(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en septiembre de 2004. Desde entonces, mi familia y yo hemos estado rodeados de las bendiciones de Dafa y de la misericordia de Shifu. Al recordar los numerosos milagros que han ocurrido durante este tiempo, lágrimas de gratitud cubren mi rostro. Además de mis grandes mejoras en salud y carácter, mi familia y amigos también experimentaron el extraordinario poder de Dafa, porque recitaron sinceramente «Falun Dafa es bueno».
Afligida por muchas enfermedades
Solía padecer muchas enfermedades. Mi menstruación cesó por completo a los 37 años, después de tomar medicina china destinada a regular el ciclo menstrual. El flujo sanguíneo a los músculos del corazón era insuficiente, tenía cálculos renales y en los conductos biliares, y disautonomía (un trastorno del sistema nervioso que afecta al sistema nervioso autónomo).
Estaba delgada y débil, y mi voz era ronca. Tenía una tez enfermiza con manchas marrones por toda la cara. Parecía que siempre estaba resfriada durante los meses de invierno. Incluso una breve exposición al viento me dejaba las piernas tan doloridas que no podía dar grandes pasos al caminar. Incluso me costaba darme la vuelta en la cama por la noche. Tomaba medicación prácticamente todo el año.
Para muchos, yo era una profesora de secundaria muy aclamada. Me concedían distinciones y me había ganado una gran reputación en mi campo. Sin embargo, me atormentaban las numerosas enfermedades y sufría dolores crónicos que me deprimían el ánimo y me impedían disfrutar plenamente de la vida. Sólo en 2004 me llevaron dos veces a urgencias. Aunque recibí un premio y un reconocimiento a nivel provincial el Día del Maestro de ese año, no podía sentirme feliz. Me sentía física y mentalmente agotada. Era como si mi vida estuviera a punto de acabar.
La práctica de Falun Dafa
Antes de que comenzara la persecución nacional contra Falun Dafa (también conocido como Falun Gong), algunos compañeros de trabajo me sugirieron que empezara a practicar Falun Dafa. Al estar adoctrinada por la ideología atea propagada por el Partido Comunista Chino (PCCh), no me molesté en considerarlo, ni le di importancia.
Entonces, el régimen comunista inició la persecución a Falun Gong en julio de 1999. Las imágenes de la autoinmolación en la plaza de Tiananmén se emitieron repetidamente por televisión como parte de la campaña de propaganda del régimen para incitar al odio contra Falun Gong.
Los administradores de mi escuela organizaron una excursión obligatoria a la exposición de la «autoinmolación de Tiananmen» en el Departamento de Propaganda del condado. Me creí completamente la narrativa del partido, que calumniaba y desprestigiaba a Falun Dafa, y adquirí profundos prejuicios contra la práctica. Incluso hice comentarios despectivos, de los que ahora me arrepiento.
En 2004, me llevaron dos veces a urgencias y me hospitalizaron. Una compañera de trabajo me visitó y me dijo: «Mira lo rápido que se está deteriorando tu salud. ¿Qué tal si pruebas Falun Gong? Hace maravillas para curar enfermedades y mantenerse en forma». Me dio algunos ejemplos de personas que ambas conocíamos que se habían recuperado de enfermedades graves. Tal vez porque no veía ninguna otra opción en ese momento, me mostré receptiva a la idea de empezar a practicar Falun Gong.
Después de conocer lo que realmente es Dafa, me entusiasmé y exclamé: «¡¿No es esto sobre Buda?! ¡Esto es sobre Buda!». Esa noche, soñé con un grupo de personas meditando en círculo. Un hombre, que parecía flotar en el aire, se acercó a mí. Me preguntó: «¿Quieres aprender? Si es así, puedo enseñarte». Detrás de este hombre estaba la compañera de trabajo que me presentó a Falun Gong. Un resplandor amarillo y rojo irradiaba desde lo alto de su cabeza.
Han pasado 15 años desde que tuve ese sueño, pero cada detalle sigue tan claro y vívido en mi mente, como si hubiera ocurrido ayer. Al día siguiente le conté el sueño a mi compañera de trabajo. Abrió un libro y, señalando una foto de Shifu vestido de traje, me preguntó si era él. Moví la cabeza para decir que no. Me enseñó otra foto de Shifu con una túnica amarilla de monje budista. Volví a negar con la cabeza. Luego me enseñó una foto en blanco y negro del Shifu enseñando los ejercicios de Dafa a los alumnos. Asentí y dije: «Sí. ¡Es él!».
