(Minghui.org) Gracias Maestro, por darme una segunda oportunidad de vida. El Maestro no solo me ayudó a reducir el enorme yeli que acumulé durante muchas vidas y me dio un cuerpo saludable, sino que también me ayudó a entender el propósito de la vida, el cual es asimilarme a Falun Dafa y cumplir mis votos.

Prosperidad empresarial, diagnosticada con un cáncer incurable

Mi carrera estaba en crecimiento y mi restaurante prosperaba, en ese tiempo tenía 40 años. Sin embargo, fui diagnosticada con cáncer intestinal y me dijeron que solo tenía 5 años más de vida. El dolor era tan fuerte que pensé en morir, pero mi hija todavía era pequeña y me forcé a permanecer con vida.

Emigrando a Japón y encontrando Falun Dafa

Cuatro años después me mudé a Japón, cuando tenía solo un año más de vida de acuerdo al diagnóstico del doctor, tuve suerte de que me presentaran a Falun Dafa. La primera vez que hice los ejercicios pude sentir el poder de Dafa. En dos semanas, pude sentir la rotación del Falun y mi cuerpo se recuperó rápidamente. Fui capaz de comer y hacer trabajos domésticos. Después de eso, estaba determinada a cultivarme.

Un incidente cercano a la muerte

Un mes después, comencé a tener síntomas como fiebre, tos, dolor en las piernas, etc. Me dolía el cuerpo y sentí como si tuviera una recaída. El latido de mi corazón era más rápido de lo normal, tenía insomnio y mi rostro estaba cubierto de ampollas. Tosía sin parar. El dolor era insoportable y estar muerta parecía preferible a vivir.

Aunque los síntomas parecían bastante serios esta vez, sabía que el Maestro estaba limpiando mi cuerpo. Sin embargo, todavía sentía que era muy difícil porque no podía comer o dormir. Solo escuchaba las conferencias del Maestro. Dado que había elegido tomar este camino de cultivación, tenía que ser firme en mi fe en el Maestro y Dafa. Estaba segura que el Maestro decidiría todo.

Mis familiares estaban muy asustados y querían llevarme al hospital, pero solo persistí en mi creencia de que Shifu me estaba cuidando. Calmé a mis familiares y les dije que mi cuerpo estaba siendo limpiado.

Me sentí así durante 20 días. No tenía energía y a veces incluso perdía el conocimiento. Una vez sentí como si mi alma hubiera abandonado mi cuerpo. Parecía haber llegado a un pantano sin fondo. Me quedé allí, pero no podía moverme ni un centímetro. Monstruos, calaveras y todo tipo de cosas extrañas me rodeaban y se precipitaban hacia mí a velocidades alarmantes. Estaba aterrada. No me atrevía a pestañear, ni era capaz de moverme. En mi mente, pensé que todos estos eran todos los seres con los que tenía deudas en mis vidas anteriores y que estaban aquí para cobrar las deudas.

El Maestro dijo:

“Si dices que quieres el xiulian, él entonces ya no lo acepta: «Tú quieres el xiulian y quieres irte, pero cuando incrementes tu gong, ya no seré capaz de alcanzarte ni de tocarte»; ese no lo acepta. Ese hace todo lo posible para impedirte el xiulian, por lo tanto, emplea toda clase de métodos para molestarte e incluso vendrá de veras a matarte” (Tercera Lección, Zhuan Falun).

El Fa del Maestro vino a mi mente y tuve confianza otra vez. Pensé que como ya era una cultivadora, no había nada que Dafa no pudiera hacer. No había comenzado a enviar pensamientos rectos todavía, así que solo grité con todas mis fuerzas para que Falun Dafa tomara medidas contra esas cosas malvadas. Mientras gritaba, los seres extraños desaparecieron. Todo volvió a la normalidad.

Obteniendo una nueva oportunidad de vida

Entonces, vi a alguien parado frente a mí. Me llevó a través de una puerta y un escenario enorme apareció ante mí. Debajo del escenario había una fila ordenada de grandes cajas. La persona apuntó a una caja negra y me dijo que me acostara dentro. Mirando de cerca, la caja parecía más un ataúd. Una de ellas estaba vacía y obedientemente me acosté. Me sentí muy cómoda y todo el dolor desapareció. La persona se fue y cerré los ojos. En unos tres minutos, abrí los ojos y sentí que este no era el lugar donde debía estar, que todavía necesitaba cumplir mi misión. Salí del ataúd.

