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Mis pensamientos sobre el nuevo videojuego “Black Myth: Wukong”

Sept. 21, 2024 |   Por Wu Yi

(Minghui.org) Recientemente se lanzó en China continental un nuevo videojuego, un juego de batalla basado en la novela clásica china Viaje al Oeste. Está de moda y muchos jóvenes lo juegan.

Entiendo que uno de los finales preferidos por muchos es que Wukong no acepta la posición de budeidad y se convierte nuevamente en el Rey Mono, liderando a todos los reyes demonios principales en preparación para luchar contra la Corte Celestial. Al final, Wukong se vuelve demoníaco.

Wukong decidió renunciar a su condición de Buda porque le molestaba la injusticia que percibía en la Corte Celestial. Cuando la Corte Celestial lo reprimió, se enojó y se volvió desafiante y, a través de una serie de eventos, se convirtió en un demonio.

Hay muchos juegos y películas de animación similares. Me he preguntado cómo influyen estas cosas en los pensamientos de las personas que las juegan y las ven. Es muy aterrador.

Preocupación por la situación de la gente

“Black Myth: Wukong” da al jugador la sensación de que los dioses y los budas no tienen corazón y no pueden distinguir entre el bien y el mal, así que ¿qué sentido tiene ser uno de ellos? Lo mejor es romper todas las reglas y luchar hasta el final. A muchos jóvenes les gusta jugar a este tipo de juegos. Cuando ven que el Rey Mono puede convertirse en un demonio, pueden pensar: “¿Por qué caminar con lo divino? Es más divertido bailar con los demonios”.

¿Qué consecuencias tienen estos videojuegos para los menores y adolescentes? Quedarán envueltos en la oscuridad del poder, haciendo lo que sea para conseguir poder, fama y riqueza, aunque los motivos y medios sean pecaminosos e incluso tengan que enfrentarse a lo demoníaco.

En la sociedad actual, la gente hace hincapié en el individualismo extremo y hace caso omiso de las restricciones morales. Por eso, cuando ven a los dioses y a los budas haciendo cosas según los principios divinos, de manera ordenada y sin dejarse influir por las emociones personales, el demonio dirá que esos dioses y budas están tratando de restringir su libertad y quitarles su alegría. Creer en los dioses y en los budas implica seguir reglas y acatar principios, por lo que la gente se vuelve rebelde y le da la espalda a lo divino.

Esto es precisamente lo que quiere el demonio. Por eso, hoy en día, muchas películas y videojuegos son irrespetuosos con los dioses y los budas.

Tales producciones hacen que inconscientemente las personas duden y nieguen a los dioses, hasta el punto de que ya no tienen fe ni reverencia hacia ellos, perdiendo así la protección de esos dioses y budas.

Los demonios aprovechan cualquier oportunidad para satisfacer los deseos humanos, entre ellos, promover la promiscuidad, el abuso de drogas, la extorsión, el robo y la mentira. Los demonios pueden aprovecharse de la situación para lograr sus objetivos. En esta era, a pocas personas les importa la verdadera creencia en los dioses y los budas, porque los demonios están en el poder y son muy buscados.

Preocupación por el estado de un cultivador

En el videojuego, Wukong se volvió demoníaco, en cierto sentido se parecía a ese cultivador que se dio por vencido a mitad de camino. No pudieron dejar de lado sus deseos y apegos al lucro, el poder y el sentimentalismo, y los pensamientos demoníacos se criaron en sus mentes. Así, se embarcaron en el camino hacia el lado oscuro, un camino que los llevaba a la destrucción.

Shifu dijo en su enseñanza del Fa:

“Como los seres humanos tienen qing, enojarse es qing, alegrarse es qing, amar es qing, odiar es qing, querer hacer algo es qing, no querer hacer algo aún es qing, pensar quién es bueno o quién es malo y tener ganas de hacer algo o no, todos son qing, la gente común vive precisamente por el qing”. (Sexta Lección, Zhuan Falun)

Los seres humanos son humanos por sus emociones. La gente supone que los dioses y los budas son tan sentimentales como los humanos. De hecho, la compasión de la que hablan los dioses y los budas es superior a las emociones humanas. Las emociones humanas incluyen el amor y el odio y suelen ser egoístas, mientras que la compasión lo abarca todo.

Los demonios también viven en un nivel superior al de los humanos y no tienen naturaleza humana. Sin embargo, no hablan de compasión y son pura maldad.

Los dioses y los budas crearon el mundo y a los seres humanos, por lo que establecieron normas morales para guiar a las personas a evitar desvíos y permitirles regresar al camino correcto. Mencio dijo una vez: “Cuando el Cielo está a punto de conferirle una gran responsabilidad al hombre, primero llenará su corazón de sufrimiento y agotará sus músculos y huesos”, para que pueda regresar a su verdadera naturaleza lo antes posible.

Pero ahora está de moda ser anti-Dios y anti-Buda, lo que impide a las personas regresar a su verdadera naturaleza.

La divinidad quiere salvar a toda la humanidad, pero no obligará a la gente a aceptar la salvación. Solo cuando los seres humanos cambien verdaderamente su corazón y abandonen el factor demoníaco, podrá manifestarse el poder divino.