Nunca antes había visto una foto del Shifu. La compañera de trabajo se alegró mucho por mí y dijo: «Tienes una gran relación predestinada con el Fa. Este es nuestro Shifu. Deberías empezar a practicar ahora mismo». Ella me dio dos cintas de casete de las enseñanzas del Fa del Shifu. Sin embargo, cada vez que intentaba escucharlas, me quedaba dormida. Las cintas no me iban a servir, así que le pregunté si había algún libro que pudiera leer.
Mi familia se aterrorizó cuando me vio leyendo un libro de Falun Gong. Mi marido preguntó: «¿Quién ha traído este libro a casa? No lo leas. Fíjate en esos practicantes de Falun Gong que se convirtieron en psicópatas. Incluso fueron a la [plaza] de Tiananmén e intentaron quemarse a lo bonzo».
Mi hijo añadió: «Madre, ¿no has visto en la televisión que esos practicantes se abren el estómago para buscar un Falun (rueda de la ley)?». Mi hija estuvo a punto de llorar, pensando que me convertiría en una loca.
En realidad, fue bastante cómica su reacción. Les dije: «Ni siquiera estoy segura de si voy a practicar. Sólo quiero leer el libro. ¿Por qué están todos tan asustados?». Pero en cuanto pasé a la primera página de Zhuan Falun, el texto principal de Falun Dafa, y empecé a leer, me quedé completamente absorta.
El libro revela misterios de la historia, la ciencia, el mundo humano y el sentido de la vida. ¿Cuál es el secreto de las reliquias prehistóricas? ¿Existen otras dimensiones? ¿Dónde se originó el ser humano? ¿Qué nos depara el futuro? ¿Por qué enferma la gente? Shifu explicó todo esto en sus conferencias. Los profundos principios del Fa y las verdades del universo fueron explicados en un lenguaje sencillo y fácil de seguir. Leí el libro con avidez. Cuanto más leía, más se transformaba mi pensamiento y más me convencía de la preciosidad de Dafa.
Renacimiento
A medida que mis pensamientos se elevaban, empecé a notar cambios en mi cuerpo. Cambios tan increíbles que eliminaron por completo las creencias ateas que el régimen comunista me había inculcado durante más de 40 años. Experimenté de primera mano el extraordinario poder de Falun Dafa y me convencí de que Dafa es el Fo Fa y de que los seres superiores existen de verdad.
Una tarde de fin de semana, cuando estaba sola en casa, terminé de leer la segunda mitad de Zhuan Falun de una sentada. Cuando guardé el libro y levanté la vista, vi que afuera estaba completamente oscuro. Pensé: «¡Qué extraño! ¿Cómo he podido leer cuando ya estaba tan oscuro?». Antes de darme cuenta, sentí innumerables Falun girando dentro de mí y a mi alrededor. Nunca me había sentido tan bien. Era una sensación increíble, y pensé: «¡Vaya! Esto debe ser lo que Shifu mencionó en el libro de que los Falun rectifican el cuerpo de un practicante».
Un día, mientras hacía el ejercicio de meditación sentada, sentí que una pequeña roca en medio de la parte superior de mi brazo izquierdo explotaba. Los pequeños trozos rodaron por mi brazo como si se deslizaran por un tobogán. Hacía sólo unos días que había aprendido el ejercicio de meditación y, por lo tanto, no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Cuando se lo comenté a la compañera de trabajo, ella tampoco sabía lo que había pasado, pero me aseguró que era algo bueno.
Durante una revisión en la primavera siguiente, una ecografía mostró que el cálculo biliar en mi conducto biliar había desaparecido. Durante muchos años seguidos, los médicos me habían dicho que el cálculo biliar no podía deshacerse ni eliminarse de forma natural. Mi única opción era extirparlo quirúrgicamente. En algunos artículos de la página web de Minghui, me enteré de que un practicante tenía un tumor que resultó ser canceroso. Después de empezar a practicar Falun Dafa, el practicante desarrolló algunos crecimientos anormales en otras partes, pero el tumor canceroso había desaparecido en la siguiente revisión. Gradualmente, los crecimientos también desaparecieron y el practicante está ahora libre de cáncer.
