(Minghui.org) Empecé a repartir materiales de aclaración de la verdad en 2001. En aquella época, los suministraban grandes centros de producción de materiales. Me desplazaba en bicicleta a zonas rurales remotas situadas a decenas de kilómetros para distribuirlos, dejando las zonas urbanas y suburbanas para que se ocuparan de ellas los practicantes de más edad. Mi hermano practicante y yo íbamos al anochecer y no volvíamos hasta pasada la medianoche. Cada vez llevábamos una bolsa grande de folletos de aclaración de la verdad y los distribuíamos casa por casa hasta que terminábamos.
Nuestro estado de ánimo era muy puro. No teníamos miedo y sólo pensábamos en ayudar a los seres conscientes a conocer la verdad. Shifu nos dio el poder y la protección más benévolos, y nuestros viajes transcurrieron sin contratiempos. No importaba cuántos materiales recibiéramos del lugar de producción, nos las arreglábamos para distribuirlos rápidamente. Por el camino, también colocamos carteles y notas adhesivas aclaratorias de la verdad.
Al principio, cuando los practicantes del lugar de producción vieron que nos llevábamos grandes cantidades de materiales, supusieron automáticamente que los compartíamos con otros practicantes.
Más tarde, el sitio web de Minghui comunicó que los practicantes debían crear pequeños centros de producción en todas partes. Creamos nuestro propio centro de producción familiar. Aprendí a navegar por Internet, descargar los materiales, hacer DVD, imprimir, encuadernar y hacer folletos, e instalar sistemas operativos. Mi sitio de producción se convirtió en uno completo, que funcionaba de forma independiente.
Pasé de utilizar impresoras de bajo volumen a otras de gran volumen, y de una a varias máquinas de alta velocidad funcionando simultáneamente. En los últimos más de 20 años, no recuerdo cuántas impresoras he utilizado. Cada una de ellas ha impreso más de lo que normalmente podía producir. Tampoco sé cuántos cartuchos de tinta he utilizado.
Los gastos de funcionamiento del centro de producción fueron costeados conjuntamente por los practicantes locales. Pero en cuanto a todos los gastos operativos, incluida la compra de impresoras, cartuchos de tinta, etc., me hacía cargo de ellos por mi cuenta. Normalmente empezaba a producir materiales por la mañana temprano y no comía hasta las 2 o 3 de la tarde. La mayoría de las veces, cuando terminaba de producir los materiales, me encargaba de entregarlos. Esto no sólo garantizaba el funcionamiento seguro del sitio, sino también un suministro continuo de materiales. Durante las dos últimas décadas, hemos estado protegidos por Shifu.
Los materiales que produje también se han suministrado a varios otros practicantes. Me aseguré de reservar dos o tres veces a la semana para entregárselos.
El Partido Comunista Chino (PCCh) sabe desde hace años que algún día caerá. Por miedo, ha intensificado su control y ha vigilado a la gente más de cerca. Especialmente en la ciudad, ha instalado dispositivos de video vigilancia por todas partes. Esto ha causado problemas de seguridad a los practicantes que aclaran la verdad a la gente cara a cara.
Creo que el papel que desempeñan nuestros materiales para aclarar la verdad no puede ser sustituido por ningún otro medio. Después de que la gente haya leído nuestros folletos, sería fácil ayudarles a renunciar al PCCh y a sus afiliaciones con unas pocas palabras. Pero sería bastante difícil ayudar a los que no leyeron los materiales a renunciar al PCCh. Uno tendría que pasar mucho tiempo explicando los hechos.
Somos discípulos de Shifu, los seres más rectos creados por Dafa, y llevamos el honor más grande del universo. Como discípulos de Dafa, ¿cómo podríamos estar limitados por los principios del viejo cosmos y los factores de las dimensiones inferiores del mundo humano? Sabiendo esto, nunca redujimos la cantidad de los materiales producidos por los dos centros de producción apoyados por el grupo de estudio del Fa al que me uní.
Los practicantes a los que suministraba los materiales eran en su mayoría practicantes mayores que vivían lejos. Por diversas razones; como ser el envejecimiento y las tribulaciones por el yeli de enfermedad; la cantidad de materiales que solicitaban disminuía considerablemente, por lo que yo misma distribuía los que sobraban.
Cada vez que salía, llevaba conmigo entre 60 y 70 folletos y me dirigía al interior de las zonas residenciales para repartirlos, o los colocaba en bicicletas o coches. Con el cierre por pandemia, casi todas las zonas residenciales de la ciudad tenían controles de acceso instalados en sus puertas, al igual que los edificios de departamentos de la zona. Algunos de los edificios altos tenían una vigilancia aún más estricta y exigían el acceso con tarjeta.
También tenían trabajadores de mantenimiento que limpiaban los edificios y a menudo retiraban los materiales. Así que me vi obligada a cambiar mi enfoque y los distribuí por las calles, dejándolos en las cestas de las bicicletas de los estudiantes frente a los colegios y en coches y bicicletas frente a los hoteles.
