(Minghui.org) Como médica, mis colegas y yo nos preparamos para nuestras revisiones de fin de año escribiendo: "Atiendo las preocupaciones del paciente y pienso en lo que el paciente quiere". Sin embargo, fue solo después de que empecé a practicar Falun Dafa que pude realmente cumplir con esto. Al aferrarme a los principios de Dafa de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, pude pensar realmente en los demás, y desde su perspectiva, en todo lo que hacía. No era mera palabrería.
Durante más de 20 años, siempre intenté que los pacientes gastaran la menor cantidad de dinero posible para resolver los problemas que más necesitaban solución. A menudo me paraban los familiares de los pacientes en las escaleras o en la consulta para darme dinero o tarjetas regalo. Pero después de empezar a practicar Falun Dafa, no acepté dinero extra de los pacientes. Tampoco receté medicamentos a comisión. Cuando los familiares me dejaban regalos que no tenía oportunidad de rechazar, escribía un mensaje de bendición en un sobre rojo, ponía el dinero dentro y se lo daba al paciente cuando le daban el alta del hospital. Esta es la razón por la que tantos pacientes acuden a mí para recibir tratamiento.
1. Validar Dafa en el trabajo
Desde que el Partido Comunista Chino (PCCh) inició la persecución a Falun Dafa, en el hospital donde yo trabajaba ha habido tres directores generales diferentes. Cuando comenzó la persecución el 20 de julio de 1999, el director general siguió la política de la cúpula de perseguir a los practicantes suspendiéndolos sin sueldo o por otros medios. En 2001 me destinaron a un hospital rural durante tres meses. En aquella época apenas había pacientes. Una enfermera de ese hospital se puso de parto y necesitó una cesárea. Utilicé lo que tenía a mano, encendí una lámpara de alcohol y la operé. Salió bien.
Con el tiempo, el número de pacientes que acudían al hospital rural aumentó y realizamos más operaciones. El director general del hospital rural estaba contento con mi rendimiento e hizo que el departamento de contabilidad me diera 100 yuanes como comisión por cada operación que realizaba. En aquel momento, mi antiguo lugar de trabajo aún no me había pagado lo que me habían retenido de mi sueldo normal. Pero rechacé la oferta y les expliqué que yo practicaba Falun Dafa siguiendo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y que no quería su compensación. Se suponía que mi sueldo atrasado procedía de mi antiguo hospital.
Había dos hospitales en esta zona rural y, fuera cual fuera la hora del día o de la noche, siempre que ocurría algo en cualquiera de ellos, el director general me llevaba personalmente para que me ocupara de ello. Siempre atendía sus peticiones. El personal comentaba que lo que se decía en la televisión sobre los practicantes de Falun Dafa era espantoso, pero [contrariamente a lo que esperaban] yo resulté ser muy buena.
Cuando terminó el mandato de tres meses, el director general del hospital rural pidió a los dirigentes de mi hospital original que me quedara allí para ayudarles. El director general también me pidió que considerara la posibilidad de quedarme. Desgraciadamente, los altos cargos del hospital colaboraron con la Oficina 610 para que me detuvieran y me llevaran a un centro de lavado de cerebro, donde estuve detenida ilegalmente durante dos años.
Cuando salí del centro de lavado de cerebro, el director general de mi hospital original me asignó de nuevo al hospital rural. Para entonces, el hospital rural estaba afiliado al nuestro. Me invitaron a realizar operaciones y todo el personal del hospital me respetaba mucho. El director general me dijo: "No esperaba que fueras tan buena persona. Si dejaras de practicar Falun Dafa, te habría ascendido". Le dije que fue Dafa lo que me transformó en "tan gran persona".
Entonces llegó un nuevo director general. Poco después, aclaré la verdad a la madre de un director, y le hice recitar las frases: "¡Falun Dafa es maravilloso! Verdad-Benevolencia-Tolerancia es maravilloso". Este director se quejó entonces de mí al nuevo director general. En aquel momento, el nuevo director general no sabía quién era yo, así que decidió enviarme de vuelta al hospital rural.
