(Minghui.org) El año pasado experimenté un yeli de enfermedad grave y persistente, y me gustaría contarles cómo superé la tribulación.
Tenía 40 años cuando mi marido murió de un ataque cardíaco a los 45 años. Mi hija tenía solo 16 años y acababa de empezar la escuela secundaria. Yo dirigía un negocio para mantener a mi familia, pagarle los estudios universitarios y sus gastos para que pudiera estudiar en el extranjero. Después de que se labrara una buena reputación en Canadá, me mudé aquí. Han pasado más de tres años.
Tribulaciones
Mi hija me inscribió en una clase para aprender francés en abril de 2023, dos meses después de que obtuve mi estatus migratorio. La clase comenzó a principios de mayo. Me alegré mucho de conocer a la maestra y a otros once estudiantes de varios países. Me abrazaron y me llamaron por mi nombre. No pude entender lo que decían, pero por sus expresiones, supe que me estaban dando la bienvenida. Les di a cada uno una pequeña flor de loto. A la maestra le gustó la flor y la colgó en su mochila.
Sin embargo, me sentí enojada porque no podía entender lo que decía la maestra. Estaba angustiada y comencé a tener pesadillas. Tenía dificultad para dormir, por lo que estaba cansada y a menudo me quedaba dormida en clase. La maestra estaba preocupada por mí y usó un traductor para poder hablar conmigo. Dijo que sería una pérdida de tiempo si dormía en clase. Estaba ansiosa por aprender, pero no podía mantenerme despierta. Entonces, abandoné las clases pero no le dije a mi hija de antemano.
Entonces empezó la tribulación. Mi hija y su marido querían que asistiera a la clase para que el gobierno nos diera 1.000 dólares al mes. No les gustó que dejara el curso y me miraban con desprecio. A mi nieta pequeña tampoco le gustaba. Me sentía muy estresada.
Las viejas fuerzas aprovecharon esta oportunidad para desmoralizarme. Empecé a tener síntomas de enfermedad. Tenía dificultad para orinar y veía sangre en la orina. Tenía dolor en el bajo vientre. No podía comer y me sentía débil. No podía concentrarme cuando estudiaba el Fa. Por mucho que me esforzara, a menudo me saltaba palabras mientras estudiaba el Fa online con otros practicantes, así que dejé de leer con el grupo. Mi cerebro estaba en blanco y sentía que prefería morir antes que vivir.
Un día, una practicante compañera me preguntó por qué había dejado de estudiar el Fa online. Después de enterarse de mi situación, me explicó que las viejas fuerzas estaban tratando de interferir en mi práctica. Me quedé estupefacta. Sentí que Shifu estaba utilizando a esta practicante para iluminarme.
Me pregunté por qué las viejas fuerzas tenían una excusa para perseguirme. Debía haber algunas brechas en mi cultivación. Me calmé y miré hacia dentro. Descubrí que tenía apegos al resentimiento, a la ostentación, a la comodidad, al deseo de ser feliz y a la pereza.
El apego del resentimiento
Desde que llegué a Canadá, he sido niñera sin cobrar de mi hija. Ella nunca me dio dinero, así que tuve que usar mi escasa pensión de poco más de 1.000 yuanes (138 dólares estadounidenses) al mes para cubrir mis gastos. Hace dos años, fui a Toronto para una conferencia de intercambio de experiencias de cultivación. Pedí prestados 500 dólares canadienses a mi hija. Para salvar las apariencias, mentí a los otros practicantes y les dije que ella me había dado el dinero.
El año pasado viajé con otros tres practicantes para distribuir folletos de Shen Yun en la ciudad de Quebec. Tuvimos que pagar por nuestras comidas. Al día siguiente, después de distribuir los folletos, los demás quisieron cenar antes de que volviéramos a casa en auto. No me quedaba dinero, así que les dije que no tenía hambre. Mientras estaba sentada sola en el auto, empecé a sentir resentimiento hacia mi hija. Lloré y la culpé por no haberme dado ni un centavo. Cuando recordé que le había dado todo mi dinero, más de 100.000 yuanes (13.952 dólares), mi resentimiento se hizo más fuerte y me costó calmarme.
Yo consideraba que los proyectos relacionados con Dafa eran una forma de cultivación, así que solo hacía tareas domésticas livianas. Para tener más tiempo para distribuir volantes de Shen Yun, limpiaba la casa por la noche. A mi yerno no le gustaba que hiciera las tareas domésticas a altas horas de la noche y apagaba las luces cada vez que comenzaba a limpiar. Mi hija también me acusó de ser egoísta.
Más tarde, a través del estudio del Fa, sentí que tal vez tenía muchas deudas con mi hija de mis vidas anteriores y que las estaba pagando en esta vida. Debería agradecerle en lugar de resentirme con ella. Después de darme cuenta de esto, poco a poco me fui sintiendo mejor.
