigos de amigos. Allá donde íbamos, primero le hablábamos a nuestros anfitriones acerca de la persecución y les explicábamos que nos buscaba la policía. En todos los lugares nos recibían con cariño. Todos nos decían: "No han hecho nada malo. Es una cuestión de fe. No tenemos miedo. Pueden quedarse con nosotros todo el tiempo que quieran".

Las personas con las que nos quedábamos no solo se ocupaban de nosotros mientras nos alojaban, sino que incluso nos daban dinero cuando nos íbamos. Durante ese tiempo, además de que mi empleador envió gente a buscarnos, la policía también nos "buscaba" y ponía nuestras fotos en aeropuertos y hoteles.

La policía fue a visitar a, prácticamente, todos nuestros familiares y los amenazó. Les dijeron que si sabían dónde estábamos y no lo denunciaban, estarían "albergando a delincuentes", lo que suponía un delito. Incluso fueron a buscar a nuestros familiares de nuestra ciudad natal, a los que ni siquiera conocíamos. Fueron a buscar a mis compañeros de armas basándose en una foto de grupo que me tomaron cuando estaba en el ejército. Muchas veces, la policía se presentaba en la puerta justo después de que nos marchábamos.

Una vez, mi mujer y yo acabábamos de subir a un minibús cuando vimos que un coche de policía nos buscaba. En otra ocasión, acabábamos de salir de una ciudad cuando la policía que nos buscaba detuvo a nuestro conductor y amigo en el camino de vuelta a su casa.

Durante ese tiempo, además de aclarar la verdad a familiares y amigos, también escribimos cartas a mis compañeros de armas, a los compañeros de clase y a los profesores, así como cartas de apelación a los funcionarios del gobierno a todos los niveles. Después de que nos fuéramos de casa, la policía siguió acosando a nuestra hija con la intención de encontrarnos, así que ella también se vio obligada a abandonar su hogar.

Tras varios meses viviendo así, con la ayuda de familiares y amigos, compramos teléfonos móviles, ordenadores, impresoras láser, escáneres y otros equipos, y otros compañeros practicantes nos ayudaron a establecer un lugar de producción de material. Una vez cuando nos mudábamos, la policía nos encontró, nos detuvo y nos llevó a un campo de trabajos forzados.

Mi mujer me dijo más tarde: "Estaba tan cansada de huir y esconderme siempre, que una vez pensé: ‘mejor dejar que la policía me detenga de una vez’". Este pensamiento permitió que las viejas fuerzas se aprovecharan de nuestras deficiencias.

"No colaboren con la policía ni la persecución"

Una mañana, poco después de que comenzara la persecución, más de 20 policías de la Oficina de Seguridad Política de la ciudad irrumpieron en mi casa y la saquearon. Alegaron que le había entregado a alguien los nuevos escritos del Maestro.

Un agente quiso confiscar la foto del Maestro, pero le grité: "¡Deténgase! Cuidado con lo que hace". Se detuvo. Me llevaron a la comisaría local y me interrogaron durante todo el día. Les aclaré los hechos sin cooperar. Antes de irse, le pidieron a los agentes de la comisaría que me encerraran en un cuarto oscuro.

Estaba en una zona subtropical donde había mosquitos todo el año. El cuarto oscuro estaba húmedo y olía a moho y a pescado. Los mosquitos zumbaban por todas partes y me picaban en la cara. Les dije a los mosquitos en mi corazón: "Soy un discípulo de Dafa y ahora me persiguen. No colaboren con la policía ni la persecución". Con este único pensamiento, los mosquitos dejaron de zumbar y el olor desagradable desapareció.

Un policía de buen corazón me trajo un trozo de manta que se estaba deshaciendo. Me acosté sobre ella y dormí en el frío suelo de cemento. Aunque las condiciones eran terribles, dormí profundamente durante toda la noche. No me desperté hasta el amanecer.

Al día siguiente, los agentes volvieron y siguieron interrogándome. El jefe dijo: "¿Por qué te han encerrado en una habitación tan terrible?". Le dije: "No podrán cambiarme hagan lo que hagan". Aunque lo intentaron durante casi todo el día, no consiguieron nada.

El jefe acabó diciendo: "Realmente admiro la perseverancia que muestra en su creencia. Para ser sincero, necesitamos 'traidores', pero también odiamos a esos 'traidores'". Luego me llevaron de vuelta a donde trabajaba.