Por aquel entonces, un hospital privado de la ciudad me ofreció un puesto con un sueldo alto, y acepté. Cuando un subdirector se enteró, fue a ver al director general y le dijo llorando: "Ya sea por su capacidad de trabajo o por su carácter, es difícil encontrar un médico así, pero usted hizo que se fuera". El director general pidió al subdirector que me llamara y me pidiera que volviera, prometiéndome el puesto de subdirectora de obstetricia. Entonces volví. Más tarde, la administración se vio influenciada por la Oficina 610, que dijo que mi creencia era una cuestión política y que yo no estaba cualificada para ser dirigente. Así que acabaron por no ascenderme.
Nuestro hospital se hizo cargo de la Maternidad local en 2010. Nombraron a una joven subdirectora como directora de ginecología y me encargaron que la ayudara. Sin embargo, no me dieron un nuevo título ni remuneración. Trabajé con diligencia, no me asustaba el trabajo extenuante ni asumir riesgos adicionales. Como la directora era joven y carecía de experiencia, me llamaban para atender urgencias, independientemente de la hora del día. Tras informar al director general de cómo iban las cosas, hizo que trasladaran de nuevo a la joven médica y me encargó que asistiera al subdirector de la Maternidad.
Más tarde, la Maternidad pasó a depender del Departamento de Obstetricia y Ginecología de nuestro hospital principal. Luego me ascendieron a directora, lo que creo que fue una disposición benévola de Shifu. Después de cinco años en este puesto, seguía llegando temprano al trabajo y volviendo tarde a casa, haciendo horas extras todos los días. Me ocupaba de los casos más difíciles del departamento, así como de los cuidados agudos y el tratamiento de enfermedades graves. También me comunicaba con las familias de los pacientes para resolver conflictos e intentaba no remitir sus quejas al Director General. Cargaba con todas las responsabilidades del departamento.
En una disputa que implicaba una multa, pagué gran parte de ella, para reducir la carga económica y psicológica del personal. La dirección del hospital reconoció enormemente mi labor. Los dirigentes del condado también me buscaron para la maternidad.
En 2014, una parturienta de 28 años sufrió un shock hemorrágico. Estuve tres días con ella en la unidad de cuidados intensivos, la operé dos veces y conseguí salvarle la vida. El director general me elogió en una reunión de todos los mandos intermedios. En la reunión de los jefes de departamento recién nombrados, también me elogió por mi valentía y compromiso y les dijo que aprendieran de mí.
El tercer director general era el anterior subdirector. Siempre le habían impresionado mucho mi carácter y mi profesionalidad. Incluso después de jubilarme como directora, seguía consultándome asuntos relacionados con el desarrollo del departamento. En particular, dijo en la reunión del despacho del director general que nadie podía compararse a mí en cuanto a la calidad de mis cuidados y mi trato con los pacientes.
El director de un departamento importante me dijo una vez: "Dos administradores me pidieron que aprendiera de usted. ¿Cómo lo hace? Ningún director de departamento en todo el hospital, independientemente de su edad, puede hacer lo que usted hace".
Fue Falun Dafa lo que me transformó en una persona sana, tanto física como mentalmente, y me dio un fuerte carácter moral.
El nuevo subdirector estaba a cargo de los asuntos de Falun Dafa en el hospital y tuvo una conversación conmigo sobre mi firme fe. Le dije: "Durante más de dos décadas, Verdad-Benevolencia-Tolerancia han arraigado en mí. Trato a todos los que me rodean y a todo lo que me sucede de acuerdo con estos principios".
Él respondió: "¡Deberías mantener este estado!". Después, cada vez que algún personal ilegal de la Oficina 610 venía al lugar de trabajo exigiendo acosar a los practicantes de Falun Dafa, la dirección trataba de impedir que nos vieran.
2. La gente a mi alrededor también fue bendecida por Dafa
Durante los 20 años que llevo cultivando Dafa, cada vez más personas conocieron la verdad sobre la persecución. Bastantes de ellos también recibieron bendiciones en diversos grados.