Apego a la ostentación
Un día me preguntaron dónde había comprado mi ropa bonita. Dije que era de mi hija, pero que ahora le quedaba pequeña. La persona insinuó que tenía una buena figura. Se trataba de un apego a la ostentación. Aunque me di cuenta de este defecto, di la misma respuesta cuando otra persona me hizo la misma pregunta. ¡Qué difícil fue librarse de este apego!
Me alegré cuando reuní más firmas que los demás practicantes para la petición de poner fin a la persecución. Me defendí cuando me sugirieron la forma correcta de repartir folletos. Cuando la mayoría de los folletos que repartí fueron tirados a la basura, pensé que no era la única persona y que mis compañeros practicantes debían estar envidiosos de mi “logro”.
De repente me di cuenta de que estaba equivocada. Shifu es quien salva a la gente y yo, como discípula, solo hago recados y difundo el Fa. No debería atribuirme méritos a las cosas que hice.
El año pasado, asistí a una conferencia de intercambio de experiencias sobre el proyecto de distribución de información sobre Shen Yun. Compartí mis experiencias, pero no muchos detalles; solo escribí un resumen. Cuando el coordinador me pidió un borrador, dije que no tenía. Incluso pregunté por qué no podía simplemente enviar un resumen. Al mirar atrás ahora, me siento avergonzada de mi comportamiento.
Pensamientos y acciones rectas
Los cultivadores deben mirar hacia dentro para descubrir sus apegos. Después de identificarlos, debemos enviar pensamientos rectos para negar todo lo que han dispuesto las viejas fuerzas.
Me costaba mucho conciliar el sueño por la noche. Cuando dormía, a menudo soñaba con parientes y compañeros de clase fallecidos. Una vez, soñé que estaba vendiendo productos al costado del camino. Dos hombres vestidos de negro se me acercaron. Me preguntaron si tenía un lecho de muerte para niños. Supe que se trataba de una interferencia demoníaca que se originaba en mi mente. Cuando dije enfáticamente "No", me miraron y se fueron. Después de despertarme, me pregunté qué debería aprender de este sueño. Debía negar las viejas fuerzas. Debía dejar ir el apego a la vida y la muerte. Decidí no decirle a mi hija que no me sentía bien. Continué participando en las actividades de Dafa y limpiando la casa como de costumbre.
Un día, mi yerno me preguntó por qué no había barrido el jardín. Le dije que lo había hecho hace dos días. Luego me preguntó si iba a querer comer mañana porque ya que hoy había comido. Le prometí que lo haría aunque me sentía muy débil. Mi hija también se quejó de que no había hecho las tareas del hogar. Antes, nunca me habría dicho eso. Eran las viejas fuerzas las que querían mantenerme en cama.
En medio de yeli enfermedad grave y conflictos familiares, acepté un trabajo haciendo dumplings en un restaurante. El restaurante estaba ubicado en Chinatown, lejos de la casa de mi hija. Era un trabajo duro, de 11 am a 10 pm. Cuando llegaba a casa del trabajo, era casi medianoche.
En realidad, no me consideraba enferma. Durante un desfile en la ciudad de Quebec, recolecte firmas y caminé con el grupo hasta el final sin sentirme enferma. El coordinador me elogió, pero yo sabía que Shifu me estaba animando a través de las palabras del practicante.
En 2023, Shifu publicó dos artículos: “Mantente alejado del mal peligroso” y “El xiulian de Dafa es serio”. Me quedé impactada por lo que dijo el Shifu. Mientras leía repetidamente los artículos, lloré y le pedí disculpas a Shifu. Me di cuenta de que mis apegos habían causado mi yeli de enfermedad. Las viejas fuerzas usaron mi debilidad para atacarme cruelmente. Entonces envié pensamientos rectos desde lo más profundo de mi corazón para eliminar los apegos.
La ilusión de enfermedad causada por el yeli se fue desvaneciendo día a día. Shifu también eliminó para mí las materias malas de otras dimensiones. Con una firme creencia en Shifu y en Dafa, finalmente superé mi yeli de enfermedad y mi salud volvió lentamente a la normalidad. Muchas gracias a nuestro compasivo Shifu.
Después de recuperarme, mi ánimo también mejoró. Me sentía feliz todos los días. Aunque tengo un trabajo difícil, aún mantengo la casa en orden. Mi hija tiene acceso al dinero que gano y puede gastarlo cuando lo necesite. A veces usa mi dinero para comprar comida para la familia.
Mi hija y su marido también han cambiado. Ahora me recogen en la estación de autobuses después de asistir a los estudios grupales del Fa en la Universidad McGill. Todavía no apoyan plenamente mi práctica, porque no ven el poder de Dafa manifestado en mí. Cuando mi cultivación mejore, creo que estarán de acuerdo en que Falun Dafa es bueno.