(Minghui.org) Continúa de la Parte 1
Comencé a practicar Falun Dafa en 2002. Mis dedos están deformados, y escribir es una tarea difícil. Por eso, un compañero practicante me ofreció escribir lo que tenía para compartir.
A la edad de 54 años, decidí convertirme en taxista. Compré un auto y lo remodelé según mis necesidades y aprendí a conducir en dos semanas a pesar de mi discapacidad y las agresiones verbales que recibía de mi marido.
Hablando con mis pasajeros sobre Falun Dafa y la persecución
En mi primer día como taxista, recogí a dos adolescentes cerca de sus casas. El auto se detuvo a medio camino del destino. Las jovencitas dijeron que podían cambiarse a otro taxi e iban a pagarme. Me negué a recibir su paga porque no pude llevarlas a destino. Pero, pude contarles sobre Falun Dafa y la persecución. Renunciaron al partido comunista chino (PCCh) y sus organizaciones afiliadas. Aprender a manejar ya había dado sus frutos, ya que podía hablar sobre Falun Dafa con mis pasajeros.
Al día siguiente, un hombre subió al auto y le dije que la persecución a Falun Dafa estaba mal. Estaba de acuerdo conmigo. Me encontró otro cliente cuando llegamos a destino, que también escucho los hechos sobre Falun Dafa. Me sentí más confiada. Hablé con otro cliente sobre Falun Dafa y la persecución y renunció al PCCh, también me pagó cuatro veces más del precio acordado. Me negué a tomarlo, pero insistió, así que le dije que usaría el dinero para producir materiales de Dafa. Me agradeció.
Una mujer regateó la tarifa antes de subir al taxi, y accedí a cobrarle menos. Después de explicarle por qué necesitaba renunciar al PCCh, estuvo de acuerdo con pagarme el precio acordado al comienzo. Terminó insistiendo en pagarme más.
Me encontré con mucha gente que, después de conocer los hechos sobre Dafa, me pagaba más de lo que habíamos negociado. Doné el dinero extra para el sitio de producción de materiales de Dafa.
Tres hombre subieron a mi taxi y dos aceptaron renunciar al PCCh. después de irse, vi una billetera llena de dinero en el asiento trasero. No sabía qué debía hacer, ya que no había nadie a la vista. Le rogué a Shifu que hiciera que regresaran y los esperé. Pronto los vi corriendo hacia mi auto. No podían creer que los estaba esperando para poder devolverles el dinero. Me ofrecieron una recompensa, pero no la acepté. El pasajero que no había renunciado aún, decidió renunciar al partido en ese momento.
No todos quieren escuchar la verdad
No todos con los que hablé querían escuchar sobre Dafa, en especial un hombre mayor que dijo muchas cosas ofensivas contra la práctica. Me entristecí profundamente.
Por un largo tiempo después de eso, me sentí extraña cuando aclaraba la verdad. Intenté mirarme internamente para descubrir qué era lo que me hacía dudar de hablar sobre Dafa. Me di cuenta de que no quería molestar a nadie que tuviera un mal pensamiento. Intenté eliminar esa noción.
Una persona me dijo que si el régimen no quería que la gente practique Dafa, entonces no deberíamos practicar. No pude cambiar su pensamiento. Antes de que se vaya, le pedí que repensara lo que le dije y las razones de por qué millones de personas aún eligen practicar a pesar de la persecución. Le aconsejé que renunciara al partido la próxima vez que se encontrara con otro practicante que le ofreciera la oportunidad.
Con una mente en calma, puse mi mayor esfuerzo en ayudar a la gente, sin importar el resultado. Una mujer decía cosas malas sobre Falun Dafa. Me mantuve en clama y seguí hablándole de Dafa. Le aconsejé: “Lea los libros de Falun Dafa y vea si es lo que la propaganda dice. Hágase este favor”.
Los problemas disminuyen al mirarse internamente
Un día, me encontré con dos personas que me denigraron y me pregunté que había hecho mal. Me miré internamente y me di cuenta de que había apurado las cosas. Decidí eliminar esta noción. Desde ese momento, no he encontrado casi una situación similar.
Me miro internamente al enfrentar problemas y cuando veo a la gente pelearse. Cuando aclaro la verdad, me examino para ver si estoy calma y clara, o si me siento emocionada. Mis problemas parecen disminuir cuando presto más atención a mirarme internamente.
La importancia de estudiar el Fa
Me he encontrado con muchos peligros, pero Shifu siempre me protege. Quedé atrapada bajo una tormenta con fuertes vientos. En una calle angosta con mucha gente corriendo para escapar de la lluvia. Estaba aterrorizada, por mi discapacidad, hubiera estado indefensa si me ocurría un accidente. Las palabras de Shifu vinieron a mi mente:
“Galopando diez mil millas, rompiendo filas de demonios
Aniquilando a todas las manos negras, eliminando a los dioses malvados
Sin importar la niebla espesa y el feroz viento turbulento
Lluvias de montaña quitan del camino el polvo de la expedición”.
(Expedición, de Hong Yin II)
Shifu estaba a mi lado, y seguí recitando ese poema. Desde ese momento, pienso en este poema cuando estoy en problemas. También tengo un mejor entendimiento de la importancia de estudiar el Fa.
Un camino lleno de barro que estaba en un área en construcción tenía muchos escombros apilados a ambos lados de la calle. Delante de mí, había una colina empinada. Si mi auto no lograba subir, volcaría. No era buena yendo cuesta arriba, pero ya era oscuro y no podía regresar. El poema “Expedición” vino a mi mente. Manejé rápidamente recitando las palabras de Shifu. Antes de darme cuenta, había pasado la colina. Miré hacia atrás y se veía tan empinado. Sabía que Shifu me había ayudado de nuevo.
La persona más afortunada en la Tierra
La mamá de un practicante me dijo una vez que sentía pena por mí. Le dije que era una de las personas más afortunadas en la tierra porque era practicante.
“Mientras sepa cómo vivir mi vida, no me siento triste”, le dije.
Entonces le conté cómo mejoró mi condición física al convertirme en practicante. Exclamó: “¡Cuán afortunada eres!”.
Uno de mis clientes era saludable, pero parecía muy ansiosa. Me contó que su hijo era drogadicto. Le conté mi historia y le aseguré que el milagroso poder de Dafa podía cambiar cualquier cosa y a cualquiera. Le recomendé que leyera los libros de Dafa.
Nunca fui a la escuela y dejé mi casa a la edad de 28 años. La gente no quería que conduzca ni que hable sobre Dafa. Ahora, puedo contar mi historia y decir: “He encontrado mi camino y Shifu me ha dado una escalera al Cielo”.
No he pasado un solo día sin hacer bien las tres cosas y mirarme internamente. También trato de eliminar mis apegos. Sé que Shifu me está ayudando.
Han pasado 14 años, y nunca dejé de estudiar el Fa o hacer los ejercicios ni un solo día. Leo un capítulo de Zhuan Falun por día. Analizo los problemas desde diferentes ángulos y me digo que pasaré cualquier prueba.
Las palabras de Shifu están siempre en mi mente:
“Si te cultivas como al principio, de seguro tendrás éxito” (Enseñando el Fa en el día Mundial de Falun Dafa)
(Fin)