Repentinamente, escuché sonidos como torrentes y ecos desde lejos. No entendía las palabras, pero el sonido parecía venir desde una majestuosa “gran montaña”. Vi muchos pequeños fantasmas debajo que estaban muy ocupados y entendí que esa majestuosa “gran montaña” era en realidad el rey del infierno. Era tan grande que no podía ver su rostro o entender lo que decía.

Mientras estaba inmersa en la escena, "shua", de repente caí del cielo. Mi conciencia principal había regresado. Volví a mi cuerpo mortal con toda clase de dolor y sufrimientos. Una vez más, experimenté ese dolor desgarrador. Dolía tanto que seguí llorando. No tenía energía, así que mantuve los ojos cerrados. Entonces escuché la música de los ejercicios de Dafa. Le pregunté a mi hija “¿Alguien tomó mi grabadora?”. Dijo: “No mamá, la fiebre debe haberte hecho imaginar cosas. Nadie la ha tocado. ¿Estás bien?”. Diciendo esto, puso la grabadora en frente de mí.

Luché con todas mis fuerzas para abrir los ojos. Me pareció ver al Maestro que decía: “Levántate, levántate, es hora de hacer los ejercicios”. Después de eso, realmente escuché la voz del Maestro. Con cada gramo de energía que me quedaba, luché por ponerme de pie. Cuando encendí mi grabadora, escuché las instrucciones del Maestro acompañadas de la música, así que hice los ejercicios. ¡El dolor gradualmente desapareció!

Después de dos horas, finalmente terminé de hacer los ejercicios que se suponía tomarían una hora. Estaba sudando. Sentí que mi cuerpo estaba ganando fuerzas. Toqué mi cuerpo y en realidad ya no me dolía. Me sentía muy confortable. Tenía tanta gratitud por lo que había hecho el Maestro. No hay palabras que puedan describir mis sentimientos en ese momento. El benevolente gran Maestro me dio una nueva oportunidad de vida.

Shifu dijo:

“... precisamente en el instante de la muerte no sintieron miedo, justamente lo contrario, todos experimentaron repentinamente una sensación de liberación y un tipo de excitación latente; algunas personas se sintieron al instante libres de la atadura del cuerpo y flotaron ligera y maravillosamente en el aire, e incluso vieron sus propios cuerpos; hay gente que además vio seres vivos de otros espacios, algunos también fueron a tal o cual lugar. Todos hablaron de que en ese instante sintieron una especie de excitación latente y liberación, no tuvieron sensación de sufrimiento. Esto quiere decir que el hecho de que tengamos un cuerpo carnal es justamente un sufrimiento, pero todos nosotros venimos de esta manera del vientre materno y entonces no somos conscientes de que esto es sufrimiento” (Novena Lección, Zhuan Falun).

Sí, sentí esa sensación muy ligera e indolora. Fue tan maravilloso y tan cómodo. También aprendí la solemnidad de la cultivación.

Shifu también dijo:

“Mis Fashen saben todo, cualquier cosa que pienses lo saben y pueden hacer cualquier cosa. Si no practicas el xiulian, no se ocupan de ti; si practicas el xiulian, te ayudan hasta el final” (Cuarta Leccion, Zhuan Falun).

Por lo tanto, me volví aún más firme en mi fe en el Maestro y Dafa. Todo ese dolor y dificultades que estaba sufriendo en realidad estaba pagando las innumerables deudas que tenía en mis vidas anteriores. Sin el Maestro, no habría podido extender mi vida, mucho menos escapar de las dificultades de la reencarnación.

A través de esta experiencia cercana a la muerte, experimenté que el Maestro realmente me había salvado del Infierno. El Maestro me dio un Falun y limpió mi cuerpo. ¡Quién sabe cuánto dolor y dificultades tuvo que pasar el Maestro para ayudarme a deshacerme de mi ye! ¿Cómo no estar agradecida? No hay forma de que pueda pagar la benevolencia del Maestro, pero puedo cultivarme diligentemente.

Fortaleciendo mis pensamientos rectos

Solía ir a la atracción turística de Akihabara para aclarar la verdad todos los sábados y domingos. Una vez, estaba en medio de la eliminación de ye y tosía mucho. Me di cuenta que eso era una persecución y que definitivamente no podía dejar a las viejas fuerzas interferir en mi salvación de seres conscientes. El Maestro no reconoce a las viejas fuerzas, así que yo también debo rechazarlas. Después de tener claro mi entendimiento de los principios del Fa, estaba determinada a aclarar la verdad el siguiente fin de semana.

