(Minghui.org) Soy una practicante de Falun Dafa de 76 años. Comencé a practicar Dafa en 1998. A pesar de las dificultades y tribulaciones, he podido caminar diligentemente hasta hoy y he experimentado la protección de nuestro compasivo Maestro.

Experimentando el poder de Dafa

Nací con una discapacidad que me hacía sentirme inferior a los demás. Tenía las piernas y los pies deformados y atrofiados, y me resultaba muy difícil caminar. La parálisis nerviosa ralentizaba mis reacciones y mi pensamiento. Mis órganos internos no estaban completamente desarrollados y no funcionaban bien. Los trastornos endocrinos me causaban un dolor e hinchazón generalizados que solo se podían aliviar durmiendo más. De adolescente padecí un cáncer y tuve que someterme a una cirugía mayor. Los médicos dijeron a mis compañeros de clase que quizá solo viviría unos días después de la operación. Durante la primera mitad de mi vida, estuve a punto de morir muchas veces.

Después de que me ofrecieran un empleo, trabajé muy duro y me fue bastante bien, pero algunas personas estaban envidiosas y me perjudicaron. Es fácil imaginar lo difícil que era mi vida. Parecía que todo el mundo estaba en mi contra y mi vida era una pesadilla. Sin embargo, una vez un adivino me dijo: “Te están cuidando y no morirás. En el futuro, no tendrás que preocuparte por cómo salir adelante”. Me dijo que mi vida beneficiaría a todos los que estaban a mi alrededor. Por lo tanto, comprendí que tenía que seguir con vida por mucho que tuviera que soportar. Recordando las palabras del adivino, decidí esperar el día en que mi vida cambiaría.

Un antiguo compañero de clase del que no había tenido noticias durante más de un año se acercó a mí en 1997 y me presentó Falun Dafa. A través del estudio diligente del Fa, entendí que nuestro compasivo Maestro me había estado protegiendo todos esos años. El Maestro cambió mi vida y me ayudó a entender que tenía que cumplir mi misión de asistir al Maestro en la rectificación del Fa y en la salvación de los seres conscientes.

Después de practicar Dafa, me recuperé de mis dolencias y mi mente se purificó. Mi cuerpo era como el de una persona normal. ¡Esto me hizo realmente feliz!

El Maestro dijo:

“El hombre nace en este mundo para esperar el Fa
Los bondadosos regresarán a su hogar en los cielos
Reencarnando por miles de años
Viniendo al mundo sólo por esta vuelta”.
(Viniendo al mundo solo por esta vuelta, Hong Yin IV)

“Todo el gong y todo el Fa están en los libros y uno los obtendrá naturalmente por medio de leer Dafa enteramente. Aquellos que lo aprenden experimentarán cambios automáticamente y estarán ya en el Dao cuando lean los libros una y otra vez. El Maestro definitivamente tendrá a sus Fashen salvaguardándoles silenciosamente. Con perseverancia en la cultivación, seguramente lograrán el fruto verdadero en el futuro” (Postrándose ante el Maestro para ser su discípulo, Escrituras esenciales para mayor avance).

Realmente aprecio las oportunidades de cultivación que el Maestro me ha dado. Quiero cultivarme firmemente en Dafa, validar Dafa y cumplir mi misión histórica.

Hace más de 20 años que empecé a hacer las tres cosas que el Maestro nos pidió que hiciéramos. Leo entre dos y tres lecciones de Zhuan Falun y luego estudio otras enseñanzas del Fa. Trato de sumergirme en el Fa, dejar que el Fa me limpie y mantener una mente firme y recta.

En el pasado, la gente afirmaba que no sería capaz de cultivarme con éxito. Trato de eliminar estos recuerdos negativos de mi mente y trabajo duro para eliminar mi fuerte yeli (karma) de pensamiento. Creo firmemente que solo el Maestro tiene la última palabra en todo, así que solo creo en el Maestro. Solo hago lo que el Maestro me dice que haga. Es un inmenso honor que el Maestro me permita practicar Dafa. El Maestro me ha dado tanto, que todo lo que puedo hacer es cultivarme bien y tratar de dar lo mejor de mí para salvar a más seres conscientes.

