(Minghui.org) Asistí el 13 de mayo de 1992, a la primera conferencia del Maestro que se llevó a cabo en la Escuela Secundaria nro. 5 en Changchun.

El jefe de mi departamento nos dijo que el Maestro Li Hongzhi daría una seminario y una sesión de ejercicios en la escuela de 5:30 p.m. a 7:30 p.m. Le pedí a mi amigo que me comprara una entrada para el evento.

El primer día, me senté en medio de la 5.ª fila. Tan pronto como me senté, vi a un joven alto y bien parecido que entraba con una sonrisa en la cara. Alguien dijo que el Maestro Li había llegado. Todos aplaudieron.

El Maestro subió al escenario y usó sus manos para indicar que debíamos dejar de aplaudir. El Maestro dijo que la primera conferencia y sesión de ejercicios de Falun Dafa había comenzado. Luego dijo que estábamos allí porque teníamos una relación predestinada, y que él llevaría a los estudiantes a mayores alturas espirituales.

No recordaba mucho de lo que dijo el Maestro porque estaba muy contenta, pero aprendí lo maravilloso que es Falun Dafa.

El Maestro habló sobre el ojo celestial en el segundo día. Sentí que mi frente se volvía tensa e incómoda, pero aún así me sentía feliz; entonces me empezó a doler la cabeza. Después de la lección, le dije al Maestro que tenía un terrible dolor de cabeza. Me dijo que siguiera viniendo a las clases.

Comencé a tener dolores de cabeza terribles cuando tenía 6 o 7 años. Comenzaron el día en que el hijo de nuestro vecino, que tenía la misma edad que yo, murió de sarampión. El llanto de su madre me asustó, y yo me apoyé contra una pared baja mirando a la familia con lágrimas rodando por mi cara. De repente, pasó una ráfaga de viento. Me golpeó el frío y sentí que el viento entraba en mi cerebro. Después de eso, cada vez que había viento, me dolía la cabeza, los ojos lloraban y el estómago me dolía. También sentía a menudo un dolor en la pierna en días tan fríos y ventosos.

Tenía 43 años cuando asistí al seminario, así que esta enfermedad me había torturado durante más de 35 años.

Después del tercer día todavía tenía dolor de cabeza, así que le dije al Maestro que apenas podía soportar el dolor. El Maestro vio mi situación y me dio tres palmaditas en la cabeza. Entonces me sentí muy cómoda y respiré profundamente. Me preguntó si estaba bien ahora. Le dije que sí.

No he tenido dolores de cabeza desde entonces. Los dolores de cabeza que había sufrido toda mi vida habían desaparecido.

Antes de la conferencia del quinto día, el Maestro pasó tiempo curando enfermedades a los practicantes. Pidió a todos que se pusieran de pie y dijo que nos curaría como grupo. Nos dijo que pensáramos en las enfermedades que teníamos y que pensáramos que nuestras enfermedades podrían ser curadas a través de la práctica de los ejercicios de la Falun Dafa. Luego dijo que si pensábamos en nuestros familiares o en los padres que tenían enfermedades, él también curaría sus enfermedades.

A mi esposo le habían diagnosticado un tumor cerebral, así que pensé en su enfermedad. Abrí los ojos y vi al Maestro de pie sobre el escenario, con lo que parecían 3 bolas de fuego en otra dimensión saliendo de su mano derecha y entrando en el teatro de la conferencia. Veinte minutos después, el Maestro dijo: "Para". Le pregunté al Maestro sobre las 3 bolas de fuego. Dijo que envió 3 "minas de palma" para limpiar el campo, porque el campo del teatro no estaba limpio.

El Maestro nos enseñó un ejercicio después de cada conferencia. Al hacer el segundo ejercicio, no podía levantar los brazos hasta donde se suponía que debían estar, debido a mi mala salud. El Maestro pronto vino a mí y me dijo que no me moviera. Suavemente empujó mis brazos hacia arriba. Antes de que pudiera agradecerle, ya estaba a 5 ó 6 personas de distancia. Me di cuenta en ese momento, aún más intensamente, que el Maestro no era una persona común. Me di cuenta de que un Dios había venido a este mundo, lo que reforzó mi determinación de cultivar en Falun Dafa, que no ha vacilado desde entonces.

La primera conferencia del Maestro, que duró 10 días, se completó con éxito. Asistieron más de 200 estudiantes y mi certificado de graduación fue el nro. 137. El Maestro nos entregó personalmente los certificados y los emblemas de Falun.

Milagros que experimenté mientras practicaba Falun Dafa

Otros dos practicantes y yo creamos un grupo de Estudio del Fa siguiendo el consejo del Maestro de que deberíamos estudiar la Fa juntos.

Un día, de regreso a casa del trabajo, crucé en bicicleta una intersección con luz verde y me metí entre 2 coches. Me empujaron contra la bicicleta, doblando los guardabarros. Los 2 conductores me maldijeron, pero no me lesioné en absoluto. Le pedí a mi hijo que arreglara los guardabarros cuando llegué a casa.

En otra ocasión, iba en bicicleta al trabajo cuando un camión me atropelló y me empujó a una zanja. Gracias a la protección del Maestro, además de un rasguño en la cara, no sufrí ningún daño.

Estábamos distribuyendo DVD del show de Shen Yun en 2009. Se pidió a cada practicante que hiciera sus propias copias de los DVD para distribuirlos. No sabía cómo grabar un DVD. Un día, después de estudiar el Fa, empecé a preocuparme por hacer copias de los DVD de Shen Yun. Entonces vi a uno de los Fashen del Maestro en una flor de loto sobre mí, lo que reforzó mi confianza para poder hacer los DVD.

Mas tarde, varios practicantes y yo contribuimos para comprar una computadora y una impresora, pero no sabíamos cómo usarlos. El Maestro pronto arregló que alguien nos enseñara a usar el equipo y a grabar DVD. Así que establecimos una planta de producción de materiales y fabricamos los materiales que necesitábamos.

Muchas familias de practicantes colapsaron después de que la persecución comenzó en 1999. Mi familia trató de impedirme practicar debido a la presión que enfrentaban a nuestro alrededor: en el trabajo, en sus comunidades locales y en el departamento de policía, por ejemplo.

Un día mi familia y yo tuvimos una gran discusión. Dijeron que yo era egoísta y que no consideraba sus necesidades. Aunque no pude convencerlos de lo contrario, mi determinación de seguir practicando Dafa nunca vaciló. No habría sobrevivido hasta hoy sin Dafa. Podría renunciar a todo lo que tenía en este mundo, pero nunca renunciaría a Falun Dafa. Finalmente, dije que dejaría a la familia y no tomaría nada para no molestarlos.

Mi marido pensó un rato y dijo a nuestros hijos: "Que tu madre practique si insiste". Nuestros hijos dejaron de discutir conmigo. Mi marido finalmente se había posicionado correctamente. Sabía que el Maestro le había salvado la vida cuando pensé en su enfermedad en la sesión del seminario del Maestro, y en cómo el Maestro le había extirpado el tumor en su cabeza. Permaneció sano todos estos años. Si el Maestro no lo hubiera curado, ¿aún estaría aquí?

Ahora mi familia me apoya, aunque he pasado por muchas cosas a lo largo de los años. Ellos sinceramente reconocen que Falun Dafa es bueno.

Gracias, Maestro, por Vuestra divina salvación.