Cuando llegó el fin de semana, cargué los periódicos en la cesta de la bicicleta para repartirlos. Cuando salí del ascensor y la entrada del vestíbulo y me monté en mi bicicleta, giró 180 grados y me caí. Antes de poder reaccionar, aterricé en el suelo. Pensé: “Viejas fuerzas, son tan despiadadas. No quieren dejarme salvar a la gente y aclarar la verdad. Soy discípula del gran Fo, así que debo irme y tú no puedes interferir”. Después de eso, recite la fórmula para enviar fuertes pensamientos rectos.

Empujé mi bicicleta fuera de la entrada del vestíbulo. Cuando me subí a la bicicleta sentí que una de mis piernas estaba entumecida, que fue seguida por un dolor insoportable. ¿Qué debía hacer? Pensé que definitivamente no podía permitir que los arreglos de las viejas fuerzas me interfirieran. Le rogué al Maestro por ayuda. Pensé “Soy una practicante de Dafa del periodo de la rectificación del Fa. Mientras permanezca con vida, debo hacer lo que el Maestro quiere que hagamos”.

En la superficie, parecía como si estuviera caminando en la bicicleta. En realidad, la bicicleta era mi bastón. Me dolía cada vez más la pierna y estaba sudando. Finalmente llegué al sitio alrededor de la una de la tarde. Como me dolía tanto la pierna, me quedé un rato y luego me fui a casa.

El día siguiente era un lunes y tenía que estar de guardia en la embajada. ¿Qué debía hacer? Ir, debía ir. Después de que mis familiares se fueron de la casa, me fui también. Sin embargo, me dolía mucho la pierna. Cuando llegué a la embajada, ya eran las 5 de la tarde y los otros practicantes se habían ido hacía mucho tiempo, así que caminé a casa. Cuando llegué a casa, eran más de las 8 p. m. Al día siguiente me pregunté: “¿Todavía debería ir?”. ¡Ve, debes ir! Como caminaba muy lentamente, cuando llegué allí, era demasiado tarde y no encontré a ningún practicante. Todos ya se habían ido a casa de nuevo. El policía que estaba de guardia frente a la embajada parecía sentirse triste por mí. Me miró y negó con la cabeza.

Cojeaba de camino allí todos los días y cojeaba de regreso a casa. Cada paso era muy difícil y muy doloroso. Pensé: “Viejas fuerzas, ¿quieren que colapse? ¿Quién crees que soy? ¡Soy una discípula del Señor Fo! ¿Por qué estaría asustada por este dolor? Tengo al Maestro y solo hago lo que el Maestro quiere que hagamos”.

Para el jueves finalmente encontré a otros practicantes. Sin embargo, ya era el momento de la última sesión de enviar pensamientos rectos. Recité rápidamente en mi corazón la fórmula para enviar fuertes pensamientos rectos y en ese momento, sentí un par de manos grandes frotar ligeramente mi pierna dolorida. Escuché claramente los sonidos que fueron producidos por el hueso en mi pierna y en cinco minutos, ese par de manos grandes desaparecieron y ¡mi pierna ya no me dolía! No solo no me dolía, sino que ya no me sentía cansada. Esa pierna se sentía tan libre y relajada, como si no pudiera sentir la gravedad. Lloré. ¡Sabía que Shifu me había tratado la pierna!

Shifu dijo:

“Con los dizi repletos de pensamientos rectos,
el Shifu posee el poder de llevarlos al Cielo”
(Bondades entre el Shifu y los dizi, Hong Yin (II)).

Coloqué mi manos juntas en la postura de heshi y dije “Gracias, Maestro”.

Los otros practicantes me miraron mientras lloraba con todo mi corazón, no sabían lo que había sucedido. Les conté lo que había experimentado durante los últimos días. También les dije que mi pierna realmente se había recuperado. Estaba agradecida al Maetro por su benevolente protección, así que lloré. No lo creyeron del todo, así que dije: "Mira". Y levanté la pierna y caminé hacia adelante con grandes pasos. Todos fueron testigos del poder de Dafa y la compasión del Maestro. Todos se sintieron felices y animados.

Cada parte de mi maduración en mi cultivación se debe a la benevolencia y gran sacrificio del Maestro. No hay palabras que puedan describir mi gratitud hacia el Maestro. Solo puedo hacer uso de mi nueva oportunidad de vida que Dafa me ha otorgado para demostrarles a todos en el mundo una ley universal que no cambiará con el tiempo:

¡Verdad, Benevolencia, Tolerancia es bueno! ¡Falun Dafa es bueno!

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