Me di cuenta de que Shifu me había ayudado a deshacerme del cálculo biliar. Me alegré mucho y se lo conté a mi marido. No se lo creyó y me llevó al hospital para hacerme otra ecografía. Efectivamente, el cálculo biliar no se veía por ninguna parte. Ateo empedernido, seguía siendo escéptico y no creía que pudiera ser cierto.
En menos de un mes desde que empecé a cultivar Dafa, las numerosas enfermedades que había padecido durante años habían desaparecido. Mi cutis se volvió sonrosado y sano, y empecé a aumentar de peso. En el trabajo, subía cuatro tramos de escaleras sin parar. Traía voluntariamente agua caliente y fría para la sala de descanso de nuestro grado y llevaba cubos llenos de agua hasta el cuarto piso sin sudar. Cuando salíamos de excursión, ni siquiera los más jóvenes podían seguirme el ritmo.
Mi carácter mejoró
Al recuperar la salud, pude disfrutar mucho más de la vida. Mi relación con mis compañeros de trabajo, mis alumnos y sus familias mejoró. Una alumna mía dijo en su diario que quería llamarme madre. A mis exalumnos les gustaba visitarme y me pedían mi opinión cuando tenían problemas. Un padre me dijo: «Mi hijo quería hacerte una visita. ¿Qué tal si hablas con él? Te escuchará».
La moralidad está decayendo rápidamente en la sociedad actual y la gente antepone los beneficios monetarios a todo lo demás. Ni siquiera los profesores pueden resistirse a estas tendencias decadentes. Ya no es un secreto que los profesores encargan libros de ejercicios para los alumnos y reciben comisiones. Cuanto más venden a sus alumnos, más dinero reciben. Esto es una práctica común en el sistema escolar ahora. Cuando empecé a cultivar Dafa y aprendí el principio de «sin pérdida no hay ganancia», dejé de aceptar comisiones. También trabajo sólo con los libros de trabajo estándar y ya no impongo otros adicionales a mis alumnos.
Quería devolver el dinero extra que mis alumnos ya habían pagado, pero no podía dejar que otros profesores o mis alumnos lo supieran, así que tuve que pensar en formas ingeniosas de devolver el dinero. De lo contrario, traería todo tipo de problemas y conflictos entre mis compañeros de trabajo, los alumnos y sus familias, lo que esencialmente traería dificultades innecesarias a mi trabajo. Hoy en día es difícil ser una buena persona. Aunque nadie sabrá nunca lo que he hecho y las molestias que he tenido que pasar para devolver el dinero, lo he hecho con gusto, sin lamentarme ni quejarme.
Me atengo al principio de Verdad- Benevolencia-Tolerancia y doy lo mejor de mí enseñando a mis alumnos. Mis clases siempre han ido bien y mis alumnos, en general, obtienen mejores resultados en las asignaturas que enseño.
La cultivación de Dafa también me ha hecho más tolerante y paciente con mi familia. Mi marido y mis hijos están de acuerdo en que mi temperamento ha cambiado para mejor. El viejo refrán dice: «Es más fácil mover ríos y montañas que cambiar la naturaleza de una persona». Sin embargo, a través de la cultivación de Dafa, una persona puede experimentar un renacimiento increíble, desde el cuerpo físico hasta el alma. Un verdadero discípulo de Dafa es aquel que cultiva el corazón y se esfuerza por ser una persona amable y buena.
Mi marido se beneficia con Dafa
Cuando empecé a cultivar Dafa, mi marido estaba asustado por la propaganda negativa del PCCh y se oponía. A medida que fue conociendo la verdad sobre Dafa y fue testigo de primera mano de los increíbles poderes de Dafa que se manifestaban en mí, su actitud cambió. Ahora sabe que Dafa es bueno y apoya mucho mi cultivación. Respeta a Shifu y a Dafa, lo que le ha traído bendiciones. Aunque no practica, se ha beneficiado mucho de la inmensa compasión de Shifu.
Mi esposo llegó a casa de una reunión en la víspera de Año Nuevo de 2018. Nada más sentarse, sintió una opresión en el pecho. Gritó: «¡Me duele! Estoy a punto de explotar. Voy a explotar». Sudaba copiosamente y le pidió a nuestro hijo que lo llevara al hospital. Sujeté a mi marido y le dije que recitara rápidamente: «Falun Dafa es bueno».
