(Minghui.org) En 2015 envié una denuncia penal contra el antiguo líder del Partido Comunista Chino (PCCh) Jiang Zemin, por haber iniciado la persecución contra Falun Dafa. Antes de escribir la carta de denuncia, le pregunté a mi hija, una joven practicante, qué pensaba al respecto. Me respondió: «Madre, yo te apoyo». En ese momento, tuve un pensamiento: Si la policía llamara hoy a mi puerta, demandaría igualmente a Jiang y pediría que se restituyera la inocencia de Shifu.
Seis agentes de policía acudieron a mi casa después de que presentara la denuncia penal. Sucedió cuando yo asistía a una reunión de padres y profesores en el colegio de mi hija, y mi hija era la única que estaba en casa. Los policías le exigieron que abriera la puerta, pero ella se negó. Cuando mi marido volvió a casa y abrió la puerta, la policía quiso registrar el lugar. Mi marido discutió con ellos y lo tiraron al suelo. La policía no encontró nada y, al final, se llevó una guía telefónica municipal y se marcharon. Cuando mi hija me llamó y me dijo que la policía había estado en nuestra casa, después de la reunión de padres y profesores no volví a casa.
Me quedé en casa de un practicante durante un mes. Este practicante había sido condenado ilegalmente y estaba encarcelado en ese momento. Su esposa, que tenía un fuerte sentido de la justicia, apoyaba mucho a Falun Dafa. Temía causarle problemas y quería marcharme, pero ella insistió en que me quedara, así que me quedé.
Otra practicante se enteró de mi situación y vino a estudiar el Fa y a enviar pensamientos rectos conmigo. Antes de que ella llegara, tuve un sueño en el que aparecía el número treinta y nueve. La escuela de mi hija tenía el «treinta y nueve» en su nombre, y me pregunté si le habría ocurrido algo a mi hija. Inmediatamente, los factores sentimentales llenaron mi mente, con preocupaciones, miedos y pensamientos sobre mi hija que surgieron todos a la vez. Me sentía tan sofocada que no podía levantar la cabeza de la cama.
Cuando llegó la practicante, me recordó que recitara las enseñanzas de Shifu:
“Si eres verdaderamente un cultivador, nuestro Falun te protege. Mis raíces están todas atadas al universo, y quien pueda tocarte a ti, entonces puede tocarme a mí; hablando claramente, él ya puede tocar a este universo” (Primera Lección, Zhuan Falun).
Me di cuenta de que este párrafo del Fa estaba en la página 39 de la versión china de Zhuan Falun. Desde aquel día, seguí recitando el Fa, día y noche, e incluso recitaba mientras dormía. Poco a poco, mis pensamientos rectos se hicieron más fuertes. Estudié el Fa, hice los ejercicios y miré hacia adentro.
Mirar hacia dentro es crucial. Shifu vio que tenía esta intención de mirar hacia dentro, y me ayudó a recordar el pensamiento que tenía antes de demandar a Jiang, que era: «Si la policía llamara a mi puerta, seguiría demandando a Jiang». De hecho, detrás de esta afirmación estaba mi deseo egoísta de probarme a mí misma y mis intereses personales, sin ver las cosas desde la perspectiva de salvar a los seres conscientes y validar el Fa.
Sin embargo, sentí que aún no había encontrado la verdadera raíz, así que le dije a Shifu: «Shifu, parece que no he mirado en mi interior a fondo. Por favor, ilumíname». Como resultado, mientras enviaba pensamientos rectos, Shifu reveló una escena: era un pensamiento que tuve cuando mi hija tenía tres meses. Mirando su cara, pensé: «Shifu, no puedo ser perseguida ahora. Mi hija es aún demasiado pequeña. Cuando tenga 15 o 16 años, ya no tendré miedo». Como resultado, cuando mi hija tuvo 16 años, se produjo la persecución por demandar a Jiang. De repente, comprendí que el problema radicaba aquí: Los practicantes de Dafa no pueden tener casualmente pensamientos impropios; cualquier pensamiento debe ser recto. Mi pensamiento impropio en aquel momento provocó esta tribulación años más tarde.
Después de vagar sin hogar durante un mes, bajo la protección de Shifu, regresé a casa de mi madre. Tras otro mes de adaptación, volví a mi propia casa. Desde entonces, ya no nos acosa la policía, y los factores malignos se desintegraron.