(Minghui.org)
Recuperándome de un derrame cerebral en ocho días
Una noche de abril de 2019, cuando volvía a casa de trabajar en el campo, de repente tuve dificultades para caminar y se me entumecieron la cara y los brazos. Tuve estos síntomas hace cuatro años, y los superé en pocos minutos enviando pensamientos rectos.
Cuando llegué a casa, me apoyé en una silla y no podía mover el brazo ni la pierna derecha. Tomé mi teléfono celular con la mano izquierda y llamé a dos compañeras practicantes de Falun Dafa. Mi esposo estaba trabajando fuera de la ciudad, así que estaba sola en casa. No quise llamarlo porque tenía miedo a que llamara a una ambulancia.
Fue como si hubiera tenido un derrame cerebral.
La Sra. Li fue la primera practicante que vino, y me ayudó a meterme en la cama. Se fue cuando llegó la Sra. Xia.
La Sra. Xia me dijo, que sin importar qué, no debía reconocer lo que me estaba pasando.
Desde el momento en que comencé a llamar a las practicantes, he estado negando esta condición sin parar. También le pedí al Maestro que me ayudara. Pensé para mí que nunca decepcionaría a Dafa.
Después de un rato, intenté caminar por la habitación. No sé cuántas veces tropecé y me golpeé contra la pared, pero no tenía miedo. Luego salí a caminar por el patio. Me caí unas cuantas veces, pero me levanté y seguí adelante.
La Sra. Li regresó con dos practicantes, ambas de otro pueblo. Después de que nos presentaron, comenzaron a compartir su entendimiento conmigo en base al Fa, lo que me hizo sentir más segura. Pensé para mí: Soy una discípula del Maestro Li Hongzhi, no reconozco los arreglos de las viejas fuerzas. Solo seguiré el camino que el Maestro ha arreglado para mí.
Las dos practicantes se quedaron hasta las tres de la madrugada. Después de un breve sueño, las Sras. Li y Xia hicieron los ejercicios de Dafa conmigo.
Fue todo un reto hacer los ejercicios, ya que mi brazo derecho no respondía muy bien. No podía girar las palmas de las manos, y tenía problemas para estirarlas. Tampoco podía seguir los movimientos con la música.
Le dije a mis brazos: "Estoy escuchando las instrucciones del Maestro en la música del ejercicio, tienes que escuchar y obedecer".
Comencé a recitar las palabras del Maestro:
“...si es difícil de tolerar, trata de tolerar; si parece difícil de realizar y dicen que es difícil, entonces prueba un poco, a ver si realmente va o no va” (Novena Lección, Zhuan Falun).
No reconocí esta ilusión, y seguí haciendo los ejercicios.
También tuve dificultades para enviar pensamientos rectos. Sabía claramente lo importante que era, pero no podía levantar mi brazo derecho.
Sin embargo, con persistencia, al cuarto día pude mantener la palma de mi mano erguida, pero solo por un corto período de tiempo. No podía recordar una de las fórmulas para recitar. Sabía que eran las viejas fuerzas que interferían conmigo, así que decidí escribirlo en un papel para poder consultarlo en cualquier momento.
La Sra. Li trajo a su joven nieto y se quedaron conmigo tres noches. La señora Xia pasó medio día conmigo durante siete días para estudiar el Fa juntas.
En el octavo día, pude montar mi bicicleta, y fui al estudio del Fa del grupo local.
Estaba a punto de cruzar una intersección de camino a casa, todo parecía despejado, pero mi bicicleta se detuvo sin que yo usara el freno.
De repente, un gran sedán cruzó a toda velocidad la carretera delante de mí. Sabía que el Maestro me estaba protegiendo.
"Morirás pronto"
Le conté a mi marido lo que había pasado cuando regresó a casa unos días después.
Al día siguiente, lo ayudé a hacer un trabajo fuera de la casa. Pero después de un rato, sentí que mi cabeza estaba pesada. Entonces escuché una voz que decía: "Morirás pronto".
De inmediato, pensé en lo que dijo el Maestro:
“…lo que un ser elige hacer es su propia decisión, incluso si hubiera hecho cierto tipo de promesa en la historia” (Exponiendo el Fa en Fahui de Filadelfia, Estados Unidos, 2002).
Le dije a las viejas fuerzas: "No importa si firmé un contrato con ustedes o no, no lo reconozco. Solo seguiré los arreglos de mi Maestro".
Después de veinte minutos, mi cuerpo y mi mente se relajaron. Lloré después de eso, porque fue el Maestro quien me salvó de nuevo.
Mirando hacia dentro
¿Por qué se aprovecharon de mí las viejas fuerzas?
El Maestro dijo:
“Para un cultivador, mirar hacia adentro es una herramienta mágica” (Enseñando en Fa en el Fahui Internacional de Washington DC 2009).
Reflexionando sobre mi cultivación, había mirado hacia afuera y usado los principios del Fa para medir a los demás, pero no a mí. Como resultado, las viejas fuerzas se aprovecharon de mis brechas.
A través de esta tribulación de enfermedad, he descubierto muchos apegos, como: la envidia, una mentalidad competitiva, resentimiento y sentimentalismo.
En adelante, me trataré como una practicante y miraré hacia adentro. Usaré Dafa para medir mis palabras y acciones.