Ya había habido algunas ocasiones en las que mi marido se había beneficiado de recitar «Falun Dafa es bueno», así que no lo dudó y empezó a recitar la frase. Vi lo mucho que estaba sufriendo, así que lo llevé hasta el cuadro de Shifu colgado en la pared. Tropezó antes de arrodillarse, haciendo reverencias al Shifu. Luego volvió al salón, se sentó y dijo: «Conduciré yo mismo hasta el hospital». Le pregunté si estaba bien para conducir, y respondió: «Puedo conducir. Ya me encuentro mejor».
Estaba tranquilo mientras lo acompañaba al hospital para ingresarlo en urgencias. El médico comprobó todo lo posible, pero no podía decir qué le pasaba. Aunque para entonces mi marido estaba bien, no quería correr riesgos. Le pregunté al médico: «Sólo son las 10 de la noche. Si vuelve a ocurrir esta noche, ¿qué hacemos? ¿O hay algo que pueda recetarnos para evitar que el problema vuelva a aparecer?».
El médico sacudió la cabeza y dijo: «Para empezar, no sabemos qué lo ha causado. ¿Qué podría recetarle?». Los demás médicos seguían ocupados y nos evitaban. Al cabo de un rato, mi marido suspiró y dijo: «Vámonos a casa».
De camino a casa, le dije: «¡Mira! La ciencia médica moderna es limitada. Las máquinas aparentemente avanzadas no pueden identificar el problema ni su causa. Los médicos ni siquiera han podido darte nada para evitar que vuelva a ocurrir. ¿Qué tal si te limitas a recitar 'Falun Dafa es bueno'?». Aceptó.
La opresión en el pecho de mi marido volvió poco después de llegar a casa, así que recitó «Falun Dafa es bueno, Verdad- Benevolencia- Tolerancia es bueno», una y otra vez hasta que se quedó dormido. A la mañana siguiente, encontró una ampolla del tamaño de un huevo en el muslo izquierdo, llena de líquido amarillo. Utilicé una aguja esterilizada grande para reventarla y drené el líquido. Las gasas que cubrían la ampolla se empaparon rápidamente porque el líquido amarillo seguía rezumando. Aparte de la ampolla, mi marido se encontraba perfectamente. Siguió con su día y pronto se olvidó del asunto.
Unos días después se encontró con un amigo, que se disculpó por no estar disponible cuando mi marido lo llamó el otro día y quiso saber de qué se trataba. Mi marido le contó a su amigo, que es médico, lo de la opresión en el pecho y la ampolla. El amigo le dijo: «Tienes la cara anormalmente amarilla. Puede que tengas el conducto biliar obstruido. Creo que deberías hacértelo ver en el hospital».
Unas horas más tarde, en el hospital, el médico miró los resultados de las pruebas de mi marido y empezó a gritarle: «¿Cómo has podido conducir hasta aquí tú solo? Es muy peligroso. Tus cifras están por las nubes. Llama a tu familia y diles que tienes que quedarte aquí». El médico creía que la sensación de estallido que había experimentado unos días antes se debía a una obstrucción de los conductos biliares.
Mi marido mostró al médico la ampolla reventada y le habló del líquido amarillo que había drenado. El médico se quedó perplejo y preguntó: «¿Crees que eso era bilis? ¿Cómo demonios ha acabado la bilis en tu pierna?». Mi marido y yo nos miramos, pues ambos sabíamos que había sido Shifu quien lo había salvado. El médico decidió que si había una obstrucción de los conductos biliares, lo más probable era que hubiera un cálculo biliar que había que extirpar, y sugirió que buscáramos tratamiento en un hospital más grande.
Los médicos del hospital de la ciudad pensaron primero que era inevitable extirparle toda la vesícula. Con la esperanza de mantener la vesícula intacta, mi marido no paraba de recitar: «Falun Dafa es bueno, Verdad- Benevolencia- Tolerancia es bueno». Y resultó que no necesitó ningún procedimiento invasivo. Con un alambre guía, el médico le empujó el cálculo biliar hacia el intestino delgado y pronto salió de su cuerpo. A continuación se le introdujo un catéter por la fosa nasal para ayudar a drenar los líquidos acumulados.
