(Minghui.org) Cuando salí a aclarar la verdad sobre la persecución a Falun Gong hace años tuve un encontronazo inolvidable. Estaba parada en la esquina de una calle, cuando de repente escuché un ruido de motor muy fuerte. Me giré y vi una gran excavadora.
No me dio tiempo a escapar. Los afilados dientes de la pala excavadora se me clavaron en el vientre y me aprisionaron contra una puerta metálica. Grité: “¡Maestro sálveme!”. Mi estómago parecía una esfera de goma dura, al punto que ¡los afilados dientes no lograron penetrar mi carne!
Me encontraba bien, pero ¡el golpe había ocasionado una gran abolladura en la puerta! Cuando la excavadora retrocedió me arrastró varios metros antes de lanzarme al suelo. Los transeúntes quedaron atónitos y pensaban que aquella anciana debía estar muerta, que no habría sobrevivido al accidente.
El conductor realmente temía que hubiera fallecido. Entonces, le dije a él y a los espectadores: "No se preocupen, practico Falun Gong. Mi Maestro, el señor Li Hongzhi, me protege. Estoy bien". Aproveché la ocasión para aclararles la verdad sobre Falun Gong.
El conductor insistió en que debería ir al hospital. Luego metió cien yuanes en mi bolsillo y se marchó. Los espectadores curiosos se molestaron: “¿Como le puede dar solo 100 yuanes? ¡Casi la mata!”. Regalé el dinero a nuestro sitio local para que imprimiera materiales para salvar a la gente.
Aunque esto ocurrió hace muchos años, no puedo olvidar la gracia salvadora del Maestro. Shifu me concedió un cuerpo indestructible.
¡Gracias Maestro!