(Minghui.org) Mi esposo falleció de cáncer de hígado en 1994, dejándonos a mí y a nuestro hijo de nueve años. A mi hijo más tarde le diagnosticaron miastenia gravis, una enfermedad neuromuscular. Tenía síntomas como párpados caídos y atrofia de los músculos de la mano derecha, lo que le dificultaba mucho escribir a mano. También cojeaba al caminar. Su maestra no quería que estuviera en su clase. Dijo que tenía un desarrollo intelectual deficiente que afectaría su bonificación al final de cada año, ya que esto se basaba en el éxito de los estudiantes. Una vez, la maestra incluso sacó a mi hijo y tiró su mochila fuera del aula.
La vida era muy dura para nosotros en esa época. Tuve que hacer trabajos ocasionales para llegar a fin de mes mientras cuidaba de mi hijo pequeño. Además, mi salud tampoco era muy buena. Algunas personas me sugirieron que fuera a vivir a un templo, donde mi hijo y yo al menos pudiéramos alimentarnos.
En 1998, por consejo de un amigo, fui a una conferencia de Falun Dafa. Eso fue antes de 1999, cuando el Partido Comunista Chino comenzó la persecución a esta práctica espiritual. Durante la conferencia, mientras los practicantes hacían los ejercicios juntos afuera, comenzó a llover, pero nadie corrió a refugiarse. De repente, vi un enorme Falun (rueda del Fa) de colores que aparecía en el cielo y tiras de pequeños Falun que caían sobre los practicantes. Mi corazón se llenó de una felicidad indescriptible durante todo el día.
Desde entonces, se han producido grandes cambios en mi vida. Mi hijo se recuperó de su enfermedad y yo también recuperé la buena salud y me volví mucho más capaz de lidiar con los problemas de la vida diaria. Alguien me ayudó a conseguir un trabajo y mi hijo también lo consiguió sin problemas. Sabía en mi corazón que era el Sr. Li Hongzhi, fundador y Shifu de Falun Dafa, quien amablemente hizo posible todo esto.
Ahora, tanto mi hijo como yo seguimos gozando de buena salud y podemos ganarnos la vida con nuestros propios esfuerzos. Nos sentimos muy felices y profundamente agradecidos a Shifu por las bendiciones que Dafa nos ha traído. Hemos vivido muchos acontecimientos milagrosos desde que comencé a practicar Falun Dafa, y me gustaría compartir algunos de ellos con ustedes aquí.
En una ocasión, iba caminando para asistir a una conferencia del Fa que se celebraba cerca de mi casa. Mi hijo me acompañaba en una bicicleta pequeña. De repente, un ciclista en una bicicleta mucho más grande chocó contra mi hijo y le tiró al suelo.
Le dije al hombre que mi hijo estaba bien, y mi hijo también dijo que estaba bien. Pero los transeúntes dijeron que no estaba bien dejar ir al hombre y que deberíamos pedirle una compensación. Les dije que estaríamos bien y animé al hombre a que siguiera su camino. En efecto, mi hijo resultó estar bien, sin lesiones a causa del accidente.
Alrededor de las 9 p.m. una noche, llovía a cántaros. Iba caminando por la calle con mi paraguas cuando de repente un taxi se me vino encima. Caí al suelo y no podía mover las piernas. El taxista vino rápidamente a ayudarme y no dejaba de frotarme las rodillas y las piernas, y me preguntó si estaba bien. Le dije que sí, recordando que era practicante de Falun Dafa y que debía ser considerada con los demás.
Una vez más, Shifu me protegió de sufrir heridas graves y pude volver a casa andando. Cuando llegué a casa, tenía las dos rodillas hinchadas y de un morado oscuro, pero no sentía ningún dolor. Un par de días después, las dos rodillas habían vuelto a la normalidad.
En otra ocasión, iba en bicicleta a mi trabajo a tiempo parcial cuando un hombre en una bicicleta eléctrica con un pasajero en la parte trasera me atropelló. Mi bicicleta se dañó y una de las ruedas se pinchó. Les dije que estaba bien y que podían irse. Más tarde, gasté 20 yuanes para que me cambiaran la rueda dañada.
Un día lluvioso, mientras iba en bicicleta, un hombre en una bicicleta eléctrica chocó contra mí y me arrastró a mí y a mi bicicleta casi tres metros antes de acelerar y alejarse. Cuando me levanté del suelo, noté una gran herida sangrante en mi tobillo que estaba cubierta de grava del camino. Sentí algo de dolor mientras lavaba la herida con agua de lluvia. Continué con mi trabajo y las tareas domésticas como de costumbre, y dos días después, mi herida se curó milagrosamente. Supe que Shifu me había ayudado una vez más, de lo contrario, las consecuencias de la lesión podrían haber sido desastrosas.
No hay palabras suficientes para expresar mi profunda gratitud a Shifu. Haré las tres cosas que se les pide a los practicantes de Falun Dafa que hagan aún mejor y seré digna de la salvación compasiva de Shifu.