La mayoría de las veces, los distribuía a primera hora de la tarde, justo antes de que los alumnos terminaran la escuela y la gente saliera de trabajar, para que los folletos se los llevaran pronto a casa y los leyeran, y no se los llevaran los basureros o esos malos agentes que no querían que aclaráramos la verdad a la gente.
Cuando formaba equipo con otro practicante, solía ser a las 8 de la tarde en zonas muy transitadas, como delante de hoteles o en centros comerciales. La mayoría de las bicicletas y vehículos estaban aparcados temporalmente, por lo que se marchaban rápidamente y no se perdía material. A veces revisábamos los folletos un rato después de ponerlos, y ocasionalmente algunos quedaban abandonados. Pero la mayoría eran recogidos por los conductores.
El estudio del Fa era un requisito previo para que pudiéramos distribuir los materiales de la verdad a gran escala. En nuestro grupo de estudio del Fa, la mayoría de nosotros recitaba el Fa, y teníamos en mente los principios del Fa. Todos los días, limpiábamos nuestros malos pensamientos, rectificábamos nuestras acciones y fortalecíamos nuestros pensamientos rectos.
Cuando distribuíamos los materiales, ya fuera en zonas residenciales o en la calle, nos enfrentábamos al problema de las cámaras de vigilancia. Esto se convirtió en una prueba de cultivación y una prueba de mi fe en Shifu y en el Fa.
Hace unos años, cuando el PCCh instaló por primera vez dispositivos de vigilancia, no pensé que tuvieran nada que ver con mis esfuerzos de esclarecimiento de la verdad, y me quedé muy tranquilo. Pero más tarde se informó en el sitio web de Minghui de que algunos practicantes habían sido grabados por cámaras de vigilancia y acabaron siendo perseguidos. Nuestro grupo local no dejaba de recordarme que debía prestar atención a la seguridad. A medida que me iba encontrando con más artículos de divulgación sobre este tema, desarrollaba algunos pensamientos negativos y me preocupaban las cámaras.
Pero no permití que esos pensamientos se apoderaran de mí, y miré hacia dentro, utilizando el Fa para evaluar las cosas, y supe que eran interferencias y una prueba. Envié pensamientos rectos para eliminarla. Sin embargo, no lo hice con eficacia, y el miedo volvió poco a poco.
Comprendí que ese estado mental no era correcto, así que seguí enviando pensamientos rectos para limpiarlo y disiparlo. Pero esto era lo mismo que reconocer las disposiciones y la persecución de las viejas fuerzas, en lugar de ir contra ellas, lo que creaba obstáculos innecesarios en mi cultivación.
Shifu dijo:
“Las viejas fuerzas no se atreven a oponerse a nuestro esclarecimiento de la verdad o a que salvemos a seres conscientes. La clave es no dejarles que se aprovechen de las lagunas en su estado mental cuando hacen cosas” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Boston, 2002, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. II)
Entendí por el Fa que salvar a los seres conscientes es lo más recto del universo, y que ningún ser debe interferir con nosotros ni ponernos a prueba, pues quien lo haga está cometiendo un pecado. Ahora, cada vez que salgo a distribuir materiales, envío pensamientos rectos a lo largo del camino para eliminar el miedo y desmantelar todo factor maligno que interfiera con los seres conscientes que están predestinados a ser salvados.
Aun así, a veces no me siento segura cuando termino de distribuir los materiales. Al ver cámaras por todas partes en la calle, tengo miedo de que me hayan grabado. Pero sé que este pensamiento no es mío, y a menudo recito repetidamente el poema de Shifu:
“Si tienes miedo, te capturan
Al rectificar los pensamientos, los perversos se derrumban
Cultivadores, conteniendo el Fa
Enviando pensamientos rectos, fantasmas podridos han de explotar
Dioses en el mundo, validen el Fa”.
(Por qué temer, Hong Yin II)
Con eso, mi miedo finalmente disminuye.
Llegué a comprender que Shifu nos pide que mejoremos gradualmente para llegar a ser desinteresados, hasta que finalmente alcancemos el estándar para ser verdaderos discípulos de Dafa. Durante nuestro proceso de cultivación, en cada prueba y tribulación, lo que cultivamos es nuestra fe en Shifu y en Dafa.
La cámara que estaba delante de mi casa acabó siendo desmontada. En el distrito donde vivo, las cámaras instaladas por el Buró de Administración también fueron desmontadas. Además, las lucecitas rojas de la mayoría de las cámaras de las calles estaban apagadas. Fue Shifu quien eliminó estos factores malignos, allanándonos el camino para salvar a los seres conscientes. Todo lo que tenemos que hacer es seguir lo que dice Shifu para hacer nuestra parte.
Para tener una mentalidad incesantemente pura para salvar a los seres conscientes, hay que estudiar el Fa y cultivarse bien. Comprendo que todavía hay una brecha bastante grande en cómo me he desempeñado en mi cultivación en comparación con los estándares para un verdadero cultivador. Trabajaré diligentemente en adelante, para honrar la gracia salvadora de Shifu y seguir a Shifu para regresar a casa.