Despertando la conciencia de la gente

Validar Dafa y salvar a los seres conscientes es lo que debo hacer cada día. Para que la gente lo entienda de verdad, les hablo de cómo he mejorado después de empezar a practicar Dafa. Cuando me encuentro con excompañeros de clase y colegas, se asombran al notar lo saludable que estoy y me preguntan: “¿Cómo te has vuelto mucho más joven y saludable?”. Les digo que es porque he estado practicando Falun Dafa. A continuación, les aclaro la verdad sobre Dafa, les hablo de su poder de curación y de por qué el Partido Comunista Chino (PCCh) lo persigue. También les pido que reciten “Falun Dafa es bueno” y, si no muestran ninguna objeción, les doy un amuleto.

Si la gente no me conoce, les pido que reciten “Falun Dafa es bueno”, cuando se enfrentan con interferencias. Les cuento mi experiencia como ejemplo de lo milagroso que es Dafa.

Antes del Año Nuevo de 2020, presenté Dafa a la gerenta de una tienda, quien dijo que quería leer los libros de Falun Dafa. Cuando le llevé los libros, aceptó renunciar al PCCh con su verdadero nombre.

Cómo frenar el acoso policial

Cuando me detuvieron hace unos años, le dije a la policía cómo Falun Dafa me había cambiado de alguien gravemente discapacitada a una persona sana. Después de investigar, descubrieron que lo que les había contado era la verdad, y se relajaron en el acoso. Un director incluso se disculpó con mi familia aquel día. Desde entonces, la policía nunca volvió a venir a mi casa para acosarme.

Mis pies no son los suficientemente fuertes y me caigo de vez en cuando, pero no me hago daño. Una vez, a las 7 de la tarde, me caí desde lo alto de la escalera del cuarto piso y rodé por las escaleras hasta el tercer piso. Di dos vueltas y me golpeé contra la puerta metálica del lado izquierdo del tercer piso, donde vivía una de mis compañeras de trabajo, que se había negado a hablarme durante años. Mi caída hizo un gran ruido y su familia no se atrevió a abrir la puerta. Cuando se enteraron de lo ocurrido, pensaron que podría haber muerto.

Cuando salí al día siguiente y vi a varios compañeros de trabajo, me preguntaron por qué no me había quedado en casa ya que debía estar lastimada. Les dije que practicaba Falun Dafa y que estaba protegida por el Maestro, por lo que no me había lesionado. Me remangué y se lo mostré, y se quedaron atónitos. En particular, la compañera de trabajo que nunca me había hablado me saludó y me habló. Durante la reciente demolición de nuestro edificio, ella me recordó muchas veces: “Presta atención a tu seguridad y habla menos. La oficina de demolición te ha prestado más atención”. Su recordatorio me ayudó mucho a prepararme y pude responder con éxito a las preguntas de la oficina de demolición.

Contando la verdad sobre Dafa en la oficina de demolición

En octubre de 2019, el edificio residencial donde vivía iba a ser demolido, y se realizó una reunión para tal fin. Después de la reunión, el director de la oficina de la calle y el director de la Comunidad Residencial vinieron a visitarme. Me preguntaron por mi salud y si tendría algún problema con el traslado. Sabía que lo único que querían era una confirmación por mi parte, ya que yo era la única persona que necesitaba una indemnización. Sabía que no debía luchar por intereses materiales, así que les dije que no tendrían ningún problema con mi familia ni conmigo y que me encargaría de todo y firmaría el acuerdo a tiempo.

Vieron que yo estaba bien, y quedaron satisfechos con lo que les dije, así que se fueron sin causarme ninguna interferencia.