2.1 El linfoma maligno de un pariente se curó recitando las dos frases
El tío de mi esposo tenía dolor abdominal e hinchazón. Le diagnosticaron un tumor de cinco centímetros en el abdomen. Otro tío me encontró y me pidió que encontrara un buen médico en nuestro hospital para realizar la operación. Ayudé a encontrar al director de cirugía hepatobiliar y gastrointestinal. Mediante una biopsia de médula ósea, le diagnosticaron un linfoma maligno antes de la operación. Por tanto, ya no podía someterse a cirugía; su única opción era la quimioterapia.
Cuando acompañé al tío a hacerse más pruebas, le aclaré la verdad sobre Dafa. También le dije que recitara sinceramente las frases: "¡Falun Dafa es maravilloso! Verdad, Benevolencia y Tolerancia son maravillosas". Me dijo: "Te creo. Las recitaré. Las recitaré". Comenzó a recitarlas todos los días.
Poco a poco, dejó de tener fiebre, dolor de barriga e hinchazón. Le dijo al médico que se sentía bien y pidió el alta. El médico le dijo que descansara una semana antes de volver para la quimioterapia. Desde entonces, lleva año y medio en casa y nunca regresó para la quimioterapia. Cuando lo llamé para preguntarle si seguía recitando las frases. Me contestó: "Sí, lo hago. Lo hago todos los días. Estoy tan bien que incluso puedo trabajar en el campo".
¡Fue Falun Dafa lo que le salvó la vida!
2.2. Mi padre: "Quiero reverenciar a Shifu"
Aunque mi padre nunca practicó Falun Dafa, realmente creía en él y a menudo escuchaba las conferencias grabadas de Shifu. Además, recitaba las dos frases. Gracias a ello, sobrevivió a varias caídas graves.
Mi padre tenía 97 años en el invierno de 2022. Todos teníamos fiebre entonces, incluido él. Dijo que sentía que iba a morir. Llamó desesperadamente a mi hermana para que lo salvara. Mi hermana le dijo: "No puedo. ¿Te has olvidado? Solo Shifu de Dafa puede salvarte. Recitemos las dos frases". Mientras lo hacía, se durmió. Al día siguiente, su fiebre había desaparecido.
Cuando mi padre tenía 98 años, Shifu publicó el jingwen "Por qué existen los seres humanos". Se lo llevé a él y a otros de la familia para que lo leyeran. Estaba en cama y parecía aturdido. Mientras leía el artículo en voz alta, le pregunté varias veces si lo había entendido. Me dijo que sí. Cuando terminé, exclamó: "¡Es maravilloso! Quiero reverenciar a Shifu". Me pidió que le ayudara a levantarse e hizo tres reverencias a Shifu.
Mi padre falleció a la edad de 99 años. Shifu le había alargado la vida.
3. Nueva vida para la niña que abandonaron
Un pariente de mi vecino dio a luz a una niña por cesárea. Tras nacer, el bebé tuvo graves dificultades respiratorias y fue trasladado a un hospital municipal con un respirador artificial. Los resultados de los exámenes mostraron que sus pulmones no estaban bien desarrollados. La familia renunció a buscar tratamiento porque no podía permitirse los elevados gastos médicos. Tras dejar de respirar durante casi 20 minutos, la niña fue enviada a nuestro hospital. Tras reanimarla, la niña respiraba por sí sola. Pero la familia decidió renunciar a seguir con el tratamiento por miedo a que sufriera parálisis cerebral. La niña se quedó en el hospital al cuidado de su tía, y solo le pusieron oxígeno, sin recibir más tratamiento.
Le pedí a la tía que recitara "¡Falun Dafa es maravilloso!" a la niña. La tía me creyó de verdad y se lo recitó a la niña todos los días. Al séptimo día, la niña no necesitó oxígeno. Al décimo día le dieron el alta. Ahora tiene nueve años. Su coeficiente intelectual es normal y se comporta como una niña normal.
Muchas personas de mi entorno aprendieron la verdad sobre Dafa y recibieron bendiciones. Dafa se extendió por todo el mundo durante más de 30 años, y el benévolo Shifu se dedicó a salvar a los seres conscientes. No hay palabras para expresar mi gratitud a Shifu. Solo cultivándonos diligentemente y salvando a más personas podemos cumplir nuestro voto.