(Minghui.org) Me gustaría compartir algunos incidentes ocurridos en el Campo de Trabajos Forzados de Qiqihar alrededor del año 2000 y cómo contrarrestamos la persecución, validamos el Fa y salvamos a seres conscientes.
Dafa detiene al mal
Cerca de 1000 practicantes de Falun Dafa fueron detenidos en este campo de trabajos forzados entre finales de 1999 y el año 2001. La mayoría de nosotros estuvimos encarcelados durante un año y nos pusieron en dos brigadas diferentes. A mí me detuvieron en la segunda brigada. El ambiente era duro, ya que el campo de trabajos forzados se estaba expandiendo rápidamente. Los practicantes que no habían sido transformados eran recluidos en pequeñas celdas, que solían ser gallineros. Si practicábamos los ejercicios de Falun Gong, nos esposaban al suelo. Nos daban de comer bollos mohosos al vapor con una sopa aguada de hojas de verdura.
En octubre hacía mucho frío en la provincia de Heilongjiang. La mayoría de los practicantes tenían que ducharse al aire libre con agua fría. Se nos congelaba el pelo después de lavarlo. No teníamos que hacer ningún trabajo porque estábamos en celdas pequeñas. Aprovechábamos el tiempo para recitar el Fa. El campo de trabajos forzados perseguía brutalmente a los practicantes. Cuando recitábamos mucho el Fa todos los días, se reforzaban nuestros pensamientos rectos y el campo de trabajos forzados no podía hacernos nada.
Un día nos reunieron a todos los practicantes de las celdas pequeñas (más de 20) en un comedor más espacioso. Hong, el subdirector encargado de transformar a los practicantes, dirigió a un grupo de guardias para que nos rodearan amenazadoramente. Leían artículos que calumniaban a Falun Dafa. Hablamos con ellos y les pedimos que pararan. No nos hicieron caso. Para evitar que calumniaran a Dafa, el practicante Chen (alias) dijo en voz alta: «Recitad “Lunyu”». Más de 20 practicantes recitaron Lunyu en voz alta al unísono, lo que conmocionó a todo el campo.
Los guardias no pudieron soportarlo, propinaron descargas eléctricas en la boca a los practicantes que estaban en primera fila. Seguimos recitando y no nos movimos, aunque las porras eléctricas crepitaban y echaban chispas. Los guardias intentaron sacar a Chen y a otros practicantes. Los practicantes los custodiaban y no les dejaban salir. La situación se volvió confusa pero no cedimos. Finalmente, Hong dijo: «Dejadles recitar». Continuamos recitando Lunyu en voz alta. Nuestras voces resonaban por encima del campo. Los guardias tuvieron que escucharnos y fracasaron en sus esfuerzos por detenernos gracias al poder de Falun Dafa.
Todos son buenas personas
En noviembre de 2000 se terminó un nuevo edificio. Nos mudamos allí. Aihua (alias) era una reclusa criminal. Su cama estaba al lado de una practicante llamada Ling (alias). Ling recitaba el Fa todas las noches. Aihua escuchaba y poco a poco empezó tener admiración por Dafa. Trataba a los practicantes con amabilidad. Algunos reclusos podían recitar poemas de Hong Yin y tenían admiración por Dafa. Cuando el campo de trabajos forzados exigía a los presos que persiguieran a los practicantes y que buscaran si teníamos artículos de Shifu, estos presos no participaban.
Un día, Wang, la jefe de la brigada, llamó a los practicantes uno por uno para registrarnos y ver si llevábamos encima algún artículo de Shifu. Nos negamos a cooperar. La tensión era enorme y nadie cedía. De repente, Aihua se paró delante de Wang, se abrió la camisa, sonrió y dijo: «¡Regístrame, por favor! Por favor, regístrame». Wang vio que nadie iba a cooperar con ella, así que empujó a Aihua y se marchó.
Más tarde Aihua fue trasladada a otra celda. El día que salió del campo, llevó a sus familiares ante nuestra ventana. Llamó a Ling a gritos. Nos despedimos de ella a través de la ventana. Gritó: «¡Por favor, cuidaos!». Lloró y dijo a sus familiares que éramos buenas personas. Se quedó de pie frente a la ventana, reacia a marcharse. Sus familiares tuvieron que llevársela.
Dejan de buscar artículos
Al principio del año 2001, algunos practicantes que debían haber sido puestos en libertad fueron detenidos más allá de sus condenas. Veinte de ellos fueron detenidos en la segunda brigada. Nos dijeron que no nos liberarían si no nos convertíamos. Escribimos cartas o fuimos directamente al director del campo de trabajos forzados para exigir nuestra liberación inmediata. Bai, el director, habló con nosotros muchas veces. Dijo que eran órdenes de arriba y que él no tenía la última palabra. Dijo que transmitiría nuestras demandas a sus superiores y se compadeció de nosotros. Le dijimos que no participara en la persecución y le explicamos lo maravilloso que es Falun Dafa. Intentamos persuadirle de que no buscara y que no destruyera los artículos de Shifu.
El Director Bai tenía su lado sabio. Un día anunció delante de todos los guardias que no buscaran más los artículos de Shifu. Le aplaudimos. Los guardias se sorprendieron. Bai había elegido la rectitud y la conciencia y se había labrado un buen futuro. Durante los siguientes meses, pudimos estudiar, copiar y memorizar el Fa abiertamente.
Una soprano grita «Falun Dafa es bueno» antes de cantar
Una practicante llamada Wei era soprano profesional. Antes del Año Nuevo chino de 2001, Wang, el jefe de la brigada, pidió a Wei que cantara una canción y pidió a otros practicantes que actuaran como coro en las representaciones del Año Nuevo. Lo discutimos y quisimos aprovechar la ocasión para validar el Fa. Acordamos que gritaríamos «Falun Dafa es bueno» antes de cantar. En aquel momento, no teníamos ninguna canción creada por practicantes.
El día de la representación, la sala estaba llena. Los reclusos también acudieron. Estaba previsto que Wang actuara de las primeras, mientras que nuestro coro lo haría mucho más tarde.
Wang subió al escenario, tomó el micrófono y dijo: «Soy practicante de Falun Dafa. Falun Dafa enseña a la gente a ser buena. Somos perseguidos. Por favor, recuerden que 'Falun Dafa es bueno'». La sala se quedó tan silenciosa como si el aire y la respiración de todos se hubieran congelado.
Hong, el director y un grupo de guardias corrieron hacia el escenario. Más de 20 practicantes se pusieron en pie. En ese momento alguien detuvo a Hong y le dijo algo. Los guardias dejaron de correr. Varios guardias se acercaron a los practicantes y les pidieron que se sentaran. Cuando todos estuvimos sentados, sonó la música. Wei cantó una canción titulada «Monte Everest». Su voz era potente y trascendental y todo el mundo aplaudió, los reclusos masculinos lo hicieron con especial entusiasmo. Se nos llenaron los ojos de lágrimas. Estábamos agradecidos a Shifu por su compasión y protección. Somos muy afortunados de estar vivos durante la época en que Falun Dafa se extendía por el mundo.
Nos dijeron que nuestro actuación se cancelaba porque no había tiempo suficiente para que actuáramos. Sabíamos que tenían miedo.
Durante la época más oscura de la persecución, Shifu y Falun Dafa nos protegieron y nos ayudaron a caminar firmemente nuestro camino acerca de validar el Fa. Shifu y Dafa nos ayudaron a romper la oscuridad y a caminar hacia un futuro brillante.