(Minghui.org) Carta de Masanjia, un documental sobre la persecución que  mantiene el régimen comunista chino sobre los practicantes de Falun Gong, se proyectó el 9 y 12 de marzo de 2019 en el cine Blackeberg en Estocolmo. El documental explica cómo una mujer estadounidense encontró una nota de socorro en un adorno de Halloween que compró. La historia detrás de la nota es la verdadera experiencia del Sr. Sun Yi, un practicante de Falun Gong que fue encarcelado y torturado por creer en Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Cartel del documental que se proyecta en un cine en Blackeberg, Estocolmo.

Después de la proyección, cuatro practicantes locales de Falun Gong compartieron sus experiencias personales de cómo fueron perseguidos en China y respondieron preguntas de la audiencia.

Un miembro de Amnistía Internacional le dijo con lágrimas a un reportero de Minghui: “Me entristece y me conmueve lo que vi en la película. Agradezco a los cineastas que nos permitan conocer la verdad. Todos en el mundo deberían verlo y descubrir qué está pasando en China. Es completamente inaceptable".

También expresó su aprecio a los practicantes de Falun Gong por tener el coraje de dar un paso adelante y exponer la persecución del partido comunista chino (PCCh).

Un residente local llamado Marcos gritó desde su asiento: “¿Qué debemos hacer con China? Aunque estas historias son tristes, gracias por compartir sus experiencias. Deben contar sus historias una y otra vez en los países europeos hasta que la gente sepa lo que está pasando en China. No podemos permitir que estos crímenes continúen. Deben parar".

Marcos es ingeniero arquitectónico y activista de derechos humanos. Había visto un documental sobre la sustracción de órganos del PCCh y dijo que comprendía en profundidad las vivencias de los practicantes de Falun Gong. Afirmó que el PCCh es la entidad más perversa del mundo.

Ric, un reportero independiente, dijo que había estado siguiendo las noticias sobre derechos humanos y quería averiguar qué tipo de productos podrían haberse fabricado en las cárceles y campos de trabajo chinos. Después de ver la película, se dio cuenta de que muchos productos se hacían en estos lugares siniestros. Mencionó que le gustaría hacer un programa de televisión para contarle a más personas lo que está sucediendo en la China dominada por el PCCh.

Los empleados del cine y su director también fueron conmovidos por la película. Ellos sugirieron proyectar el documental en más teatros.