(Minghui.org) Era indisciplinada, presuntuosa y tenía un carácter fuerte. Cambié enormemente en cuanto empecé a practicar Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, en 2006.
Soy profesora en una guardería. En una ocasión, la madre de una alumna me dijo en presencia de la directora: “¡¿Ha visto la cara de mi hija?!”.
“Su hija ya tenía ese arañazo en la cara cuando llegó hoy a la escuela”, le explicó la directora.
La madre no le creyó. “En esta escuela son muy irresponsables”.
En la enseñanza del Fa titulada Corrección, el Maestro dijo:
“Presten atención: no traten de averiguar dónde se encuentra la culpa cuando aparece un problema. En lugar de eso, uno debe examinar su propia conducta” (Escrituras esenciales para mayor avance).
Le pedí perdón con tranquilidad. “Lo siento. No hice bien mi trabajo. Tendré más cuidado la próxima vez”. La directora elogió mi tolerante respuesta cuando la madre se hubo marchado. Le expliqué que todo practicante de Dafa debería comportarse igual.
La madre de la alumna, más tarde descubrió que el arañazo se lo había hecho antes de entrar en la escuela, así que me pidió perdón al día siguiente. Le respondí que no se preocupara. También le conté la verdad sobre Falun Gong.
He trabajado concienzudamente desde que me convertí en una practicante, y he llegado a recibir grandes elogios de los padres de mis alumnos. Pero cuando mis colegas recibían los halagos de la directora, me preguntaba por qué yo no. Entonces reflexioné sobre lo que el Maestro enseñó en Exponiendo el Fa en el Fahui de Filadelfia, Estados Unidos, 2002:
“Pero las mejoras verdaderas llegan a raíz del abandono, no por medio de la ganancia”.
Entonces, abandoné el apego rápidamente. Pensé que la directora debería tener motivos para actuar así. Al final del semestre, recibí una generosa bonificación de 1.000 yuanes. La recompensa reflejó lo que el Maestro nos explica en Zhuan Falun:
“...nosotros los cultivadores hablamos de seguir el curso natural: si algo te pertenece, no lo pierdes, y si algo no es tuyo, no lo consigues por más que luches”.
Después de años de cultivación, siento cada vez con más fuerza cuán afortunada soy de poder cultivarme en Dafa. Estoy muy agradecida al Maestro.
Purificada por los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, vivo alejada de los problemas y de la tristeza. Protegida por el Maestro, puedo hacer las tres cosas bien, sin ningún problema.