La protección del Maestro

Shifu nos dijo:

“Si eres verdaderamente un cultivador, nuestro Falun te protege. Mis raíces están todas atadas al universo, y quien pueda tocarte a ti, entonces puede tocarme a mí; hablando claramente, él ya puede tocar a este universo” (Primera Lección, Zhuan Falun).

Me he encontrado con muchas tribulaciones en la cultivación, incluyendo tres tribulaciones de vida o muerte y otras situaciones peligrosas. Sin embargo, me consideré un verdadero cultivador y las traté como pruebas para mejorar mi xinxing. Así pude hacer avances bajo la protección del Maestro.

Una vez, estaba friendo carne y un trozo cayó accidentalmente en el aceite hirviendo. Me salpicó un poco de aceite en el dorso de la mano derecha. Instintivamente quise meter la mano en agua fría, pero de repente pensé: "Soy un cultivador, así que debería estar bien". Entonces, levanté la mano. Aunque el dorso de la mano estaba rojo y caliente, y me dolía un poco, no pensé más en ello y seguí haciendo lo que debía hacer. Después de la cena, todos los síntomas desaparecieron.

Cuando me levanté a la mañana siguiente, tenía grandes ampollas en los dedos corazón e índice. Pensé: "Esto se debe a que tuve el pensamiento de una persona común de querer meter la mano en agua fría. Esto es una lección". Las ampollas desaparecieron antes del mediodía.

Me volvieron a detener en 2012. Durante el arresto, de repente sufrí síntomas de enfermedad. Mi presión arterial subió y mi corazón tuvo frecuentes "contracciones ventriculares prematuras" y "contracciones auriculares prematuras". Yo no estaba preocupado, pero el médico del centro de detención sí lo estaba y me llevó a la sala de urgencias de un hospital.

Una vez allí, las enfermeras me pusieron oxígeno y me hicieron un electrocardiograma. El médico incluso emitió un "aviso de enfermedad crítica". La policía del centro de detención también se lo comunicó oficialmente a mi mujer, que también permanecía retenida en el centro de detención. Pero yo no pensaba en nada.

Durante los tres días que pasé en urgencias, el médico probó todo tipo de medicamentos antihipertensivos, incluso diuréticos. Pero mi presión arterial no bajaba y mi arritmia no mejoraba. El médico jefe estaba muy confundido: "¿Por qué no funcionan los medicamentos?". Le dije: "Estos síntomas son el resultado de la persecución. Los medicamentos no tienen efecto en los cultivadores de Falun Dafa".

Los policías que vinieron a vigilarme quisieron esposarme a la cama. Me resistí e insistí en salir del hospital. El médico del centro de detención intentó convencerme de que me quedara, pero le insistí. Le dije: "Podría morir si siguen dándome tratamiento". Así que acabaron llevándome de vuelta al centro de detención. Cuando el médico del centro de detención vino a revisarme de nuevo, mi presión arterial era normal y mi arritmia había desaparecido. El médico presenció realmente lo extraordinario que es Falun Dafa.

Traté una huelga de hambre como "Bigu"

En 2002, me llevaron a un campo de trabajos forzados. Al principio me resistía a la persecución negándome a trabajar. Más tarde, las cosas empeoraron. El campo de trabajo no permitía que mi hija me visitara, retenía todas las cartas de apelación que le escribía a los funcionarios del gobierno y ató al preso que se había negado a vigilarme. Así que me declaré en huelga de hambre, negándome a comer y beber. Pedí que los dirigentes del campo de trabajo se acercaran a hablar conmigo para resolver los problemas. Al principio, todos dijeron que estaban demasiado ocupados y se negaron a verme.

El campo de trabajo parecía ignorarme, pero en realidad les ponía nervioso mi situación porque también me negaba a beber nada. La primera noche que empecé la huelga de hambre, tenía la boca seca y me sentía mal. Pensé: "Aquellos que se cultivan en lo profundo de las montañas podían prescindir de la comida y la bebida. Yo soy un practicante de Dafa y Dafa no tiene límites. Lo tomaré como ‘bigu’". También le pedí al Maestro que me ayudara. Esa noche, en un sueño, estaba sentado solo en una gran mesa redonda y comí hasta hartarme.

