(Minghui.org) Los hospitales Ankang son hospitales psiquiátricos de alta seguridad directamente manejados por el ministerio de seguridad pública de China y han sido señalados como lugares de abuso en los informes anuales de derechos humanos del Departamento de Estado de los Estados Unidos durante los últimos años.
El abuso psiquiátrico es muy común en los prisioneros de conciencia, incluyendo a los practicantes de Falun Dafa, en China. A Jiang Tianyong, un renombrado abogado de derechos humanos que se enfrentó al régimen comunista chino, se le administró drogas desconocidas en contra de su voluntad mientras estaba recluido en uno de esos hospitales. Xie Yanyi, otro abogado de Beijing dijo que casi todos los abogados de derechos humanos que han sido detenidos el 9 de julio de 2015 (conocido como el "incidente 709", y que más de un centenar de abogados y activistas de derechos humanos fueron blanco de las autoridades ese día) les habían administrado drogas desconocidas. Xie fue drogado durante casi dos meses.
Para los practicantes de Falun Dafa, la persecución es aún más severa y secreta. Una encuesta realizada por la Organización Mundial para Investigar la Persecución a Falun Gong (WOIPFG por sus siglas en inglés) encontró que el 83% de los hospitales psiquiátricos en China habían admitido a practicantes de Falun Dafa y le administraban drogas psiquiátricas a la fuerza. La mayoría de los encargados de esos hospitales reconocieron que sabían que los practicantes detenidos no sufren de enfermedades mentales, pero se les ordenó que los detuvieran de todos modos.
La situación podría ser mucho más severa en los hospitales de Ankang, porque estos hospitales son manejados por la policía. Existen docenas de hospitales de este tipo en China, y han estado muy involucrados en la persecución a Falun Dafa desde su creación en julio de 1999. Según documentos internos del partido comunista, "las drogas pueden ser utilizadas para debilitar a los practicantes y forzarlos a renunciar a su creencia".
Los casos documentados a continuación se refieren al abuso a practicantes en las instalaciones de Ankang.
Inyecciones con medicamentos desconocidos
En nombre de la "terapia psiquiátrica", los funcionarios y profesionales médicos de los hospitales de Ankang inyectan drogas que dañan el sistema nervioso, aplican agujas eléctricas, alimentan a la fuerza, golpean y restringen a los practicantes de Falun Dafa en sillas de hierro para tratar de forzarlos a renunciar a su creencia. La administración de estas drogas es la peor de estas torturas. No solo es extremadamente doloroso, sino que también puede provocar trastornos mentales o incluso la muerte.
En un caso, varios practicantes, entre ellos la Sra. Liang Zhiqin, fueron detenidos en el otoño de 2000 y trasladados al hospital Ankang de Tangshan, donde se les inyectaron drogas desconocidas. Estos practicantes dijeron que tuvieron dolor durante mucho tiempo con síntomas como palpitaciones, rigidez en la lengua, dificultad para caminar, estrés, confusión, pérdida de memoria y deterioro mental. La Sra. Liang sufrió de insuficiencia cardíaca y dos derrames cerebrales después de la administración del medicamento. La Sra. Shao Liyan desarrolló un trastorno mental. La Sra. Li Fengzhen perdió la memoria, quedó demacrada y no pudo cuidarse sola. La Sra. Ni Yingqin estuvo discapacitada durante casi tres años y murió en 2009.
Tras ser enviada al hospital Ankang de Xi'an en septiembre de 2002, la Sra. Zhang Jinlan quedó paralizada y perdió el conocimiento. Debido a que su condición era potencialmente mortal, las autoridades del hospital le dieron de alta. Vivió en la miseria física hasta que murió en 2008.
Administración regular de medicamentos desconocidos
Además de las inyecciones, también se administraban regularmente otras drogas para intensificar la tortura o, en algunos casos, causaron trastornos mentales para encubrir brutalidades anteriores.
En 2002, el Sr. Yang Baochun, un practicante de la ciudad de Handan, provincia de Hebei, fue torturado tan gravemente en el campo de trabajo forzado de Handan que hubo que amputarle la pierna derecha. Para eludir su responsabilidad, los funcionarios del campo de trabajo lo enviaron a un hospital de Ankang tres veces. Drogado regularmente durante cinco o seis años, el Sr. Yang sufrió un grave trastorno mental. Cuando su familia lo recogió en 2009, su comportamiento no era diferente al de un paciente con una enfermedad mental avanzada.
Para el abuso en secreto, no se necesita "sentencia" formal
El Wuhan Evening News informó en mayo de 2010 que durante una conferencia organizada por el ministerio de seguridad pública se prohibió a los hospitales de Ankang admitir a pacientes que no fueran aprobados por la policía. Además, cada provincia tenía la obligación de manejar al menos un hospital de Ankang.
Esto significa que los hospitales de Ankang operan en secreto y se sabe muy poco sobre ellos. Ni los psiquiatras, ni los académicos, ni los abogados que se especializan en salud mental saben mucho sobre estas instalaciones. A los practicantes de Falun Dafa detenidos en los hospitales de Ankang a menudo se les prohíbe recibir visitas de sus familiares, por lo tanto, se sabe muy poco sobre lo que sucede en su interior.
El sistema de campos de trabajo forzado fue abolido en China en 2013. Pero la persecución a Falun Dafa continúa y un gran número de practicantes detenidos han sido enviados a centros de lavado de cerebro, hospitales psiquiátricos y prisiones. Debido a que están bajo la jurisdicción de la policía, los hospitales de Ankang se han convertido en lugares convenientes y secretos para torturar a los practicantes. Al igual que en los campos de trabajo, no se requiere una sentencia formal para enviar a alguien a un hospital de Ankang. Además, en estos hospitales, el abuso psiquiátrico es totalmente tolerado.
Debido a que el número de hospitales Ankang es limitado, bajo las órdenes de la oficina 610 y la policía, los practicantes de Falun Dafa también han sido enviados a otros hospitales psiquiátricos para ser perseguidos. Además, se ha informado de la muerte y otras lesiones de practicantes, como resultado de haber recibido alimentos y agua adulterados por drogas mientras estaban bajo custodia policial.
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