La mañana del 16 de enero de 2020, cuando mi marido y yo fuimos a la oficina de demolición para firmar los contratos, el personal hizo pasar al secretario de la calle. Delante de casi 20 miembros del personal, el secretario nos dijo con una sonrisa en la cara: “¡No parece que tengas 70 años! No tienes arrugas en la cara. Mi padre es solo un poco mayor que tú, pero su salud es mucho peor. ¿Cómo lo haces?”. Había mucha gente allí, incluidos varios directores y algunos policías de paisano. Había pensado lo que iba a decir, así que me limité a decir: “Intento hacer ejercicio todos los días”.

Volvió a preguntar: “¿Qué tipo de ejercicio?”. Yo seguía dudando, pero mi marido, que no es practicante, dijo: “Se puso bien después de practicar Falun Dafa”. Entonces habló de lo mal que estaba mi salud antes y de cómo mejoró mi salud después de practicar Dafa. El secretario asentía una y otra vez, y todos escuchaban. Cuando mi marido terminó, el secretario sonrió y dijo como si lo resumiera: “¡La salud es lo más importante!”. Nadie de los presentes tuvo ninguna reacción extraña. Cuando volvimos a ir allí para otras cosas, la gente siempre nos trató con amabilidad.

Cooperando con los compañeros practicantes para aclarar la verdad y salvar a la gente

Los compañeros necesitan materiales de aclaración de la verdad, y a veces es difícil conseguirlos. Decidí entregar los materiales. Quizás esto era lo que el Maestro había dispuesto para mí como parte de mi misión de salvar a la gente. Siempre que los materiales están listos, intento entregarlos a otros practicantes lo antes posible, sin importar lo lejos que vivan. También ayudo a distribuir los billetes que llevan impresas frases de aclaración de la verdad. Primero doy los billetes que tengo a los practicantes que imprimen las frases en ellos. Una vez que me los devuelven, los distribuyo a los practicantes que luego me dan los billetes sin imprimir.

Al principio de la pandemia, tuve que entregar materiales a un número mayor de practicantes. Siempre estaba muy ocupada consiguiendo materiales, separándolos, empaquetándolos, y entregándolos, sabía que este período especial era un gran momento para que más personas entendieran la verdad sobre Dafa y se salvaran, así que estaba muy contenta. Si hay demasiado trabajo, le pido a mi marido que me ayude a separar y empaquetar.

Esta tarea no es fácil de hacer, ni física ni económicamente, y la seguridad es siempre una preocupación. Es aún más difícil para alguien como yo, que tiene dificultades para caminar. Siempre que me siento presionada, recito el Fa del Maestro:

“Las incontables eras bajo dificultades fueron únicamente para esta vez”. (Para todos los Dafa dizi alrededor del mundo y de China continental, ¡Un Feliz Festival del Medio Otoño!, Escrituras esenciales para mayor avance (III)).

No importa lo difícil que sea o lo cansada que me sienta, sé que debo hacerlo bien. Nada puede detenerme porque sé que el Maestro me protege.

Cuando la mochila me parece tan pesada que no creo que pueda seguir caminando, le pido ayuda al Maestro, y entonces siento que mi mochila es de repente mucho más ligera y ya no me siento cansada. En comparación, la mochila vacía se siente más pesada en mi camino de vuelta a casa. A veces, cuando estoy muy cansada en el autobús, alguien ve que hay un problema con mis pies y me ofrece su asiento. Le doy las gracias a la persona y luego al Maestro por cuidar de mí.

Muchas veces, cuando nos encontramos con problemas o circunstancias especiales, por razones de seguridad no podemos hablar del tema en persona o por teléfono. Una vez iba a ir a una ciudad cercana para imprimir frases en billetes de banco, pero tenía otra cita y no podía ir. Casualmente, otra practicante iba a ir allí, así que le pedí que llevara el dinero. Envolví el dinero en pequeños fajos y se los di. Ella tenía prisa, así que solo le dije la cantidad total y no la volví a contar. Dos horas más tarde, descubrí que me había equivocado en el recuento: le había dado mucho más de lo que le había dicho. La llamé rápidamente y le pedí que contara el dinero, pero ya se lo había entregado todo a los practicantes que se encargaban de imprimir las frases.