A partir del día siguiente, no tuve sensación de sed ni de hambre, y me sentí con mucha energía. La policía vio lo bien y lleno de energía que estaba sin comer ni beber, así que preguntó en secreto a las personas que me vigilaban si comía o bebía algo a sus espaldas. Dijeron que ni siquiera me había enjuagado la boca ni lavado la cara.

Al cuarto día, un secretario de la Comisión de Inspección Disciplinaria vino a verme porque el campo de trabajo temía que algo anduviera mal. Le hablé de algunas cosas ilegales del campo de trabajo, y me prometió informar a los altos funcionarios y resolver los problemas que le planteé. El capitán también vino y dijo que se tomaría en serio mis preocupaciones, así que dejé mi huelga de hambre. Después de eso, mi entorno se relajó mucho.

"No he cometido ningún delito y no estoy aquí para que me encarcelen"

Tras el inicio de la persecución el 20 de julio de 1999, me arrestaron, me detuvieron, me llevaron a campos de trabajos forzados y me condenaron muchas veces. Pero me aferré a mi creencia y no cooperé con lo que las fuerzas del mal me ordenaban. Dondequiera que me detuvieran, solo lo tomaba como un cambio en el entorno de cultivación y otro lugar para aclarar la verdad. De este modo, en ninguna de las ocasiones, la persecución en mi contra se intensificó, y pude hacer lo que debe hacer un discípulo de Dafa.

Me condenaron en 2005 y el primer día que estuve en prisión, el capitán de la sección vino a hablar conmigo. Me dijo: "No me importa por qué estás aquí. Mientras sigas las reglas y no me hagas la vida difícil, yo tampoco te la haré a ti". Le dije: "No voy a hacer ninguna promesa. Fui sentenciado porque practico Falun Dafa y sigo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. No he cometido ningún delito. Tengo mis principios". Me dijo: "Entonces, ¿qué haces aquí?". Le dije: "Estoy aquí para validar el Fa". Se quedó un poco sorprendido y preguntó: "¿Cómo lo haces?". Le dije: "Lo hago mientras hablo contigo. Como te dije, los practicantes de Falun Dafa cultivan Verdad-Benevolencia-Tolerancia. La gente debe mantener un corazón bondadoso para sobrevivir a las futuras catástrofes".

Como ese pensamiento se conformaba al Fa, le dijo al personal encargado del "campo de entrenamiento intensivo" que no me acosara. El personal se limitó a llevarme a ver los diferentes puestos de trabajo, e incluso me presentó a otros practicantes de Dafa. Luego me asignaron a un almacén donde los dos presos que me vigilaban eran casi de mi edad, y me cuidaban bien.

Uno me dio su radio importada el primer día que me asignaron allí. Esto sucedió antes de 2012, cuando todavía se permitían las radios en las prisiones. Él usaba otra radio que no era de tan buena calidad. Pude escuchar emisoras extranjeras como Sound of Hope, Voice of America y Free Asia, que me ayudaron a entender el último período de la rectificación del Fa.

Ayudé al otro preso que me vigilaba con algo y después de eso, como sabía que yo podía escribir caligrafía china, me construyó un gran escritorio y me prestó sus pinceles de escritura y piedras de tinta. Como no les importaba que no trabajara, me pasaba el día copiando los escritos del Maestro.

Aclaré la verdad a los presos, a los empresarios y a los policías que acudían a ese almacén y les ayudé a renunciar al Partido Comunista Chino (PCCh) y a sus organizaciones juveniles. Durante un tiempo, también intercambié experiencias de cultivación por escrito con compañeros practicantes que estaban detenidos en otras secciones de la prisión.

En mi cultivación, me di cuenta de que, como discípulos de Dafa, no importa dónde estemos, debemos considerarnos como cultivadores verdaderos; aferrarnos firmemente a nuestra creencia en el Maestro y Dafa; seguir estrictamente los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia; mirar hacia adentro cuando encontramos problemas; mantener siempre un estado mental compasivo, tranquilo y pacífico; recordar siempre que nuestra misión es salvar a los seres conscientes; dejar de lado las nociones ordinarias; y tratar los problemas con pensamientos rectos. Si podemos hacer todo esto, el Maestro podrá hacer cualquier cosa por nosotros. Lo que el Maestro requiere de nosotros es que nos cultivemos con un corazón honesto.

Si mantenemos una mente recta en todo momento, entonces un pensamiento puede resultar sumamente poderoso y no hay tribulación que pueda detenernos.

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