Llegó el momento de retirar el catéter al cabo de unos días, pero el más mínimo movimiento de la sonda provocaba un dolor insoportable, como si se hubiera enredado con los intestinos. Tras varios intentos fallidos, los médicos decidieron realizar una gastroscopia para encontrar la causa del problema. Sabiendo que este procedimiento podría causar mucho más dolor, mi marido recitó: «Falun Dafa es bueno, Verdad- Benevolencia- Tolerancia es bueno» sin que yo se lo pidiera. Repitió estas frases auspiciosas durante toda la noche.
A la mañana siguiente se despertó hacia las 6 de la mañana. Recitando en silencio «Falun Dafa es bueno», mi marido sujetó el catéter y lo sacó lentamente. Cuando el médico vino a hacer su ronda poco después de las 8 de la mañana, se sorprendió pero se alegró al ver que el catéter ya había sido retirado. El médico le dijo: «Hoy puedes irte a casa».
Nuestros amigos y familiares se benefician con Dafa
Cuando los practicantes de Dafa aclaramos la verdad, siempre decimos a la gente que serán protegidos por seres superiores si recitan sinceramente: «Falun Dafa es bueno.» Quien lo crea y lo haga con un corazón puro recibirá bendiciones.
Mi cuñada me habló de su ardor de estómago y su persistente dolor de estómago. También le habían vuelto a salir hemorroides, y esta vez no tenía la opción de extirpárselas quirúrgicamente. Después de cada evacuación, sangraba en exceso, lo que le preocupaba mucho.
La mandé a un hospital cercano, pero le asustaba tener que someterse a una dolorosa gastroscopia. Le dije: «Aunque no puedas leer los libros de Dafa, siempre puedes recitar “Falun Dafa es bueno, Verdad- Benevolencia- Tolerancia es bueno”. Mientras recites estas palabras con sinceridad y frecuencia, puede hacer maravillas».
Mi cuñada me llamó un mes después, entusiasmada. «¡Funciona de verdad!», me dijo. »No tengo mucho tiempo libre durante el día, pero recitaba esas dos frases que me enseñaste todas las noches. He perdido la cuenta de cuántas veces las he recitado, pero todos mis problemas de salud han desaparecido». Que yo sepa, desde entonces no ha tenido ninguna recaída.
Una sobrina de la familia de mi padre me contó una vez que su hija había sido poseída por un espíritu de bajo nivel y que le aterrorizaba el anochecer. Hacía que sus padres durmieran a cada lado de ella a pesar de ser una adulta madura, e insistía en dejar las luces encendidas toda la noche. Incluso entonces, no quería cerrar los ojos porque estaba demasiado asustada para dormirse. Decía que, en cuanto se quedaba dormida, oía llorar a alguien y, cuando abría los ojos, veía una sombra oscura y aterradora con el pelo largo y despeinado sobre la cama, intentando agarrarla. Con sus vívidas descripciones, incluso sus padres se asustaron.
Lo relacioné inmediatamente con el hecho de que esta sobrina adquiriera la capacidad de curar enfermedades de la nada hace unos años. Los aldeanos de las zonas cercanas acudían a ella cada vez que tenían enfermedades que no podían tratarse en un hospital. Mi sobrina era capaz de ayudarles con sus habilidades. Sospeché que esas habilidades eran las que hacían que el espíritu maligno la persiguiera.
Le di a mi sobrina un amuleto de Dafa para que se lo diera a su hija, y le sugerí que recitaran: «Falun Dafa es bueno, Verdad- Benevolencia - Tolerancia es bueno». Ella aceptó y se llevó el amuleto a casa. Pronto supe que la hija se había recuperado y que toda su familia estaba agradecida a Dafa. Mi sobrina también empezó a practicar Dafa.
La benevolencia y la gracia del Shifu son ilimitadas, y Dafa es lo más extraordinario que han experimentado. Nunca podremos retribuir a Shifu todo lo que ha hecho por nosotros.
Epílogo
Durante más de dos décadas, los practicantes de Dafa en China se arriesgan a ser arrestados, detenidos, encarcelados, torturados o incluso asesinados por aclarar la verdad sobre Dafa. Nuestro único deseo es que más personas en China se den cuenta de que Dafa es bueno, y así eviten el peligro inminente cuando el Cielo elimine al PCCh. Esperamos que más personas puedan transitar con seguridad hacia el nuevo y hermoso futuro.