He trabajado con esos practicantes durante varios años, así que sabía cómo trabajaba su equipo. Normalmente ponían el dinero de los diferentes practicantes en una pila y luego lo dividían entre el equipo para hacer la impresión. Luego nos devolvían los billetes impresos según el importe que habíamos presentado.

Recordé el sueño que tuve la noche anterior: en él perdía 5.000 yuanes. ¿Por qué no me llamó la atención para que tuviera más cuidado? Me dije: “Parece que justamente tendré que depositar la cantidad que he contado mal. Ha sido culpa mía”.

Al cabo de un par de semanas, el practicante me devolvió el dinero después de imprimir las frases. Le pregunté cuánto era. Me dijo que era lo que yo le había dado, porque no se había mezclado con los otros montones. Rápidamente lo conté, y estaba la cantidad completa.

Cuando el PCCh comenzó a vigilarnos más de cerca, algunos practicantes me preguntaron: “¿No tienes miedo? A menudo llevas estos materiales en grandes mochilas”. Les dije: “Esto es algo que el Maestro dispuso que hiciera. Los compañeros necesitan estos materiales, así que debo hacerlo. Con la protección del Maestro no habrá ningún problema”.

Efectivamente, pude hacerlo todo con relativa facilidad. Solo estuve en situaciones de peligro en dos ocasiones, pero en ambas me mantuve a salvo. Eso fue hace 10 años. Me denunciaron cuando estaba entregando materiales y la policía me detuvo. Pero con la protección del Maestro, los vigorosos esfuerzos de los compañeros por rescatarme y mis rectos pensamientos, fui liberada rápidamente del centro de detención.

Hace tres años, tomé un autobús de larga distancia para volver a casa con tres bolsas de billetes y materiales para aclarar la verdad. Cuando el autobús entró en una estación de peaje, decenas de policías especiales lo rodearon. Algunos de los agentes subieron al autobús con pistolas y picanas eléctricas y registraron a todos los pasajeros. Resultó que buscaban a un presunto terrorista con bombas.

Solo había un puñado de pasajeros en el autobús, y nadie más llevaba una bolsa. Había más policías que pasajeros, y estaban inspeccionando todo el autobús. Estaba muy preocupada por las tres bolsas que había puesto bajo el asiento junto a la ventana. Sentía que el corazón se me encogía y la cabeza estaba a punto de estallarme, pero mi mente seguía despejada. Sabía que ahora tenía que soltar el apego a la vida y la muerte, y le pedí al Maestro que me ayudara a salir de esta peligrosa situación. Dije en mi corazón: “Maestro, esos materiales ayudan a salvar a la gente. No puedo dejar que la policía persiga a los practicantes de Dafa e impida que los seres conscientes se salven. Maestro, por favor, ayúdame”. Entonces envié fuertes pensamientos rectos. La policía inspeccionó todo el autobús, pero no vio mis maletas. Solo miraron la tarjeta de pasajero mayor que les entregué. Luego dejaron que el autobús se fuera.

Presentando los nombres de las personas que renunciaron al PCCh

Cuando entrego materiales a los demás practicantes, a menudo me dan listas con los nombres de los que han renunciado al PCCh. Luego ordeno la lista e inscribo los nombres en el sitio web del Epoch Times. En los últimos nueve años, he presentado más de 100.000 nombres.

