(Minghui.org) Había estado practicando Falun Dafa tan solo por ocho meses cuando el partido comunista chino (PCCh) comenzó la persecución a Dafa. Me llevaron a un campo de trabajo forzado debido a mi creencia.
Cuando fui liberado en 2001, vivía con temor y no sabía qué hacer. Decidí estudiar el Fa y dejar que Dafa me guiara.
Luego de estudiar las lecciones del Maestro, gradualmente comprendí que debíamos negar los arreglos de las viejas fuerzas.
El Maestro dijo:
"Si tienes miedo, te capturan
Al rectificar los pensamientos, los perversos se derrumban
Cultivadores, conteniendo el Fa
Enviando pensamientos rectos, fantasmas podridos han de explotar
Dioses en el mundo, validen el Fa"
(Por qué temer, Hong Yin (II))
Entendí que una de las razones por las que los practicantes habían sido perseguidos era el miedo, entonces envié pensamientos rectos para eliminarlo. Además, trataría de dejar ir este apego en cuanto lo sintiera. También memoricé la enseñanza del Maestro al respecto.
El Maestro dijo:
“El miedo puede hacer que uno cometa errores, y el miedo puede hacer que uno pierda una oportunidad predestinada. El miedo es una trampa mortal en el camino de un ser humano hacia la divinidad” (Pasen la prueba mortal, Escrituras esenciales para mayor avance III).
Mi corazón se fue calmando y ya no estaba tan asustado.
Desde el año 2005, he estado aclarando los hechos acerca de Falun Dafa a la gente en forma personal. El efecto fue bueno al comienzo porque empecé con mis amigos, colegas y vecinos. Sin embargo, se hizo más difícil cuando se trataba de extraños. Algunas personas no aceptaban lo que les decía y otras, incluso, me amenazaban.
Con la experiencia, fui logrando calma y paz frente a estas situaciones. Una vez, camino al supermercado, le hablé a una persona acerca de Dafa. Al desarrollarse la conversación, supe que era policía. Me sentí temeroso y me alejé. Después de irme, reflexioné que un practicante no debería tener miedo.
Le pedí al Maestro que me diera otra oportunidad de encontrarlo y ayudarlo. Así fue. Esta vez, le aclaré la verdad, la aceptó y renunció al PCCh. Me sentí muy animado.
Era como el Maestro dijo:
“La cultivación depende de uno mismo, mientras que el gong depende del shifu” (Primera Lección, Zhuan Falun).
En julio de 2005, recibí un mensaje en el que se me señalaba como el siguiente blanco de la persecución. Conversamos con mi hija sobre cómo abordar esta situación. Estimamos que no era seguro permanecer en casa y decidimos ocultarnos.
Antes de partir, se rompieron tres dientes de mi peine. El número de dientes rotos coincidía con el número de personas que se marcharían de la casa: mi hija, mi nieto y yo.
Volví a tener una conversación con mi hija y cambiamos de opinión: decidimos enfrentar la tribulación con pensamientos rectos.
Estudiamos el Fa y enviamos pensamientos rectos más intensamente en casa. Dos días después, tres autos de policía y más de 20 oficiales rodearon mi casa. Un policía subió las escaleras y me dijo que lo acompañara. Le dije: “Estuve gravemente enfermo, a punto de morir, en el hospital en 1996. Todas mis enfermedades desaparecieron a las dos semanas de empezar a practicar Falun Dafa”.
Continué diciendo: “Gozo de muy buena salud desde entonces. ¿Por qué habría de arrestarme solo por practicar Falun Dafa?”.
El policía se fue luego de escuchar esto. Al rato, volvieron a mandar arriba a otros policías y a ellos también les conté mi experiencia con Dafa.
Mi hija enviaba pensamientos rectos por mí mientras yo les aclaraba la verdad a los oficiales. Se fueron al cabo de dos horas.
Más tarde, tres vecinos nos contaron que le pidieron a la policía que no nos llevaran ese día. Les dijeron que la policía debería proteger a la sociedad en vez de arrestar buenos practicantes de Falun Dafa. Estos vecinos que me protegieron entendían Dafa y habían renunciado al PCCh.
Apreciamos la ayuda del Maestro en esta tribulación. No obstante, comprendí que no negué la persecución y no traté a los policías como seres conscientes que necesitan ser salvados. Todavía albergaba miedo en mi mente así que empecé a memorizar el Fa.
Leí una lección de Zhuan Falun y ocupé mi tiempo libre recitando el Fa. Pasé 13 meses memorizando Zhuan Falun. Era un desafío, y a veces me llevaba tres días recitar un párrafo. Sin embargo, progresé mucho recitando el Fa. Mejoré mi atención y logré entender muchas enseñanzas.