El momento más memorable fue a finales de diciembre de hace unos años, cuando recibí una lista de más de 1.000 nombres. Los clasifiqué en decenas de listas para enviarlas al sitio web del Epoch Times, pero por alguna razón, no pude conectarme a Internet ni siquiera después de muchos intentos. Pensé que tal vez se debía al bloqueo de Internet impuesto por el PCCh. Tenía miedo de que me rastrearan y vigilaran si seguía intentándolo, así que pensé en apagar el ordenador y esperar hasta el día siguiente para volver a intentarlo. Pero en cuanto tuve ese pensamiento, en la parte inferior de la pantalla apareció “No apagues el ordenador, espera y vuelve a intentarlo”, “la Red es normal” y mensajes similares, una y otra vez. Me di cuenta de que era el Maestro el que me indicaba lo que tenía que hacer, así que me limité a seguir los mensajes. Envié unas cuantas listas y esperé un rato, y luego envié otro lote y esperé un rato, hasta que conseguí enviar todas las listas.

Después de enviar la última lista, vi que la temperatura interior era de solo 13ºC, pero sentía mi cara muy caliente. Sin embargo, sentí un poco de frío en la espalda y, al tocarla, me sorprendió ver que mi ropa estaba empapada de sudor. ¡Puede que fuera un reflejo de la feroz batalla entre el bien y el mal en otra dimensión que se libra en mi cuerpo!

Llevar cargas pesadas y entregar materiales ha sido una gran ayuda para mi cultivación. Me ha permitido superar las dificultades, eliminar el yeli (karma) y fortalecer los pensamientos rectos y la confianza en mí. También aprendí a sobrellevar las pérdidas, soportar las humillaciones y volverme tolerante. Como resultado, mi xinxing ha mejorado mucho.

Difundiendo la verdad durante la pandemia

Cuando la pandemia reapareció durante el Año Nuevo Chino de 2020, había avisos colocados por todas partes, como “No viajar”, “No reunirse”, “Llevar mascarilla”, etc. Todas las tiendas estaban cerradas. Los autobuses pasaban cada media hora en lugar de cada pocos minutos, y en la mayoría de las veces solo viajaban uno o dos pasajeros. Había personas con mangas rojas que utilizaban altavoces para persuadir a la gente de que se fueran a casa y no se quedaran en la calle. Todo esto aumentó mi sensación de urgencia. Los practicantes de Dafa deben apresurarse y ayudar a que más personas entiendan la verdad.

No descansé ni un solo día durante la pandemia: me esforcé al máximo para aclarar la verdad y salvar a la gente. Las calles cercanas a mi casa no se cerraron, pero la gente únicamente podía caminar sola y tenía que mantener la distancia social. La mayoría de las comunidades residenciales se volvieron muy estrictas y exigían que los residentes se registraran al entrar y salir. Sin embargo, la comunidad donde yo vivía estaba siendo demolida, por lo que nadie vigilaba la entrada. Esto me permitió salir para aclarar la verdad y salvar a la gente. Pude entregar materiales a los demás practicantes como de costumbre. La única diferencia era que, con más frecuencia que antes, cuando llegaba allí no podía contactar con el practicante que debía recibir los materiales, y tenía que llevarlos de vuelta a casa. Pero no me importaba y no temía la molestia de volver al día siguiente.

Todos los días dedicaba media jornada en salir a aclarar la verdad y salvar a la gente. Durante la pandemia, todos intentaron quedarse en casa y mantuvieron cierta distancia cuando tenían que salir. Todo el mundo era muy cauteloso cuando hablaba con la gente. Eso hizo que repartir materiales y aclarar la verdad cara a cara fuera muy difícil. Yo distribuía principalmente folletos sobre Dafa. También utilizaba dos teléfonos celulares para aclarar la verdad. Uno es un teléfono normal que envía textos aclaratorios. El otro funciona como una emisora móvil, y la gente que está cerca puede recibir los mensajes si sus pantallas están encendidas. Los mensajes que envío son “Falun Dafa es bueno”, “Renuncia al PCCh para estar a salvo”, “Trata bien a Dafa y serás bendecido”, etc.

Para evitar las cámaras de vigilancia y los vehículos de la policía, mientras caminaba enviaba pensamientos rectos para eliminar los factores malignos y buscaba lugares para poner volantes en los vehículos de la gente y en las puertas de las tiendas. También utilizaba únicamente billetes con mensajes de aclaración de la verdad cuando hacía compras.

Después del inicio de la pandemia, descubrí que utilizar solo el teléfono como emisora móvil funcionaba mejor que utilizar ambos teléfonos. Durante las primeras dos semanas, solo una decena de personas recibieron las frases. Pero el número siguió aumentando y pronto fueron unas 200 diarias. Cuando más tarde mejoró la situación de la pandemia en 2020, el número volvió a aumentar entre 200 y 400 diarias y a veces incluso llegó a 1.000 cuando salía dos veces al día.

Una mañana, un practicante me pidió algunos billetes de aclaración de la verdad, pero cuando fui allí, no pudimos ponernos en contacto. Así que decidí entregárselos al día siguiente en casa de otro practicante, que estaba en la misma comunidad. Cuando entré por la puerta, el guardia de seguridad miraba en mi dirección, pero no me vio, así que entré sin problemas. Llegué a la casa de la practicante y le expliqué la situación. Me dijo que la noche anterior había escuchado en un sueño que alguien le decía: “Hay dinero para la aclaración de la verdad bajo tu almohada”. Las dos le dimos las gracias al Maestro por haberme ayudado.

Otra mañana fui al banco a sacar dinero y utilicé el teléfono móvil para enviar mensajes por el camino. Al llegar al banco, vi un auto de policía y recordé que no había apagado el teléfono. Me pregunté: “¿la policía ya había recibido los mensajes de texto y me molestarían. No, la policía también necesita entender la verdad y salvarse. Es bueno que lo hayan recibido”. Pero, por razones de seguridad, esperaba no tener que registrarme en el banco.

Cuando entré por la puerta del banco, el guardia de seguridad intentó comprobar mi temperatura. Me escaneó varias zonas, pero no pudo obtener una lectura. Me dijo: “¿Por qué no registra tu temperatura? ¿No tienes temperatura? Olvídalo, puedes entrar”. Cuando terminé y salí, el guardia de seguridad me dijo que tenía que registrarme. “¿Registrarse para qué?” pregunté. Me miró de nuevo y dijo: “Olvídalo, no tienes que registrarte. ¡Adelante!”. Supe que el Maestro me había protegido de nuevo y le agradecí en mi corazón.

Siempre llevo mi teléfono para enviar mensajes, incluso cuando voy de compras o en el autobús.

Una compañera de trabajo que entendió la verdad me dijo: “Mi marido no creyó la información de aclaración de la verdad que usted le dio y se negó a renunciar al PCCh. Tenía cáncer de pulmón y gritaba de dolor en sus últimos días. Entonces le dije que recitara “Falun Dafa es bueno”, y esta vez me escuchó. El dolor disminuyó gradualmente y falleció en paz unos días más tarde. Después de su muerte, su rostro estaba tranquilo y pacífico, y su piel tenía un tono agradable”. Le dije que eso se debía a que su alma se había salvado.

Recuerdo que el Maestro dijo una vez que muchas personas aún no han expresado su opinión sobre Dafa. Siento que debo utilizar el teléfono móvil para aclarar la verdad, de modo que más personas tengan la oportunidad de escuchar la verdad y salvarse. Por ello, insisto en llevar el teléfono conmigo dondequiera que vaya. Intento salir dos veces al día y la mayoría de los días entre 700 y 900 personas reciben mis mensajes. Por supuesto, recibir un mensaje no significa que la persona lo acepte, pero es una oportunidad para que conozcan la verdad.

¡Gracias, Maestro, por sus arreglos y ayuda meticulosa y por cuidarme! ¡Siempre estaré agradecida al Maestro!

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