Una vez, una compañera practicante me visitó luego de haber sido detenida ilegalmente durante un mes en un centro de lavado de cerebro. No firmó ninguna declaración de renuncia para indicar que abandonaría su fe en Dafa, pero escribió una garantía en la que prometía que se atendría a la ley. (Nota del editor: ninguna ley en China establece como ilegal la práctica de Falun Gong.)
Inmediatamente recordé la enseñanza del Maestro:
“Las leyes se ocupan de los asuntos de la gente común, esto no es un problema. Pero ser alguien que refina gong es algo sobrenatural, entonces, siendo tú una persona sobrenatural, hay que usar principios sobrenaturales para requerirte, no se puede evaluar usando los principios de la gente común” (Novena Lección, Zhuan Falun).
Le recité este párrafo e, inmediatamente, comprendió que estaba equivocada.
En otra ocasión, hablamos con una compañera practicante sobre cómo tratar con los policías que iban a nuestras casas. Ella me dijo con firmeza: “No abras la puerta. No cooperes con ellos”. Me pareció que lo que decía tenía algo de cierto, pero no estaba completamente de acuerdo con ella. Entonces, entendí que también deberíamos aclarar la verdad a la gente que nos persigue.
Así, cuando quienes querían lavarme el cerebro fueron a mi casa, les ofrecí té y les conté los hechos sobre Falun Dafa. Algunos entendieron y acordaron renunciar al PCCh.
Un día, memoricé este párrafo en Zhuan Falun:
“Les doy a todos un ejemplo, en la religión budista se dice que todos los fenómenos de la sociedad humana son ilusiones, que son irreales. ¿Cómo pueden ser ilusiones? Estos objetos están puestos allí concreta y realmente, ¿quién puede decir que son falsos?” (Segunda Lección, Zhuan Falun).
Entendí que, dado que todos los fenómenos de la sociedad humana son ilusiones, ¿no es acaso la persecución una ilusión también? Por lo tanto, ¿por qué tratarla tan seriamente?
Comprendí que la persecución era una oportunidad para librarnos de nuestros apegos y salvar seres conscientes, y que deberíamos aprovechar cada oportunidad para cultivarnos y salvar gente. Ya no tenía miedo.
El Maestro dijo:
“Por supuesto, no reconocemos ningún arreglo de las viejas fuerzas. Yo, este Shifu, no lo reconoce. Por supuesto, los Dafa dizi tampoco deben reconocerlo. (Aplausos) No obstante, ellos al final hicieron lo que querían hacer. Los Dafa dizi tienen que hacerlo todavía mejor, cultivándose bien ellos mismos en el proceso de salvar a todos los seres conscientes. Durante las tribulaciones demoníacas en la cultivación, uno tiene que mirarse a sí mismo y esto no significa reconocer el arreglo de las tribulaciones demoníacas de las viejas fuerzas y actuar bien en las tribulaciones arregladas por ellos; no es así. Nosotros tenemos que rechazar incluso la aparición de las viejas fuerzas y sus arreglos; todos tenemos que rechazar hasta sus existencias. Estamos fundamentalmente negando todas sus cosas, y todo, y solamente las cosas que tú haces para eliminarlos es la poderosa virtud. No se cultiven en las tribulaciones creadas por ellos; caminen bien el propio camino sin reconocerlos a ellos, ni siquiera reconozcan la manifestación de las tribulaciones cuando las eliminen. (Aplausos) Entonces, mirando desde este ángulo, lo que tenemos que hacer es negar por completo a las fuerzas viejas. Ni yo ni los Dafa dizi siquiera reconocemos las manifestaciones de su última lucha antes de que mueran” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Chicago, 2004).
Había leído este párrafo decenas de veces antes, pero no lo entendía muy bien. Siempre me preguntaba qué clase de estado necesitaba lograr a fin de alcanzar el estándar.
Lo entendí cuando recité otro párrafo:
“Les dije antes que quité el nombre de cada Dafa dizi de la lista del infierno. Cada persona común está anotada en ese registro. Quité los nombres de los Dafa dizi del registro del infierno. Hice quitar sus nombres del infierno. Así que vuestros nombres no están allí. En otras palabras, ustedes no son de ningún modo seres de los Tres Reinos, y ya no son personas comunes. Por eso es que cuando tus pensamientos rectos son fuertes puedes resolver cualquier problema” (Exponiendo el Fa en la ciudad de Los Ángeles).
Entendí que ya que no pertenezco a los Tres Reinos, nada en los Tres Reinos tiene nada que ver conmigo, y eso incluye la persecución.
Al pensar eso, mi corazón se llenó de paz. Comprendí mejor cómo negar a las viejas fuerzas.
He estado practicando Dafa durante 20 años. Soy afortunado de haber obtenido el Fa y me siento tan feliz de practicar la cultivación. Gracias, Maestro, por salvarme. Seré más diligente en mi camino futuro.